El cemento es el material por excelencia en la construcción.
Los griegos fueron los primeros en utilizar un conglomerado parecido a lo que tenemos hoy. Pero desde que se industrializó su producción no han sido muchas las innovaciones que se han introducido a este material.
Para tener una idea, en ese mismo tiempo la industria de la electrónica ha revolucionado el mundo. Mientras que el cemento sigue cumpliendo su humilde labor de unir ladrillos y fabricar concreto para erigir paredes, columnas y muros.
Sin embargo, el investigador mexicano José Carlos Rubio Ávalos, de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, quiso buscarle otra función a este conglomerado de rocas y minerales.
"Si lo encontramos disperso en todo el mundo, si lo vemos en una infinidad de edificios, caminos, viviendas y puentes, entonces el cemento seguramente está expuesto a radiaciones solares", fue el razonamiento de Rubio para crear un cemento fosforescente.
El principio de este material fosforescente consiste en absorber la radiación ultravioleta durante el día para luego brillar en la noche.
El problema está en que el cemento es un cuerpo opaco que no permite que pase la luz.
Tras estudiar la composición del cemento Portland, el más usado en el mundo, el equipo de investigadores modificó la estructura microscópica "no para hacerlo transparente o traslúcido, sino para que pudiera absorber los rayos UV".
"Se trataba de permitir la difusión de radiación de luz a través del sílice -presente en el cemento-, que es el mismo material con el que está elaborado el vidrio", le explicó a BBC Mundo.
El experimento dio resultado.
Sólo una capa
Los expertos modificaron las propiedades ópticas de este material para hacerlo fosforescente.
La intensidad y color de la fosforescencia en el cemento varía de acuerdo a la concentración de los aditivos que permiten el paso de más o menos luz.
A diferencia de los plásticos que se utilizan comúnmente para crear materiales fosforescentes, el cemento -por ser inorgánico- tiene un mayor rendimiento y durabilidad.
Esto se debe a que el mismo componente en el plástico que se excita con los rayos y hacen que se produzca la fosforescencia, terminan destruyéndose por la luz.
"Los plásticos están formados por cadenas poliméricas, en forma de espaguetis, que son cortados como cuchillos por los rayos UV. Por eso, si dejas un recipiente de plástico al sol, primero se pone rígido y luego se cristaliza y se rompe", señala Rubio.
Esto no ocurre con el cemento fosforescente, que tiene la misma durabilidad que uno normal.
Este nuevo material es cuatro veces más costoso que un cemento normal, por lo que el experto aclara que lo concibieron como una capa de recubrimiento para fachadas de edificios o para ser utilizado en la señalización de vías y carreteras.