Llega la Navidad y todos se aprestan a elegir un árbol para decorar su salón con motivo de estas fiestas. El agudo frío del invierno ha llegado y las pesadas olas de calor del verano parecen ya muy lejanas en el tiempo. Pero su huella se nota en las plantaciones alemanas de árboles de Navidad.
En el estado federado de Renania del Norte-Westfalia, se han perdido un 30% de las cosechas de este tipo de árboles este año, como un millón de abetos. De acuerdo con Bertram Leder, del departamento forestal de Renania del Norte-Westfalia, hay muchos más en riesgo. "La razón por la que están muriendo los árboles es el complejo efecto de las tormentas, el calor, la sequía, la falta de precipitaciones y las especies de insectos que amenazan a estos árboles”, explicó.
Cuando los árboles están estresados por la sequía, sus mecanismos de defensa naturales fallan. Eso además del daño directo que sufre cualquier planta por la falta de agua. Las plantas toman agua del suelo a partir del proceso conocido como osmosis. Cuando el suelo está seco, tiene que hacer un esfuerzo mucho mayor para extraer el agua. Llevado al extremo, esto hace que los conductos que transportan el agua se rompan y se forme una burbuja de aire que impida a la planta obtener los nutrientes que necesita del suelo.
Las nuevas plantaciones de algunas especies de árboles de Navidad que se instalaron en Renania del Norte-Westfalia han sufrido especialmente, ya que las plantas jóvenes lo tenían especialmente difíciles para extraer agua del suelo.
Pero no eran las únicas.
Ciencia contra el deterioro medioambiental
El cambio climático implica que las sequías se están volviendo más frecuentes e intensas, golpeando a cosechas de todo tipo en todo el mundo. Uno de los problemas que tienen los agricultores es que no pueden ver el daño sufrido por los pequeños capitales que recorren el interior de la planta, por lo que a menudo gastan enormes recursos en especímenes que ya están condenados a una lenta muerte.
"Es muy difícil saber cuándo un árbol va a morir, hasta que muere”, explica Tim Brodibb, profesor de fisiología de las plantas de la Universidad de Tasmania, en Australia. Lo que está intentando con su equipo ahora es tratar de identificar el punto en el que diferentes especies, como el árbol de Navidad, pero también el maíz, mueren.
Saber eso podría ayudar a responder rápidamente en casos de sequía. "Dado que el clima está cambiando rápidamente, es algo que necesitamos con urgencia”, agrega el científico. Eberhard Hennecke, un experto en árboles de Navidad de Renania del Norte-Westfalia, se inclina por adquirir árboles esbeltos con hojas bien verdes y frescas y que hayan alcanzado una altura de entre 1,5 y 2 metros.
A su juicio, dado que por ahora han sido las especies más jóvenes las golpeadas por los fenómenos climáticos extremos, la oferta de árboles de Navidad no se va a ver afectada por ahora, lo cual deberían mantener los precios tal y como están.