Dylan O'Brien jamás olvidará el grave accidente que le ocasionó la filmación de una escena para la película "Maze runner".
En 2016, el actor estadounidense de 29 años cayó desde un auto en movimiento y atropellado por otro vehículo durante la grabación de una secuencia de acción. El hecho le provocó una conmoción cerebral, una factura facial y laceraciones.
Además, el rodaje tuvo que suspenderse a la espera de que su protagonista se recuperara.
Pero más allá del daño físico, O'Brien quedó con duras secuelas psicológicas tras el accidente, de las que quiso hablar en entrevista con Variety.
"Existe un grado de ansiedad en mí que pienso que nunca pasará", expresó el intérprete. "Incluso hasta el día de hoy, si estoy en el set y hago una acrobacia, si estoy en una plataforma, si hay alguna acción en marcha, estoy un poco irritable", añadió.
Una situación que graficó de la siguiente forma: "Cada vez que coloco una plataforma, examino cada pieza de esa plataforma y mucho más".
Al menos, Dylan O'Brien sí pudo sacar algo positivo del asunto: una completa transformación en su visión sobre las relaciones personales.
"Tenía amigos que eran tan queridos para mí que había sentido que los había descuidado durante años", dijo, agregando que "de repente, fue muy importante para mí nutrir esas relaciones y no perderlas".
"Creo que reconfigura y reestructura absolutamente por completo la forma en que ves tu vida y lo que consideras importante", señaló.