Tecnicamente, un schop es aquel vaso de vidrio grueso y con un asa para tomarlo que se emplea en la mayoría de las fuentes de soda chilenas para beber cerveza recién salida de barril. Sin embargo, su extendido uso ha dejado el término como una especie de sinónimo del brevaje de cebada.
Este 17 de octubre se celebra el Día del Schop y varias marcas asociadas al rubro anunciaron descuentos, pero en T13 queremos aprovechar la ocasión para enseñarte a servir una buena cerveza, ya sea de barril, lata o botella.
Elegir un recipiente adecuado
Cada tipo de cerveza tiene su vaso ideal. Como hoy nuestra atención está enfocada en los schops, te recomendamos una cerveza lager (también conocida como pilsen).
Vaso limpio y fresco
Suena obvio, pero es muy importante que tu vaso esté limpio y se recomienda enjuagarlo con agua fría justo antes de servir. Esto ayudará a que la cerveza se deslice con suavidad y forme correctamente la espuma. Olvídate de los vasos congelados.
SOLO PARA BARRILES: El primer chorro no vale
Si alguna vez te enfrentas a la mágica experiencia de servir directo desde un barril como los de fuente de soda, el primer chorro debes descartarlo para evitar un "golpe de espuma".
El momento clave
En un primer momento, debes procurar que el vaso esté inclinado en 45° respecto al recipiente desde donde proviene y se deslice suavemente hasta llegar a tres cuartos del vaso.
El quiebre de muñeca
Cuando estás casi llegando al borde, debes enderezar suavemente el vaso y verás como mientras sigue cayendo la cerveza se comienza a formar una corona de espuma. Dependiendo del estilo que estés sirviendo la espuma variará y quizá necesites levantar un poco la botella para ayudar a su formación. Cuando sirves desde un barril bastará con liberar el líquido con una presión algo menor.
No rehuyas de una buena corona de espuma, ya que su formación ayuda a que la cerveza no reciba demasiado oxígeno y que su gas se mantenga durante más rato. También es el lugar donde se concentra el aroma de tu cerveza.
Disfruta