El Departamento de Agricultura estadounidense anunció el martes que ya no usará gatos en investigaciones que, según un grupo de monitoreo, involucraban "canibalismo" forzado y resultaron en el sacrificio de más de 3.000 animales desde 1982.
Por más de tres décadas, en un laboratorio en Beltsville, cerca de Washington DC, científicos alimentaron a gatos adultos y cachorros con carne posiblemente contaminada con el parásito toxoplasma gondii, según el White Coat Waste Project (WCW).
Luego, los investigadores testeaban las heces de los gatos para confirmar la presencia de toxoplasma -que solo puede completar ciclos de vida completos en gatos- en la carne. Después de tres semanas, sacrificaban a los animales aunque estuvieran sanos.
Al menos 3.000 gatos fueron usados desde 1982, según la WCW, que reveló la "matanza de los gatitos" en mayo de 2018. El programa no era necesariamente secreto, pero permanecía fuera del radar para el público en general.
"Estamos absolutamente encantados de que los gatitos estén fuera de peligro", dijo Justin Goodman, vicepresidente de WCW, que trabaja para proteger a los miles de gatos y perros utilizados en laboratorios privados y universitarios de todo Estados Unidos.
Otro informe de WCW en marzo reveló que durante una década, hasta 2015, el departamento también compró cientos de gatos y perros fallecidos en China, Vietnam, Etiopía, Colombia y otros países para alimentar a sus gatos y otros animales.
Tras la investigación de WCW en 2018, horrorizados legisladores demócratas y republicanos presentaron proyectos de ley para terminar con esta dinámica, aprobando finalmente la "Ley Kitten".
Bajo esa presión, el departamento de Agricultura aseguró que "el uso de gatos como parte de cualquier protocolo de investigación en cualquier laboratorio ARS (del Servicio de Investigación Agrícola) ha sido descontinuado y no será reincorporado".
Los 14 gatos que quedan serán adoptados por funcionarios del departamento, que señaló que las investigaciones contribuyeron a reducir a la mitad la tasa de personas infectadas con el parásito, peligroso para las mujeres embarazadas y potencialmente mortal.
Cuarenta millones de estadounidenses podrían estar infectados con el parásito sin mostrar síntomas. La mejor manera de evitar la infección es cocinar la carne a fondo y lavarse las manos después de hacer jardinería o limpiar la caja de arena para gatos.