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Cultura

¿Por qué Malta se convirtió en el hospital más grande la Primera Guerra Mundial?

¿Por qué Malta se convirtió en el hospital más grande la Primera Guerra Mundial?
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Llegó a conocerse como “la Enfermera del Mediterráneo", recibió más de 136.000 soldados enfermos o heridos, y en sus hospitales se produjeron innovaciones quirúrgicas.

En 1915 cientos de miles de soldados enfrentados en la Primera Guerra Mundial se encontraban atascados en campos de batalla estáticos, colmados de trincheras, alambre púas y fango.

Para salirse de ese callejón sin salida, que aniquilaba día a día a cientos de hombres, Gran Bretaña y Francia decidieron emprender campañas militares en Galípoli, Turquía, y Salónica, en Grecia.

Ir a la batalla en otros territorios implicaba encontrar nuevos espacios para atender a los heridos, pero los nuevos teatros bélicos trajeron consigo problemas más grandes para los Aliados.

Las condiciones climáticas e higiénicas en ambos frentes de batalla desencadenaron malaria y disentería. Pronto hubo decenas de miles de soldados requiriendo atención urgente y cuidados permanentes. ¿Qué hacer ante esa situación desesperada?

La respuesta fue una pequeña roca en el Mar Mediterráneo.

La enfermera del Mediterráneo

Ubicada a una distancia segura del frente de batalla, Malta se convirtió en una suerte de isla hospital para más de 136.000 soldados. Cuando la Gran Guerra terminó ya era internacionalmente conocida como "la Enfermera del Mediterráneo".

Aunque geográficamente estaba cerca de las batallas de Galípoli y Salónica, Malta se encontraba protegida por miles de kilómetros de mar.

En Galípoli, los Aliados enviaron una fuerza de 70.000 hombres para atacar al Imperio Otomano. Británicos, franceses, australianos y neozelandeses iniciaron un ambicioso asalto a la península turca en un intento por tomar la ciudad de Constantinopla.

Se esperaba que los alemanes distrajeran a las tropas concentradas en el Frente Occidental y las enviaran a apoyar a los turcos, lo cual destrancaría la guerra en Europa.

Las primeras oleadas de pacientes arribaron en Malta en marzo de 1915. Los soldados navegaron durante una semana en barcos hospitales, recorriendo unos 1.367 kilómetros a través del Mediterráneo para ser atendidos en la isla.

Galípoli fue un desastre, y luego de ocho meses de intensos combates, el frente en tierra y en mar fue retirado.

Por su parte, en Salónica las fuerzas británicas y Francesas desembarcaron al norte de la costa de Grecia ese mismo año, con el objetivo de relevar a las fuerzas serbias que se encontraban luchando contra el ejército búlgaro.

El combate se prolongó durante meses y los Aliados fueron obligados a atrincherarse. Pronto los enfermos y heridos comenzaron a ser trasladados a Malta.

No obstante, el papel fundamental de la isla comenzó a perder valor estratégico producto de las innovaciones tecnológicas propias de la guerra.

En abril de 1917, después de que varios barcos hospitales fueron hundidos por submarinos alemanes, los Aliados decidieron que el viaje a Malta era muy peligroso. Muchos hospitales en la isla fueron cerrados, y se decidió utilizar nuevas instalaciones en Grecia.

Pioneros en cirugías del corazón

El 14 de noviembre de 1917 el soldado Robert Hugh Martin recibió como regalo de su cumpleaños número 21 un disparo en el pecho mientras combatía en Salónica.

Evacuado a Malta, le practicaron una de las primeras cirugías de corazón exitosas de la Primera Guerra Mundial.

Cuentan que fue difícil encontrar la bala que se encontraba muy cerca de su corazón. La operación para extraérsela se planeó para el mes siguiente, fecha para cuando el doctor Charles Balance removió el proyectil de un lado del ventrículo derecho.

Para ello se dispuso que al momento de la cirugía Robert tuviese a su lado a un hombre del cual recibiría una transfusión de sangre directa. La operación se desarrolló con normalidad hasta que debió apresurarse debido a que el donante de sangre colapsó.

Visto en perspectiva fue una decisión arriesgada del cirujano, pero resultó ser un procedimiento innovador y de gran éxito.

Desafortunadamente el soldado Martin murió un mes después como consecuencia de una infección, lo cual era muy común en esa era antes de los antibióticos.

Recuperación y descanso

La atención en Malta trascendió las situaciones de emergencia. Las fases de recuperación y reposo eran realizadas con sumo cuidado.

Muchos de los soldados que llegaban sufrían de disentería, fiebre y malaria, y necesitaban atención permanente. Por ello se establecieron hospitales dedicados a los convalecientes.

En mayo de 1915 se establecieron salones de té en Sliema para ofrecer un ambiente de descanso a los enfermos y heridos, donde además pudieran disfrutar de refrigerios.

Los salones de té eran ambientados por una banda de músicos voluntarios que semanalmente ofrecían conciertos.

Estos lugares se hicieron muy populares entre los soldados y durante toda la guerra atendieron a unos 50.000 hombres.

En octubre de ese año un gimnasio en Valletta, la capital de Malta, fue convertido en otro hospital de reposo. Este local incluía una librería, un bar, una mesa de billar y un escenario completamente equipado.

Más de 80.000 soldados visitaron el Valletta.

En paralelo fue construido por la Cruz Roja Australiana el Australian Hall, un espacio que combinaba las amenidades de un centro de recreación y teatro para divertir a los heridos de los ejércitos de Australia y Nueva Zelanda.

En la historia moderna quedará por siempre el nombre de Malta como símbolo de atención médica, siendo recordada como "la enfermera del Mediterráneo".

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