Miguel Littín cuenta cómo se gestó el duro rodaje de 'Allende en su Laberinto'
Miguel Littín estaba tranquilo. Cuando faltaban dos meses para estrenar Allende en su Laberinto, la película que rondó por su cabeza hace más de 40 años -y de la que dice haber escrito millones de guiones-, el director ya creaba la atmósfera para lo que sería su próximo papel cinematográfico”. Sin embargo, le fue difícil ocultar la emoción al hablar sobre este filme basado en las últimas siete horas del ex mandatario que llegó a los cines locales este jueves 26 de marzo.
Nunca se hizo puesta en escena al interior de la Moneda, de los supuestos hechos de su vida. Es la primera vez.
“¿Qué me motivó a hacerla? Estar cerca de un hombre que lideró los sueños de parte de un país que quiso creer que, parte de la sociedad, podía ser diferente. Es la epopeya más importante que me ha tocado vivir. Conociéndola, creyéndola, ¿cómo no la iba a contar?”, comenta a T13.cl
En esta entrevista Littín, habla sobre el proceso de filmación, Daniel Muñoz y el estado del cine actual, entre otros temas.
40 años de guión
Una vez que se decidió a realizarla debió sortear varias trabas. Primero consigo mismo, porque al ser un ex colaborador de Allende no sabía cuál de todas las historias que manejaba sobre él contar. Más, al ser un personaje del que tanto se ha dicho en la historia. Luego vinieron los guiones, los que hizo y deshizo innumerables veces.
México y Argelia fueron sólo dos de las paradas en las que se detuvo a escribir sobre este proyecto. El primero de ellos dice haberlo hecho a finales de 1973, poco tiempo después del Golpe de Estado. “Escribí millones de guiones pero no me gustaron. Quizás porque estaba dentro de determinadas premisas ideológicas de pronta lectura (…) pero no podía esperar mucho más, la vida tiene sus plazos. Es algo que tenía pendiente como ciudadano y cineasta”, comenta.
Cuando el guión estuvo en sus manos vinieron los obstáculos a la hora de filmar. El primero de ellos llegó durante el gobierno pasado, cuando le negaron la autorización para grabar en La Moneda. A raíz de eso, trasladó su set hasta Venezuela, donde permaneció 17 días. Sin embargo, admite que “un set de filmación es la patria en realidad. Mis películas sobre Chile están hechas en México, Venezuela, Cuba, Francia e Italia. El desafío es convertirlo en el lugar que uno desea, como atmósfera física y emocional”.
Las últimas tomas se terminaron de hacer en agosto de 2014, gracias a la autorización de este gobierno para poder filmar dos días en La Moneda.
Ahora en La Moneda, Miguel Littin da instrucciones al actor Daniel Muñoz en filmación de película sobre S. Allende pic.twitter.com/uUVzI6AdK2
— Gobierno de Chile (@GobiernodeChile) agosto 30, 2014
Las últimas 7 horas
La película se centra en las últimas horas de vida de Allende. Las escenas toman desde que “el Presidente entra a La Moneda a las siete de la mañana y es recibido con honores; hasta las dos de la tarde cuando su cadáver sale envuelto en un chamanto boliviano. ¿Qué ocurre en esas horas? Eso es lo que se cuenta”, asevera.
Para Littín no se tratan de las últimas horas de vidas de él, sino las de Chile. “Allí se intentó matar una parte importante de los anhelos de un país que soñó ser una sociedad distinta al que tenemos hoy. Pareciera que Chile derribó a esta sociedad como si fuera la panacea. Como si hubiéramos llegado a la tierra prometida y no. Muchos quieren una sociedad que no esté marcada por el lucro, el mercado, por la representación de políticos. Es la sociedad que re-figuró el imaginario chileno de los sentimientos de un hombre que se llamó Salvador Allende y aparentemente, como en los grandes ciclos históricos, fue sepultado el 11 de septiembre. Pero que ahora ha vuelto a renacer”.
Se intentó matar una parte importante de los anhelos de un país que soñó ser una sociedad distinta al que tenemos hoy.
Para él, contar esto es tan trascendental porque dice amar al pueblo chileno y sentirse profundamente identificado con su historia. No le importan las críticas y admite no haberlas sentido. “Si el cine no sirve para activar la conciencia de la memoria no sirve para nada. Sería un mero instrumento de entretención como las teleseries. A quienes la critican (la película) les contesto que vayan a verla y luego digan lo que ellos quieran”, declara.
Daniel Muñoz como Allende
Aunque hubo un proceso de casting riguroso, especialmente en Venezuela, la historia con Daniel Muñoz como Allende fue diferente. Siempre pensó en él para el personaje. No hubo otros: “Lo llamé a él solamente. Nos pusimos a conversar, hablamos más de un año, hasta tres veces por semana. Tuvimos caminatas largas, nos hicimos amigos, y abordamos el desafío que era para él interpretar Allende y para mí que él lo interpretara. Es un personaje tan vivo y presente en la memoria de los chilenos, tomando en cuenta la gran exposición que ha tenido su imagen en la televisión y en los medios”.
Muñoz cree que lo eligieron para el papel por su parecido con Juan Herrera de Los 80. “Los motivos de por qué yo y no otro actor fueron porque habían visto la serie y pensaban que Allende tenía mucho de Juan Herrera. Vieron que este Allende que ellos querían hacer se parecía a este padre de familia capaz de dar la vida por su gente. Absolutamente consecuente con sus objetivos e incondicional, en eso se parecen bastante”, sentenció el actor en entrevista con t13.cl en agosto del año pasado.
Un Allende no contado en ficción
A pesar de que se han hecho incontables reportajes sobre el mandatario, Littín asegura que su historia personal no ha sido explorada. No al menos en ficción. “Siempre se muestran imágenes de él en documental, todos saben cuáles fueron los hechos, pero no saben cómo ocurrieron esos hechos. Nunca se filmó. Nunca se hizo puesta en escena al interior de La Moneda, de los supuestos hechos de su vida. Esta es la primera vez”, enfatiza.
Tuvimos caminatas largas, nos hicimos amigos, y abordamos el desafío que era para él interpretar Allende y para mí que él lo interpretara.
El adentrarse en su intimidad es una idea que nace tras haber conocido al ex presidente en persona. Allende lo designó como Presidente del Directorio de la Empresa del Estado Chile Films en 1971. En los dos años posteriores, realizó documentales y el largometraje La Tierra Prometida, que sería terminada y estrenada en el exilio.
“Yo lo conocí, fui su colaborador como muchos otros. En algunos medios dicen que soy su amigo. No, fui su colaborador entre muchos otros que estuvieron con él por muchos años. Fui parte de un grupo importante de chilenos que acompañó su empeño por transformar la sociedad chilena y ser presidente. Fue un proyecto utópico lleno de energía, romanticismo, solidaridad y amor hacia los seres humanos. Ese fue el fondo de la gesta de Allende para mí”, reconoce.
El financiamiento y estado del cine actual
Al momento de hablar del financiamiento de la película, Littín prefiere no hablar del tema porque lo considera una pérdida de tiempo: “Me propuse no hablar más de economía en el cine chileno. Nadie quiere entenderlo y comprender que el cine es un alma del país, tan importante como los índices económicos. Chile es un país de fórmulas económicas, de la cual los empresarios ocuparon el papel de héroes. Hoy día ya los héroes no cabalgan en los caballos con banderas libertarias. Hoy están en sus escritorios en los bancos (…) Estamos atrapados en una gran trampa en la cual el arte también lo está. Esa es la realidad de hoy. Sin embargo, hay gente que está luchando por cambiar esta situación. Chile no es una industria cinematográfica. Es una artesanía cinematográfica”.
Allende fue absolutamente consecuente con sus objetivos e incondicional, en eso se parece bastante a Juan Herrera.
Para él, el problema del cine actual radica en que no conecta con el público. “¿Para qué se hacen las cosas? Un promedio de 2.500 personas por película es algo que debe preocuparnos a todos, algo que debe enfrentarse y resolverse. Es un cine exitoso internacionalmente, pero no sustentable emocionalmente. Porque el público no lo está viendo”, destaca.
Una buena idea, a su juicio, sería abrirse a la reciprocidad con otros países, para que se produzcan más de 40 cintas por año como se hace hasta ahora. “Así accederemos a millones de espectadores. En Venezuela un 17% ve las películas de su país. En Chile, un 4%. Hay que abrir espacios públicos, implementar una política de estado. Ahora, sólo existe un esfuerzo de directores aislados que siguen filmando, sumado a que los fondos estatales que son menudos”, concluye.
Allende en su Laberinto es una co-producción entre Chile y Venezuela. Allende es interpretado por Daniel Muñoz, junto a Aline Kuppenhein, Horacio Videla, Juvel Vielma, Roque Valdero y Gustavo Camacho.