"En Lecce, aquí en el sur de Italia, en cualquier lugar que excavas puedes encontrarte con un pedazo de historia".
La frase se la repite varias veces a BBC Mundo Andrea Faggiano, uno de los propietarios del museo Faggiano, que recoge los hallazgos arqueológicos realizados por su familia durante los últimos diez años.
Hallazgos que no resultaron de profundos estudios académicos, sino de un evento más casual y mundano: el arreglo de un baño.
Los dueños se vieron obligados a actuar como fontaneros y empezar a romper pisos y azulejos en su propiedad, ubicada en el centro histórico de Lecce.
Debajo, se encontraron con mucho más que caños rotos: una colección de vasijas, salones y pinturas que datan la época prerromana de la ciudad.
"En estos últimos años hemos sacado más de 5.000 piezas de cerámica que pertenecen a varias etapas históricas. Y todo eso lo sacamos mi padre Luciano y mis hermanos con nuestras propias manos", relató Faggiano.
Y todo comenzó cuando los antiguos inquilinos de la propiedad, donde ahora funciona el museo, comenzaron a quejarse de la humedad de la casa.
Un baño para cambiar
Mi padre era dueño de un restaurante y a la vez tenía una casa arrendada. Pero después de 20 años de vivir allí, "los arrendatarios nos dijeron que la casa tenía muchos problemas de humedad y decidieron marcharse", recordó.
Corría el año 2000. Con el lugar vacío, Luciano pensó que la mejor manera de aprovecharlo era adaptar el espacio y convertirlo en una trattoria, un típico restaurante italiano.
Luciano sabía que era fundamental que el baño funcionara adecuadamente y para eso tenía que resolver un problema con las tuberías que estaban detrás de las paredes del primer piso.
Pero no podía solo, así que pidió la ayuda de la mano de obra más barata que tenía al alcance: sus tres hijos varones, Andrea y sus dos hermanos.
"Apenas comenzamos a romper las paredes de aquella casa nos dimos cuenta que había algo distinto y pronto dejamos de preocuparnos por la tubería, para comenzar a excavar y encontrar más cosas", relató el hombre a BBC Mundo.
Lo que no sabían aún es que esa casa estaba sobre los vestigios que habían dejado allí los mesapios, los habitantes de aquella región italiana unos 500 años antes de que llegaran los romanos a Lecce.
Era un conjunto de lugares que incluían osarios, sitios para esconderse de los enemigos, aljibes, cuartos y despensas, todos adornados con dibujos que fueron hechos hace 2.500 años.
"Fue ahí que papá nos dijo, mientras nos metía con sogas por fosas de 15 metros de profundidad, que no le dijéramos nada a mamá, para no 'ponerla nerviosa'", dijo.
Pero no contaban con que la mamá era que lavaba la ropa sucia de sus hijos, que aquellos años no superaban los 14 años.
Con las propias manos
Pronto se enteraron más personas: primero la "mamma", después algunos vecinos.
Hasta que el rumor de que estaban sacando reliquias históricas entre las tuberías de una casa llegó a los oídos de la municipalidad de Lecce.
"Eso fue en 2001 y sabíamos que era algo importante, pero la municipalidad decidió cerrar la excavación hasta que encontrara a alguien capacitado para hacerlo", recordó Faggiano.
Pero pasó un año y el lugar continuaba cerrado. Luciano, el patriarca, preocupado porque su propiedad no le daba ningún rédito económico, decidió lanzar una propuesta audaz: que ellos mismos se encargarían de la excavación.
"Ellos aceptaron, por supuesto con el control de varios arqueólogos. Estuvimos más de seis años dedicados a eso, a desenterrar objetos de ese lugar, todos los días".
En vez de la trattoria, Luciano pensó que, con semejante registro histórico, la mejor idea era abrir un museo.
En 2008, mientras continuaban los estudios sobre las piezas encontradas, se abrieron las puertas del museo Faggiano.
Giovanni Giangreco, uno de los funcionarios encargados de la supervisión del proceso, le dijo al diario estadounidense New York Times que la casa contiene mucho más que objetos de culturas primitivas.
"La casa Faggiano tiene capas que representan casi todas las eras de la historia de la ciudad, desde los mesapios hasta los romanos, los medievales y los bizantinos", señaló.
Y en el último año la familia Faggiano ha logrado que se completen muchos de los procesos de análisis arqueológico y que que el museo se convierta en uno de los más populares de Lecce.
"Para mí es como un legado que hicimos con nuestras propias manos. Algo que va a quedar para siempre y que nos costó mucho esfuerzo. Y sí, que empezó cuando estábamos arreglando el baño", concluyó Andrea.