El hallazgo dejó estupefacto al arqueólogo estadounidense Geoffrey Braswell.
"Podíamos esperar encontrar algo así en una de las grandes ciudades del imperio maya, pero no aquí", señaló el profesor de antropología de la Universidad de California en San Diego.
La joya a la que se refiere Braswell fue hallada en una localidad llamada Nim Li Punit en el sur de Belice.
Se trata de un colgante de jade de cerca de 18 cm de ancho por 10 de largo, que data aproximadamente del año 800.
La joya fue encontrada en 2015, pero sólo ahora los científicos han comenzado a comprender su significado.
Y es que el objeto maya de jade no sólo es el segundo en tamaño jamás hallado en Belice.
Lo que hace aún más extraordinario a este colgante es que se trata del único conocido inscrito con textos, según Braswell.
En la parte posterior de la joya hay 30 jeroglíficos, que de acuerdo a los científicos, relatan una historia dramática.
"La historia que nos cuenta este colgante es corta, pero importante", dijo el profesor de California.
"Esta joya, literalmente, nos está hablando".
Tumba misteriosa
Nim Li Punit es un pequeño sitio arqueológico en el distrito de Toledo en Belice.
El lugar se encuentra en el borde sureste de la antigua zona maya que abarcaba el sureste de México, así como la mayor parte de Guatemala, Belice, y la parte occidental de Honduras y El Salvador.
Nim Li Punit está a más de 400 km de Chichen Itzá, uno de los principales sitios arqueológicos de la civilización maya, en la península de Yucatán en México.
Braswell, junto dos de sus estudiantes de posgrado, Maya Azarova y Mario Borrero, y personal local, excavaban en 2015 en Nim Li Punit los vestigios de un palacio maya cuando se toparon con una tumba.
Dentro de ella había 25 vasijas, una piedra esculpida en forma de diosa y el colgante de jade. Aparte de un par de dientes, no había restos humanos.
El texto en el colgante aún sigue siendo analizado por Braswell y por Christian Pager, un experto de la Universidad de Bonn en Alemania.
Ambos científicos son autores del estudio publicado sobre el hallazgo en la revista Ancient Mesoamerica, Mesoamérica Antigua, de la Universidad de Cambridge.
T, dios del viento
El colgante tiene una forma de T y en la cara frontal también hay un grabado en forma de T.
Este símbolo equivale al glifo maya "ik", que significa "viento y aliento".
El viento era visto como algo crucial por los mayas, porque de él dependía la llegada de las lluvias anuales vitales para la agricultura y la supervivencia.
Y los reyes maya, regentes divinos responsables del clima, realizaban rituales con incienso de acuerdo a su calendario sagrado.
Las inscripciones en la parte posterior del colgante revelan que fue usado por primera vez para un ritual de ese tipo en el año 672, según Braswell.
Otras esculturas en rocas en Nim Li Punit, del siglo VII, corroboran este uso y muestran a un rey usando un colgante en su pecho en forma de T mientras esparce incienso.
Relato ancestral
En cuanto al resto de los jeroglíficos, la interpretación de Braswell y Prager hasta el momento es la siguiente:
La joya fue creada para el rey Janaab' Ohl K'inich. Además de revelar la fecha del primer uso del colgante en un ritual, los grabados también relatan la línea ancestral del monarca.
Su madre era de la localidad de Cahal Pech, un sitio en el oeste de Belice. Y se sabe por los glifos que el padre del rey murió con 20 años.
Cahal Pech se encuentra a cerca de 100 km del sitio donde fue hallada la joya.
Actualmente el viaje en autobús entre ambos lugares lleva cinco horas. En aquella época habría sido necesario caminar durante días cruzando montañas y selvas. ¿Cómo llegó el colgante a Nim Li Punit?
Tal vez jamás se sepa con exactitud la respuesta.
Pero Braswell cree haber descifrado por qué la joya fue enterrada en una tumba, sin los restos de su dueños, sólo junto a algunos objetos.
Sequía y desesperación
El científico afirma que el colgante no era un adorno. "Tenía magia y un inmenso poder para los maya".
El antropólogo cree que el colgante pudo haber sido enterrado como un tributo al dios del viento.
Los reinos maya en Guatemala y Belice habían comenzado a colapsar cerca del año 800.
"Una teoría reciente es que el cambio climático causó sequías que a su vez llevaron al fracaso de la agricultura y por ende al comienzo del fin de la civilización maya", afirmó Braswell.
"La decisión de rendir homenaje en esta tumba al dios viento para que traiga lluvias da apoyo a esa teoría".
"Y debería servir para alertarnos a todos hoy en día sobre los riesgos del cambio climático".