El periodista Jacobo Zabludovsky murió este jueves en Ciudad de México, a raíz de un derrame cerebral a los 87 años. Y con él se cierra una época del periodismo mexicano, marcada por la figura de este maestro de la locución.
Jacobo Zabludovsky, o simplemente Jacobo para la gente, fue por casi 30 años el rostro que día a día los espectadores sintonizaron en el noticiero de Televisa 24 Horas. Su rostro enmarcado por unas enormes gafas junto a su traje y corbata quedó grabado en la memoria colectiva un país.
Por estos días Zabludosvky conducía el programa de radio De 1 a 3, desde hace 13 años en Radio Centro. De hecho, hace dos semanas estuvo conduciendo su espacio y ahí mismo, en el terreno en que se sentía más a gusto, le vino la descompensación. De ahí se dirigió de inmediato al hospital. Y el resto es historia.
Todo méxico lo escuchó relatar el terremoto de 1985 que azotó a México, en que se mostró visiblemente conmocionado al narrar la destrucción de las calles que recorría todos los días.
Sus primeros pasos en el periodismos los dio en 1944, cuando gestionó a los 16 años su licencia de locutor. Un año después entró a la actual Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Al año siguiente entró de lleno en lo que sería una exitosa carrera periodística. Pero su real despegue se dio en su entrada a Televisa.
Zabludovsky produjo y condujo el primer noticiario informativo de la televisión mexicana, que vio la luz el 7 de septiembre de 1970 y que se mantuvo al aire de forma ininterrumpida hasta enero de 1998. 24 Horas se elevó como el programa con mayor audiencia en México, asegurándole a Zabludovsky su lugar como una de las caras más reconocidas del país.
Por su micrófono desfilaron una serie de figuras icónicas como el actor mexicano Mauricio Garcés, Fidel Castro y Ernesto Che Guevara y Salvador Dalí, entre muchos otros.
En el mundo del periodismo lo conocían por su poderosa narrativa y por ser un conversador muy ameno con sus entrevistados, además de su habilidad de describir perfiles y narrar escenarios.
Un hombre de costumbres
Cada mañana, Zabludovsky se levantaba a las 5 de la madrugada y recibía seis periódicos para comenzar el día.
Quizás fue esa disciplina la que le valió una serie de premios asociados a su rol como comunicador. Eso, además de los varios libros sobre los medios de comunicación que logró publicar a lo largo de su vida.
Otra de sus costumbres era que al final de sus locuciones, siempre terminaba sus programas con un tango de su ídolo Carlos Gardel, artista al que siempre admiró, lo que quedaba en evidencia con la completísima colección que poseía.
Acá puedes escuchar una de sus transmisiones más recordadas:
