La última novela de Isabel Allende se inspira en los refugiados españoles que llegaron a Chile a bordo del Winnipeg. En entrevista con DW habla sobre la actualidad de esta historia de guerra, exilio y amor.
Los días de Isabel Allende corren de prisa y sin pausa, en un año cargado de experiencias personales y profesionales fuertes: la muerte de sus padres, el lanzamiento y la promoción de su novela Largo pétalo de mar y su matrimonio hace dos semanas.
La escritora chilena -con más de 74 millones de ejemplares vendidos y traducida a más de 42 idiomas- está reorganizando su vida, dice en entrevista con DW. Una vida que, al igual que la trama de su último libro, está marcada por la migración.
"He vivido desplazada”, dice en referencia a su infancia y adolescencia itinerante como hija de diplomático y su partida al exilio en Venezuela, después del golpe militar, para finalmente radicarse en Estados Unidos. "Está bien ser desplazada cuando uno escribe, porque te obliga a ver el mundo con más atención, a escuchar más”, afirma.
La historia del Winnipeg, el barco fletado por el poeta Pablo Neruda a Chile en 1939, con más de dos mil republicanos españoles que dejaron su país tras la guerra civil, la conocía desde niña. En Chile se sabía de la hazaña y del aporte de los refugiados y su familia tenía amigos inmigrantes que llegaron en el carguero.
"No tenía en mente escribir sobre el Winnipeg, pero empecé a sentir en el aire el tema de las migraciones y los refugiados, que siempre han existido, pero ahora que llegan a las puertas de Europa, pasa a ser noticia. También en Estados Unidos, lo que se ha agravado mucho con Trump”, dice la escritora.
"Sin proponérmelo, las cosas que escucho me afectan y terminan siempre en la página. Llevo tres libros escribiendo sobre gente desplazada”, dice refiriéndose también a El amante japonés y Más allá del invierno.
La autora lamenta la actitud de "gobiernos populistas que inflan el odio y el miedo”. En Estados Unidos, un país hecho con inmigrantes, ha habido razas y grupos discriminados en diferentes épocas, como ocurre ahora con los latinos: "Pero cuando esa persona es asimilada, normalmente contribuye mucho y es un tesoro para el país”.
La historia del Winnipeg, a pesar de la oposición de la iglesia católica y los conservadores, temerosos de refugiados comunistas, anarquistas, liberales y ateos, lo confirma: "los refugiados fueron muy bien recibidos y se convirtieron en parte del país casi inmediatamente. Su aporte fue extraordinario”, dice Allende.
Varios han sido galardonados con el Premio Nacional, por su contribución en Arte e Historia. En Estados Unidos, la escritora recibió la medalla de la libertad en 2014, el más alto honor que entrega ese país a un civil.
Historia circular
"A veces me pasa que tropiezo con una historia en que no tengo que inventar nada ni tengo que inspirarme. Está todo ahí, es cuestión de investigar”, dice Allende.
Así ocurrió con Largo pétalo de mar. En el exilio en Venezuela, décadas después del viaje del Winnipeg, Isabel Allende conoció a Víctor Pey, en quien se basa uno de los protagonistas de la novela. Pey era uno de los refugiados del barco, ingeniero, periodista, y había sido amigo personal de Neruda y del presidente Salvador Allende.
"Era de la generación de mis padres, un hombre muy privado, casi misterioso, pero nos hicimos muy amigos y me contó su odisea, desde la guerra civil hasta la salida de Chile tras el golpe militar, que fue su segundo exilio”.
Al igual que el protagonista de la novela, la de Pey es una historia circular. "Aparece como un truco literario, que yo estoy tratando de decir que andamos en círculos o en espiral, pero así se dio”, cuenta. Miles de víctimas de la represión abandonaron el país tras el golpe militar, al igual que en España unos 40 años antes, cuando también un general se rebeló contra un gobierno de izquierda elegido democráticamente.
Pey murió en octubre pasado, a los 103 años, justo seis días antes de que Isabel Allende le pudiera mandar el manuscrito dedicado a él.
Neruda y las mujeres
Otro personaje clave de la historia y del libro es Pablo Neruda, cuyas gestiones como cónsul de migración en París permitieron embarcar a los refugiados españoles. El título de la novela está tomado de un poema suyo en que se refiere a Chile como "largo pétalo de mar y vino y nieve”, y versos suyos encabezan cada capítulo del libro.
"Me ha tocado viajar mucho y la obra de Pablo Neruda me ha acompañado siempre. La mayor parte de los libros los he escrito en Estados Unidos, donde vivo y leo en inglés. Entonces una forma de recuperar la lengua, las imágenes y los paisajes de Chile es Neruda”.
Hoy, que el poeta está acusado de actos machistas y violentos por grupos feministas, Isabel Allende considera que "no se puede juzgar la obra por la vida privada del creador. La obra pasa a ser patrimonio de la humanidad y quien la creó puede haber sido una persona muy fallada, como somos todos. Si escarban un poquito, todos tenemos techo de vidrio”.
Como en sus novelas anteriores, aquí también hay mujeres fuertes, inspiradas en personas reales, como la pianista que venía en el Winnipeg y llegó a ser decana de una facultad de música. "Tengo tantos ejemplos de mujeres valientes y esforzadas, que no me cuesta nada escribir sobre ellas”, dice la escritora refiriéndose a la labor de la fundación que lleva su nombre, que trabaja con y para mujeres y niñas.
Una integración exitosa, como ocurrió con la llegada del Winnipeg a Chile, pasa también por derribar prejuicios. "Es cuestión de verles la cara, escuchar su historia, abrirse. ¿Por qué tenerle miedo a lo que es diferente? El problema no se resuelve cerrando las fronteras o haciendo un muro, sino tratando de mejorar las condiciones de vida en los países de origen”.
La novela Largo pétalo de mar, que coincide con los 80 años de la llegada del Winnipeg a Chile, acaba de ser traducida al alemán. Isabel Allende vendrá a presentarla a Berlín, Hamburgo y Colonia a fines de octubre. "Los lectores alemanes han sido extraordinariamente fieles conmigo. Tengo una tremenda deuda de gratitud con ellos”, señala.