A unos 30 kilómetros de la costa sur de Islandia se ubica Surtsey, la isla natural más joven del planeta, que emergió a la superficie producto de las erupciones volcánicas ocurridas el 14 de noviembre de 1963. Fue declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco en el 2008.
El nombre Surtsey proviene de la mitología islandesa, donde Surt es un gigante de fuego. La isla es uno de los pocos sitios que se conservan prácticamente vírgenes, principalmente por la acción del gobierno islandés que solo autoriza a unos pocos investigadores para viajar a la isla.
En una primera instancia, la isla fue estudiada por vulcanólogos, para observar el nacimiento de este cuerpo con una superficie de 2,7 kilómetros cuadrados. Hoy, es estudiada por biólogos, para establecer la forma en la que se comenzaron a formar distintos ecosistemas en la isla.