El extraño mito de la visita de Jesús a Inglaterra
Por Gareth Rubin
"God save the Queen" (Dios salve a la reina) es el himno que se escucha, por ejemplo, cuando Inglaterra juega un partido de fútbol. Pero también lo podrían tocar cuando juega Gales, Escocia o Irlanda del Norte pues es el himno de Reino Unido.
Estos últimos tienen sus propios cantos nacionales e Inglaterra posiblemente tendrá uno pronto. El candidato favorito es "Jerusalem", el himno que escogieron el príncipe William y su esposa Kate para el cierre de su boda: una canción que gira en torno a una leyenda.
"Jerusalem" es una musicalización de cuatro versos del poema de William Blake que son parte del preludio de su epopeya "Milton".
Pero Blake, un romántico cuya poesía y pintura a menudo se llegaba a los límites extremos de lo "visionario", no estaba meramente contemplando la influencia divina en Inglaterra.
Estaba específicamente pensando en una leyenda que cuenta que, cuando era niño, Jesús de Nazaret visitó Inglaterra con su tío abuelo, José de Arimatea, quien era marinero y comerciante.
Empieza con: "¿Y caminaron en tiempos remotos esos pies por las verdes montañas de Inglaterra?"... y esos pies son los de Jesús.
Estaba de compras con su tío
Hay quienes tratan de justificar la leyenda argumentando que José pudo haber viajado a comprar estaño de las minas de Cornualles, pero si hay evidencia contundente, aún no ha salido a la luz.
Más bien, la leyenda de Jesús caminando por las montañas verdes inglesas es parte del ciclo de leyendas medievales sobre el rey Arturo británico.
Esas historias dicen que tras la crucifixión de Jesús, José llevó el Santo Grail a Glastonbury, donde estableció la primera iglesia inglesa.
Pero eso no es todo lo que dejó.
Según el monje del siglo XIV Juan de Glastonbury, José era el abuelo del tatarabuelo de Arturo; por lo tanto, el más grande de los héroes británicos era familiar de Jesús.
¿Y fue visto el sagrado cordero de Dios en las plácidas praderas de Inglaterra?
El espino sagrado
Una de las leyendas más famosas sobre el tiempo que pasó José en Glastonbury asegura que una noche enterró la punta de su bastón en la tierra y se acostó a dormir.
Cuando se levantó, vio que un espino albar había milagrosamente brotado del bastón, y el sagrado árbol sobrevivió hasta que fue talado por ser considerado una reliquia de superstición por los Roundheads o parlamentarios puritanos durante la Guerra Civil inglesa (1642-1652).
Fue reemplazado por la municipalidad local dos veces en los años 50 pero hace seis años alguien lo cortó con una motosierra. Nadie sabe por qué.
En cualquier caso, ¿por qué el poeta Blake hizo un poema sobre un mito medieval?
Probablemente porque Inglaterra en esa época era un lugar en transformación y él no estaba completamente contento con la dirección en la que iba.
Era la época de la Revolución industrial, cuando las fábricas -esos "oscuros molinos satánicos" a los que se refiere en "Jerusalem"- parecían tragarse a la gente y escupirla rota y aporreada.
Como cristiano inconforme, Blake evocó la época en la que un personaje religioso podía caminar descalzo en "las verdes y plácidas praderas de Inglaterra".
Omnipresente
Pero parece que no es más que una ilusión.
Desafortunadamente para aquellos que quieren encontrar una conexión directa entre Inglaterra y el hijo de Dios, Diarmaid MacCulloch, profesor de historia eclesiástica en la Universidad de Oxford, describe la leyenda como "totalmente inverosímil".
"Obviamente no sucedió. ¿Por qué el hijo de un carpintero de Medio Oriente llegaría siquiera a pensar en venir aquí?", pregunta.
"No es más que autopromoción inglesa tonta", sentencia.
No obstante, señala MacCulloch, "Blake era un místico y lo que estaba diciendo, con su hermosa poesía, era que Dios está en todas partes, incluso en Inglaterra".