La escritora británica especializada en el género policial, Agatha Christie, nació hace 125 años, un 15 de septiembre de 1890, en el condado de Devon.
Allí creció rodeada de los pintorescos pueblecitos de la costa suroeste de Inglaterra. En ese entonces, todavía se llamaba Agatha María Clarissa Miller.
En 1914, empezada la Primera Guerra Mundial, se casó con Archibald Christie, un oficial británico. Doce años más tarde, se separaron al descubrir que él mantenía una aventura con la secretaria de un amigo.
Durante la contienda, trabajó como enfermera para la Cruz Roja. Allí aprendió sobre venenos, como el arsénico, la estricnina y el cianuro. Los mismos venenos que matarían, años más tarde, a muchos de sus personajes.
A 125 años de su nacimiento, en T13.cl revisamos algunas de sus mejores frases:
Las frases más recordadas de la escritora
“Cásate con un arqueólogo. Cuanto más vieja te hagas, más encantadora te encontrará”.
“El mal nunca queda sin castigo, pero a veces el castigo es secreto”.
“Lo más razonable que se ha dicho sobre el matrimonio y sobre el celibato es esto: hagas lo que hagas te arrepentirás”.
“Las conversaciones siempre son peligrosas si se quiere esconder alguna cosa”.
“Aprendí que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia adelante. La vida, en realidad, es una calle de sentido único”.
“La mejor receta para la novela policial: el detective no debe saber nunca más que el lector”.
“Cuando no hay humildad, las personas se degradan”.
“La tristeza es la cuna de inspiración de todo escritor”.
“La maldad no es algo sobrehumano, es algo menos que humano”.
“En lo concerniente a las grandes sumas, lo más recomendable es no confiar en nadie”.
La "reina del misterio"
Una de sus novelas más importantes fue “El asesinato de Roger Ackroyd”, que llegó a las librerías en 1926. En ella, las sospechas por el asesinato del rico fabricante recaen en medio pueblo, incluyendo a su secretaria, su cuñada, un cazador, la criada y, por supuesto, el mayordomo. Al final, en una resolución excepcional que dio una vuelta de tuerca al género policíaco, resulta que el asesino es ni más ni menos que el narrador.
En diciembre de 1962, “La reina del misterio” desapareció repentinamente y de la forma más extraña.
Se encontró su coche en una zanja. De la autora, ni rastro. La prensa de su tiempo se volcó en la historia. Tras once días, apareció con un posible cuadro de amnesia en un hotel bajo el nombre de una amante de su marido.
No está claro si estaba celebrando su creciente éxito editorial, si estaba investigando para sus novelas o si, simplemente, fue un truco publicitario.
En Agatha Christie, nadie es inocente
Agatha Christie dejó su impronta en el género policíaco como ninguna otra mujer antes. Ella sabía cómo dirigir a sus lectores por caminos equivocados para sorprenderles.
Sus historias suelen discurrir en sitios delimitados y manejables, como casas de campo, trenes, barcos, pequeñas islas, pueblecitos, en los que un número determinado de personajes, todos los cuales esconden esqueletos en el armario, centran las sospechas.
Agatha Christie escribió más de 60 novelas de detectives, muchos cuentos y más de una docena de obras de teatro. Hay también otras novelas que se publicó bajo el seudónimo de María Westmacott. Pocos años antes de su muerte, le fue otorgado un título nobiliario por la reina Isabel II. El 12 de enero 1976, Agatha Christie murió, pero sus personajes perviven.