Los eventos cardiovasculares son la principal causa de muerte en Chile, por lo que actuar oportunamente es fundamental para evitar un desenlace fatal. El dolor opresivo en el pecho es el principal síntoma.
Si bien es una patología que afecta principalmente a los hombres, también se ha convertido en la principal causa de muertes de mujeres post menopausia. Diabetes, hipertensión, tabaquismo y sedentarismo son algunos de los factores que aumentan la posibilidad de sufrir un infarto.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) se estima que los eventos cardiovasculares son la principal causa de muerte en el mundo occidental, con poco más de 15 millones de personas anualmente. En Chile, cerca de 8 mil personas mueren de un infarto cardíaco al año, el que se produce tras la obstrucción de un vaso sanguíneo en el corazón, que genera una interrupción del flujo sanguíneo y pérdida de un segmento del músculo cardíaco.
Los principales afectados por esta patología son los hombres, aunque en los últimos años también se ha convertido en la principal causa de muerte en mujeres, sobre todo después de la menopausia.
El Dr. Pablo Pedreros, cardiólogo intervencionista de Clínica Santa María, señala que además hay un grupo de la población más propensa a sufrir un infarto al miocardio, debido a que presentan uno o más factores de riesgo. “Los fumadores, diabéticos, hipertensos, obesos, quienes tienen trastornos del colesterol, las personas sedentarias y aquellos con antecedentes de familiares cercanos que padecen de enfermedad coronaria tienen más posibilidades de tener un ataque al corazón, en especial si son hombres”, asegura.
El Dr. Pedreros explica que el principal síntoma es el dolor. “Se trata de un malestar opresivo en el pecho. En ocasiones, se irradia al brazo izquierdo, cuello y mandíbula, así como también hacia el abdomen superior y dorso”, indica el especialista. Otros signos son la dificultad para respirar, sudar frío, náuseas, vómitos, mareos y una sensación inminente de muerte.
Cada minuto cuenta: Cuatro pasos para sobrevivir a un infarto
Ante las molestias antes descritas, el paciente debe acudir de inmediato a un servicio de urgencia. Si se confirma el diagnóstico, podrá ser sometido a una angioplastía primaria. En este procedimiento se permeabiliza la arteria ocluida responsable del infarto, con lo cual se evitan las complicaciones. Cuando este procedimiento se realiza de forma oportuna, la mortalidad del infarto disminuye de un 30% a un 4%.
Si el paciente pierde el conocimiento (paro cardiorrespiratorio) es necesario que quien se encuentre con él realice un masaje cardíaco para mantenerlo con vida mientras llega una ambulancia. Se deben poner ambas palmas sobre el esternón y aplicar fuerza con intervalos de un segundo, con el fin de que el corazón siga bombeando. El pecho debe hundirse unos 5 centímetros para que el masaje sea efectivo.
Si después de cinco minutos no hay pulso, hay que ventilar a la persona dando respiración boca a boca: Se debe levantar levemente el cuello para despejar la vía aérea y traspasar oxígeno con la boca, continuando intercaladamente con el masaje hasta que llegue la ayuda profesional. Nunca se le debe dar agua o alimentos e idealmente no hay que moverlo.
“Cada minuto que pasa desde que ocurre el infarto el corazón se deteriora y la persona deja de oxigenar el cerebro, por lo que puede quedar con secuelas. Un masaje cardíaco puede ser la diferencia entre la vida y la muerte, por eso lo ideal sería que todas las personas supieran realizarlo. Es una maniobra sencilla que puede salvar a un ser querido”, finaliza el especialista.