¿Cuánto debemos confiar en los consejos sobre dieta saludables?
Los consejos sobre cuáles alimentos son buenos o malos para ti, cuáles están vinculados con el cáncer o cuáles son benéficos siempre atraen la atención.
Valiéndonos de ellos, tenemos una especie de categorías morales a la hora de comer: bueno/malo, saludable/insalubre, nutritivo/indulgente, adelgazador/engordador.
Pero, ¿cómo llegan los expertos a las conclusiones que los llevan a hacer sus recomendaciones y cuán robustas son?
"Resulta que si uno quiere explorar la relación entre lo que comemos y las enfermedades u otros temas de salud, hay que empezar por establecer qué está comiendo la gente", le explicó a la BBC Christie Aschwanden, la escritora principal de ciencia del sitio web FiveThirtyEight que, entre otras cosas, se enfoca en análisis de encuestas.
¿Cómo averiguan los expertos qué está comiendo la gente?
"Utilizan algo que se llama el Cuestionario de frecuencia alimentaria (CFA), una consulta muy detallada que le pide a los participantes información muy específica sobre los alimentos que ingieren y la frecuencia con la que los consumen".
Cuando ves titulares como "el coco previene la pérdida de memoria", la evidencia usualmente viene de alguna versión de esos CFAs.
¿Recuerdas qué comiste hace un mes?
Las preguntas del cuestionario los dejaron con interrogantes.
Aschwanden puso a prueba esos sondeos de nutrición, pues es en ellos en los que se basan esas indicaciones que después nos comunican... aquellas que a menudo nos insinúan que dejemos de comer lo que más nos gusta.
Para su experimento, Aschwanden reclutó a dos de sus colegas, Anna Barry-Jester y Walt Hickey, y a un grupo de lectores.
Todos respondieron las preguntas de encuestas de sobre su alimentación.
Y esas mismas preguntas fueron el primer problema con el que se encontraron.
"A los lectores y a Anna, Walt y a mí nos pareció que había muchas preguntas muy difíciles de contestar. ¿Les doy un ejemplo sencillo?: 'Durante los últimos seis meses, ¿cuántos tomates has comido?'", ilustra Aschwanden.
¿Te acuerdas? ¿Una vez a la semana, dos, 30? Y, ¿se refieren sólo a los tomates que comes en la ensalada o a también a los que vienen en las salsas?
¿Estás dudando?
"Yo creo que esa es una buena indicación: la confianza que tienes en tu respuesta refleja la confianza que debes tener en esos estudios".
"Son las repuestas a preguntas de este tipo son las que proveen los datos de donde se concluyen cosas como 'los tomates son buenos para prevenir enfermedades cardíacas'".
Ok, más fácil: ¿recuerdas qué comiste ayer?
Sigamos con los tomates.
Porque además debes responder cuán grande era la porción que te comías.
¡Ay, los benditos tomates!
"Y te pones a pensar: 'pues, cuando están buenos de pronto me como uno o dos enteros con aceite de oliva, pero a veces sólo una tajada'. Entonces, ¿cómo respondes?".
Por supuesto que los científicos que cuantifican estas encuestas tienen en cuenta que es difícil que la gente recuerde todas las ensaladas, comidas rápidas y banquetes.
Para contrarrestar el problema, también usan sondeos de corto plazo, en los que se registra lo que la gente comió en las últimas 24 horas o los últimos siete días.
"Como parte de este proyecto, hice un diario de una semana para ver cómo funciona. Descubrí que incluso cuando uno quiere consignar un sólo día, puede ser muy difícil cuantificar".
"Una cosa es cuando estás en casa, preparando toda tu comida, pero durante esa semana tuve que viajar unos días y, como comía en restaurantes, era extremadamente difícil cuantificar las porciones o saber cuáles eran los ingredientes de lo que estaba comiendo".
¿Cuán grande fue la porción que te comiste?
Además, reporta Aschwanden, el mero hecho de tener que registrar todo lo que entraba en su boca cambió la forma en la que comía.
"Prestaba mucha más atención a lo que ingería, y a veces optaba por no comer algo, pues me daba pereza escribirlo".
La cuestión con este tipo de cuestionarios de corto plazo es que no dan una visión general de lo que la gente consume: tu vecina puede haberte regalado unas galletas ayer, pero eso no quiere decir que frecuentemente comes galletas.
Sin embargo, a los expertos les sirven para respaldar al CFA, e intentar así formar una radiografía completa.
No obstante, "estas herramientas han sido criticadas por científicos que las consideran desprovistas de valor científico y no confiables", cuenta Aschwanden.
"Al fin y al cabo, ambas dependen de la memoria y la memoria es falible".
Si te gusta tomar café...
Pero el problema es más profundo, descubrió Aschwanden al terminar su experimento.
Aunque que no tiene valor científico, les permitió notar que los cuestionarios arrojan una gran cantidad de información con muchas variables.
Tras invitar a los lectores a completar un CFA y a contestar unas pocas preguntas sobre sí mismos, "buscamos asociaciones, como lo hacen los investigadores que buscan vínculos entre alimentos y enfermedades".
"Fue muy fácil encontrarlas".
Aquí los dejamos con algunos de ellos: