¿Cuán cierta es la historia que nos contaron sobre el origen el maratón?
En septiembre de 490 a.C. un soldado corría descalzo en dirección Esparta, para pedir ayuda pues el poderoso ejército imperial de Persia que amenazaba a Grecia.
Había partido de Maratón, que queda al este de Atenas y cuyo nombre significa hinojo, que crecía abundantemente en esa localidad.
El hemerodromo o mensajero corredor se llamaba Filípides y recorrió 260 kilómetros de terreno escarpado en menos de dos días.
Después regresó, luchó y volvió a salir, esta vez hacia Atenas, para llevar las buenas nuevas de que los griegos habían vencido a los invasores persas en la Batalla de Maratón.
En esa ocasión, Filípides corrió unos 40 kilómetros que separan a Maratón de Atenas. Tras cumplir con su misión colapsó y murió extenuado.
La hazaña de Filípides inspiraría uno de los eventos más agotadores de las Olimpiadas, que recibió el nombre de la ciudad: el maratón.
Sin embargo, hay dudas sobre cuánto hay de cierto en el relato. De hecho, muchos expertos se refieren a esta historia como una leyenda romántica.
David y Goliat
Aunque en realidad la victoria sólo retrasó la marcha imperialista persa, en Maratón por primera vez se demostró que la poderosa Persia podía ser vencida. |
Las dudas no se circunscriben al raudo mensajero; hay aspectos de la batalla que tampoco convencen.
La batalla pasó a la historia como el momento en el que las ciudades-estado griegas le mostraron al mundo su valentía y ganaron su libertad.
La derrota de una fuerza invasora enviada por el hombre más poderoso del planeta en ese entonces -el Rey de los Reyes de Persia, Darío I el Grande- a manos de un ejército ateniense mucho más reducido es una de las más espectaculares proezas de la historia militar.
Los detalles sobre la batalla se los debemos a Herótodo, el primer gran historiador.
Pero hay un dato que a los historiadores de hoy en día les parece fantasioso: Heródoto cuenta que los atenienses empezaron su embestida a casi un 1,5 kilómetros de distancia de la línea de combate de los enemigos.
¿Mito o realidad?
Filípides cayó exhausto tras su épica carrera. |
El que Filípides haya sido una persona real, sigue siendo un interrogante.
Lo que dejó de serlo es si su hazaña es posible.
En 1982, el comandante John Foden y cuatro oficiales de la Fuerza Aérea Real británica se fueron a Grecia para comprobar si realmente era posible recorrer una distancia de casi 250 kilómetros en menos de dos días.
Tres del grupo lo lograron.
De manera que Filípides efectivamente fue fabuloso, haya existido o no.
¿Y las dudas de los historiadores sobre la batalla?
Cuerpo a cuerpo: duelo entre un persa y un ateniense. |
¿Es posible que los atenienses corrieran toda esa distancia, cargando lanzas y escudos, y además tuvieran la energía suficiente para vencer a los persas?
La BBC buscó un conejillo de indias para ponerlo a prueba y la historiadora y comediante Iszi Lawrence fue la primera en levantar la mano.
Para su sorpresa, dijo, la cita para cumplir con su cometido, no fue "una playa que se pareciera a las griegas, con un grupo de hombres idealmente ligeros de ropa, corriendo", sino n laboratorio de deportes acompañada por el historiador de Antigüedad Jason Crawley, de la Universidad Metropolitana de Manchester.
"La batalla tuvo lugar en el sitio más cercano a Atenas en el que los persas podían desembarcar, la planicie de Maratón. Y su victoria estaba asegurada: tenían una ventaja de 2 a 1 y sus opositores eran todos aficionados, mientras que el persa era un ejército imperial", relata Crawley.
"Debían haberlos aplastado, pero contra todo pronóstico, fueron vencidos".
¿Cómo pudo ser?
Soldados griegos persiguiendo a los persas hasta sus barcos tras ganar la batalla. |
"Hubo un choque de dos sistemas militares opuestos. Los persas, con su infantería ligera, preferían el combate a distancia con armas como las jabalinas", explica el historiador.
"Los helenos sólo sabían combatir cuerpo a cuerpo: estrellarse contra el enemigo y apuñalarlo sin merced. ¡Los persas no esperaban encontrarse con gente tan loca!".
Heródoto relata que los griegos corrieron "8 estadios", unos 1.500 metros. Pero para los historiadores, eso no tiene sentido.
"Pensamos que el relato creció al ser contado".
A prueba
Es en ese momento en el que a Iszi Lawrence, quien había soñado con estar en una playa acompañada de varios jóvenes, le ponen una máscara azul enorme en la cara y un monitor de ritmo cardíaco en el pecho.
Está en manos de Steve Atkins, director de Deportes, Ejercicio y Fisioterapia en la Escuela de la Salud de la Universidad de Salford.
Su intención es hacerle a Lawrence unas pruebas fisiológicas, psicológicas y mecánicas para simular las condiciones en las que estaban los soldados atenienses en la Batalla de Maratón.
"¿¡Psicológicoa?!", exclama Lawrence sorprendida.
Y le sorprende aún más lo que tendrá que cargar en la prueba de la caminadora.
No iban con una fresca y liviana toga. |
"Lo mínimo que llevaban los soldados griegos era un escudo redondo grandellamado aspis, que pesaba 8 kilos y tenía casi un metro de diámetro; un casco metálico; algún tipo de armadura en el cuerpo; probablemente protectores en las piernas y una larga lanza con puntas afiladas en ambos extremos", le informa Crawley.
"¿Qué tan grande era esa lanza?", pregunta Lawrence y Crawley le responde: "Más grande que quien la llevaba".
Martyn Matthews es un científico de Deportes en la Universidad de Salford con 28 años de experiencia aconsejando atletas élite.
Nada de eso lo excusa por lo que pretende hacerle a la historiadora.
"Te voy a poner un chaleco que pesa 18 kilos y también a pedirte que cargues dos pesas, para replicar el peso que esos soldados llevaban", le anuncia.
Hora de aplicar la ciencia del siglo XIX a una guerra de la antigüedad.
Tras correr 6 minutos, el corazón de Lawrence estaba latiendo a 173pulsaciones por minuto, lo que se contrasta con los 138 latidos por minuto que Atkins había tomado como medida de control cuando corrió sin peso encima.
Interesante pero ¿qué pude deducir un historiador de la Antigüedad después de ésta y las otras pruebas?
Las épocas son incomparables. |
"Que lo que dijo Heródoto sobre el avance a toda velocidad por una distancia tan larga y en esas condiciones sencillamente es imposible", responde Crawley.
De haber corrido así, al llegar a dónde el enemigo les esperaba habrían estado exhaustos.
"La otra cosa que cuenta es que la batalla duró 'mucho tiempo'. Eso es muy relativo. Hasta dos minutos de combate cuerpo a cuerpo, cargando todo ese peso, bajo el sol ardiente, es mucho tiempo".
"Desde mi punto de vista, este experimento respalda la teoría de que las batallas en la Antigüedad se resolvían rápido".
¿Punto final?
Por interesantes que sean este tipo de experimentos, ¿hasta qué punto pueden realmente reproducirse las condiciones en las que se encontraban -por ejemplo- los atenienses hace dos milenios y medio?
"Las palabras 'realmente' y 'reproducirse' son las claves", le responde a la BBC Carenza Lewis, arqueóloga de la Universidad de Lincoln.
"Por supuesto que estudiar la manera en la que respondemos fisiológicamente al uso de energía y cuánto tiempo podemos mantener una actividad intensa nos da una idea aproximada de la capacidad que tienen los seres humanos", agrega.
"El problema es que se trata de otra época. No sabemos mucho sobre el estado físico o la vida cotidiana de los griegos que estaban combatiendo".
"Por otro lado, uno nunca puede reconstruir la experiencia pues nunca puede meterseen sus mentes: la idea de que el miedo te da alas, de que si alguien te ha enardecido, puedes exceder tus propias capacidades. Todo eso es muy difícil de cuantificar", indica Lewis.
Además, ¿cuán comparables son las exigencias físicas cotidianas de los labradores en la antigüedad con las modernas?
Los persas eran más poderosos, pero los griegos estaban impulsados por otras fuerzas. |
"Creo que el estado físico de la gente era mucho mejor", señala David Miles, el director de Arqueología de English Heritage.
"Incluso dos generaciones atrás, en Reino Unido, lo eran. A mi abuelo no le parecía gran cosa caminar 12 kilómetros al pub, pues nunca tuvo auto... ni siquiera bicicleta".
"Estamos hablando de gente que de por sí en su mayoría era fuerte, por sus actividades cotidianas. Agrégale que entrenaran saltando obstáculos para poder abarcar grandes extensiones de terreno", anota Miles.
"Ciertamente las señales de osteoartritis que vemos en los esqueletos lo comprueban, pues nos indican el alto nivel de actividad de aquellos antiguos griegos", confirma Lewis.