Primer cuadro: "La noche estrellada" de Van Gogh. Segundo cuadro: "Las señoritas de Avignon" de Picasso. Tercer cuadro: ¿un emoji de carita feliz?
Los diseños originales de esos populares dibujos que tanto usamos en los mensajes por celular serán presentados en la entrada principal del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA) desde diciembre de 2016 a marzo de 2017.
No hay lugar más visible ni de mayor distinción que el MOMA.
El museo, que incluye obras de los artistas más influyentes de los últimos dos siglos, adquirió las 176 ilustraciones diseñadas hace casi dos décadas y que revolucionaron la forma en la que nos comunicamos.
Además del primer emoji inspirado en la popular carita feliz :) también está el gato asustado, el corazón roto y la mano saludando.
Pareja viendo el cuadro La Noche Estrellada del artista holandés Vincent Van Gogh
Como es obvio al primer vistazo, no estamos hablando de dibujos de una gran exquisitez gráfica.
Los trazos son sencillos y están pixeleados.
Por supuesto esto tiene que ver con su antigüedad, pero antes de que revisemos su curiosa historia, primero tratemos de responder la pregunta que todos nos hacemos…
El origen de los emojis
En 1999 al japonés Shigetaka Kurita le presentó a la empresa japonesa de telecomunicaciones NTT DoCoMo 176 ilustraciones.
La compañía le había pedido diseñar pictogramas sencillos para reemplazar las palabras escritas en un mercado de celulares que crecía de forma explosiva pero que todavía tenía pantallas de espacios muy limitados.
La idea original es tan antigua como la humanidad misma y puede rastrearse hasta las épocas de losjeroglíficos y los ideogramas.
"No hay nada tan moderno como un concepto atemporal", dice a Los Angeles Times Paola Antonelli, curadora del MOMA.
Para su versión moderna, Kurita se inspiró en los mangas (las historietas japonesas), caracteres chinos y hasta en la señalización de las calles.
Es curioso, pero a la luz de la tecnología actual, ver los diseños de 12 pixeles de los emojis originales nos da la sensación de estar leyendo pictogramas de una civilización antigua.
Incluso algunos de los dibujos originales de Kurita siguen siendo un misterio a menos que se busque su sentido en internet.
Círculos de colores, puntos dispersos, un caballo de madera y figuras que para ser descifradas exigen una capacidad de abstracción superlativa, abundan entre sus diseños.
¿Es esto arte?
"(Los emojis) son una muestra poderosa de la capacidad que tiene el diseño para alterar el comportamiento humano", sostiene Paul Galloway, especialista del departamento de arquitectura y diseño del MOMA.
No es para menos.
Según una encuesta del sitio Statista de 2013, 74% de estadounidenses ya utilizaba emojis todos los días.
En 2015 hicieron otra encuesta en donde 70,4% de los estadounidenses respondieron que recurrían a los emojis porque les ayudaban a expresar su mensaje de forma más exacta.
Es justamente por su relación con las emociones que en castellano también se les llama emoticonos.
"Estas obras maestras plantaron las semillas de un crecimiento explosivo del lenguaje visual", agrega Galloway en su blog.
Si el arte es una manera de interpretar el mundo, los emojis podrían ser el signo de nuestros tiempos.
En un mundo con más de 2.000 millones de celulares, los mensajes de texto han reemplazado las conversaciones habladas.
Pac-man y Tetris
La empresa NTT DoCoMo envió los emojis al MOMA en formato digital y de manera gratuita.
Pero no es la primera vez que el Museo de Arte Moderno de Nueva York expande su colección con "objetos" digitales.
El símbolo del arroba @ está también en exhibición desde 2010 y provocó toda una revolución en su momento.
"Ya no es necesario que aquello que se adquiera y exhiba sea un objeto físico", señaló Antonelli en ese momento.
En 2012 el MOMA compró ejemplares de los videojuegos "Pacman", "Tetris" y "SimCity 2000", para exhibirlos en el mismo edificio que alberga obras de Matisse, Pollock, Warhol o Kahlo.
A este paso, las nuevas formas de arte ya no necesitarán grandes espacios ni galerías.
Es más, ahora podemos decir, con toda propiedad, que llevamos en el bolsillo un pequeño museo de arte moderno.