Un grupo de investigadores del Departamento de Ingeniería Industrial de la Universidad de Chile, en colaboración con el FabLab de la misma casa de estudios, desarrolló una biopulsera que proporciona datos para poder medir las emociones de las personas.
En un mundo donde el rol de la información, datos e inteligencia artificial está cada vez más entrelazado con el progreso económico, social y político del mundo, el desarrollo de este campo ofrece un gran potencial para mejorar la calidad de vida.
Mientras más variados y de mejor calidad son los datos que alimentan a una inteligencia artificial, más preciso es el análisis. Un problema mayor es el caso de datos cualitativos, que suelen estar limitados a las encuestas y cuando no es así son tomados por aparatos con cables, voluminosos, invasivos para los participantes de la muestra.
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Entonces, ¿Cómo obtener información “real” sin irrumpir en la cotidianidad del usuario?, este problema llevó a un grupo de investigadores del Instituto Sistemas Complejos de Ingeniería (ISCI); del Departamento de Ingeniería Civil (DIC), a embarcarse en el desarrollo de una tecnología amigable, capaz de obtener datos vinculados a las emociones humanas y analizarlos con inteligencia artificial.
Así lo explica Ángelo Guevara (Investigador ISCI y Académico DIC): “ha sido un diseño iterativo, desde prototipos que cumplían con los requisitos tecnológicos básicos hasta el diseño actual que incorpora aspectos de portabilidad y análisis de datos. En el caso de transporte público, permitirá, por ejemplo, contar con medidas granules e insesgadas de la calidad de servicio, las que luego pueden relacionarse con variables de diseño del sistema y, por lo tanto, ayudar a la elaboración de políticas públicas informadas en esta área”.
“La pulsera bautizada “Biomonitor V3.0”, contiene una tecnología que, al ser conectada por bluetooth a un computador, microcontrolador o dispositivo móvil, puede obtener y recolectar señales fisiológicas como el pulso cardíaco, temperatura superficial de la piel, variabilidad del pulso, conductividad eléctrica de la piel y medidas inerciales medidas con acelerómetro y giroscopio”, explicó Cristian Retamal, jefe de rediseño del dispositivo y ayudante de investigación.
Desde la universidad dicen que esto significa un gran avance para los experimentos enfocados en la experiencia afectiva de las personas, especialmente en el área de affective computing, donde se requieren datos de calidad, verificables, que puedan ser procesados con analítica avanzada.
La tecnología habilita el monitoreo continuo de variados estados psicofisiológicos en diferentes dominios, por ejemplo, estados afectivos en tareas de conducción, interacción con dispositivos móviles o estacionarios, diversas tareas laborales, provisión de clases, salud mental, etc.