La introducción que hacen padres, madres o familiares, al iniciarse en algún deporte, crea un lazo importante entre quienes mantienen la práctica de él durante largo tiempo.
Algo que bien sabe John Hinkle Jr., que comenzó su carrera en los bolos gracias al incentivo de su padre, John Hinkle Sr.
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Jonh Jr., dos veces campeón de bolos de la NCAA, el 12 de abril decidió rendir un especial homenaje a su padre muerto.
El jugador de la Universidad de Western Illinois se puso como meta hacer un juego perfecto, el de los 300 puntos, con un bolo de boliche relleno de las cenizas de su progenitor.
"Estaba hablando con mi hermano y le dije: 'Estoy lanzando un 300 con esta pelota'", comentó el jugador al New York Post, por lo que decidió jugar una partida con la bola donde se encontraban los restos de su padre.
De esa forma consiguió los 12 strikes consecutivos, teniendo una "noche épica", según sus propias palabras. "No puedo expresar lo que significa esta noche para mí", remarcó.
Además, señaló en su relato que "papá disparó 298, 299, nunca tuve un 300. Tenía la piel de gallina, escalofríos", destacando que "él (su padre) estaba ahí".
Cabe mencionar que la bola tenía las cenizas de John padre en el orificio del dedo pulgar, por lo que su hijo solo podía lanzar con dos dedos, y aún así logró esta espectacular marca.