El chileno Fernando Guzzoni, que devela en el filme "Blanquita" la historia real de una poderosa red de pedofilia en Chile, obtuvo este sábado el premio al mejor guión de la sección Horizontes, la más innovadora del festival de Venecia.
"Agradezco a todos y sobre todo al jurado que ha encontrado importante lo que cuento en el filme", dijo Guzzoni al recibir el premio durante la ceremonia de clausura en el Palacio del Cine.
El filme, inspirado en un escándalo del 2003, que involucró a políticos y empresarios de alto nivel, revive el caso con otra mirada, el de la doble moral.
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"El abusador puede violar, pero la víctima no puede decir mentiras piadosas", dice Blanquita, una frase que inspira toda la película ante la injusticia y la arrogancia de personalidades influyentes, inclusive algunas cercanas al régimen del dictador Augusto Pinochet.
Los límites de la ley, los horrores sexuales contra su amigo adolescente terminan por llevar a "Blanquita", una joven marginal de 18 años, a convertirse en una suerte de heroína dispuesta a todo para lograr el castigo debido.
"Blanquita" suscita al espectador indignación y sentimientos de impotencia pero también tiene suspenso.
Con reuniones con abogados, careos, entrevistas televisivas y escenas de la vida personal de ella, las dudas sobre las contradicciones del testimonio de Blanquita terminan por demostrar que el sistema garantiza la impunidad a los poderosos.
Entre la verdad y lo justo, el poder y la crueldad, los curas buenos y los malos, la película aborda un fenómeno que ha sido destapado en todo el mundo.
A pesar de desarrollarse en ambientes tristes y marginales, como en un orfanato, resulta una historia universal.