¿Dónde comienza el espacio?
La respuesta, aunque pudieras pensar que va a ser sencilla, en realidad depende de a quién le preguntes.
Y es que la apasionante competencia de compañías como SpaceX de Elon Musk, Blue Origin de Jeff Bezos y Virgin Galactic de Richard Branson para dominar el mercado de los vuelos espaciales ha revivido el debate acerca de qué significa exactamente llegar al espacio.
El vuelo de prueba de Virgin Galactic este jueves planea superar los 80 km de altura.
Ellos aseguran que eso lo convertiría en un vuelo espacial... ¿es eso cierto?
"Cualquier definición específica es arbitraria", le dice a BBC Mundo Phil Stooke, profesor de ciencias planetarias en la Western University en Canadá.
Pero aunque no hay consenso, sí que hay algunas "tradiciones", como las llama Alex Ellery, profesor de tecnología espacial en la Universidad de Carleton en Canadá, que sirven para orientar la respuesta.
Una línea invisible
Según explica la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE.UU. (NOAA, por sus siglas en inglés), "no existe una ley definitiva que establezca dónde termina realmente el espacio aéreo nacional y dónde comienza el espacio exterior".
Como referencia, la máxima altitud que ha alcanzado un avión está cerca de los 37 km.
Más arriba, la atmósfera comienza a volverse demasiado delgada como para que un avión convencional pueda volar. El aire genera menos empuje, así que las naves necesitan lograr velocidades mucho más altas.
Los satélites que orbitan la Tierra están situados a partir de los 200 km pues de lo contrario no podrían durar mucho.
Más abajo, la atmósfera todavía es demasiado densa y se genera un "efecto de arrastre" que los halaría de nuevo hacia la superficie.
Para misiones de más largo aliento, los satélites deben ir mucho más alto. El telescopio espacial Hubble, por ejemplo, está casi a 600 km de altura.
Uno de los límites más aceptados para marcar el comienzo el espacio es la llamada Línea de Karman, a 100 km de altura sobre el nivel del mar.
La línea de Karman es la que toma como referencia la Federación Aeronáutica Internacional (FAI), una organización que establece estándares internacionales en temas de aeronáutica y astronáutica.
A partir de esa altura ya no se puede volar de forma convencional (con la sustentación que dan alas o hélices) y hay que orbitar para no caer.
"La mayoría de la gente argumentaría que la Línea de Karman constituiría la división legal, en caso de que se presentara un litigio", le dice Ellery a BBC Mundo.
"Sin embargo, no hay ningún estatuto al respecto".
Pero...
Otras instituciones como la Fuerza Aérea de EE.UU. y la NASA ponen la vara más baja.
Para ellos, el espacio comienza a 80 km de altura, es decir, 20 km por debajo de la Línea de Karman.
Los pilotos y demás especialistas que logran volar por encima de esos 80 km, son oficialmente considerados astronautas.
Bajo esas condiciones, el plan de vuelo de Virgin Galactic si clasifica como un espacial.
"En algún punto entre los 50 km y los 200 km hay una zona en la que no puedes volar (convencionalmente) y tampoco puedes orbitar (como un satélite o una nave espacial)", explica Stooke.
"El borde del espacio está en algún lugar entre esos puntos".
Cruzando la frontera
Otra manera de definir lo que significa llegar al espacio es establecer el punto en el que finaliza la atmósfera de la Tierra.
En ese caso, habría que elevarse a los 10.000 km que algunos autores atribuyen a la exosfera.
Bajo esa definición, según explica NOOA, la Estación Espacial Internacional que está a 400 km, o un transbordador espacial que orbita a más de 300 km, no se considerarían que estén en el espacio.
"Básicamente, estar en el espacio significa estar en un vacío por encima de la atmósfera", le dice a BBC Mundo Jeffrey Hoffman, profesor de ingeniería aeroespacial en el Instituto Tecnológico de Massachusetts.
"Sin embargo, incluso a altitudes orbitales de varios cientos de kilómetros, aún hay una atmósfera muy delgada".
Así, mientras los expertos se ponen de acuerdo en dónde ubicar la frontera espacial, los ingenieros y pilotos siguen trabajando a toda prisa para alcanzar ese límite... sin importar lo lejos que se lo pongan.