Cómo es la vida de Chris Dancy, el hombre "más conectado del mundo"
La vida de Chris Dancy se parece más a la de un cyborg que a la de un ser humano.
Todos sus movimientos, temperatura corporal, presión sanguínea, oxígeno y peso están digitalizados.
También la calidad del aire que respira, el volumen de su voz, los alimentos que ingiere, la temperatura ambiente, la humedad, la luz, el sonido o todo lo que mira en televisión, entre otras muchas cosas.
"Soy un cyborg consciente porque uso la tecnología a mi favor", le cuenta el estadounidense a BBC Mundo en conversación telefónica.
Y lleva una década haciéndolo.
"Todo comenzó en 2007. Me sentía muy infeliz. Estaba a punto de cumplir 40 años y tenía una carrera a mis espaldas creando sistemas informáticos para empresas de software".
"Entonces, me pregunté si sería posible usar esas habilidades para mejorar mi propia salud".
Desde ese momento, su vida dio un giro radical.
Comenzó a usar "wearables" (dispositivos que se cargan o llevan puestos) en 2009 hasta convertirse, tres años más tarde, en "el hombre más conectado del mundo", un título que le otorgó la firma financiera estadounidense Bloomberg y con el que él se identifica.
Poco después, el diario Wall Street Journal le ofreció una entrevista. Después, llegó la BBC, la revista tecnológica Wired y decenas de medios internacionales que querían conocer su historia.
"Escribe mi nombre en Google y verás lo que ocurre", bromea.
Dancy dice que siente la "responsabilidad de contar su experiencia" como el hombre más conectado del mundo.
Pero no siempre fue fácil.
"No soy un robot"
Al principio, le costó lidiar con la percepción que la gente tenía sobre él.
"Solía molestarme que me vieran como un robot. Pero ya no espero eso porque ahora todo el mundo anda conectado a smartphones, relojes inteligentes y todo tipo de wearables", explica.
Dancy tiene 11 dispositivos en su cuerpo y cientos de aparatos en su casa de Brentwood -una pequeña localidad en Tennessee, EE.UU.- que le ayudan a cuantificar y registrar todo lo que hace y a medir sus constantes vitales a diario.
Su vivienda es una especie de laboratorio tecnológico y está repleta de aparatos, aunque no le gusta que sean visibles. "La tecnología imperceptible es mejor que la obvia", asegura.
Todo está conectado, pero al mismo tiempo camuflado.
Cada bombilla está vinculada a internet y todo el edificio está conectado a un termostato inteligente.
Su auto también es una fuente de datos. Su sistema registra la frecuencia a la que acelera, el ritmo de su corazón y, por su puesto, la velocidad a la que viaja.
Y todo, junto a su actividad online, queda almacenado.
Pero Dancy dice que este estilo de vida le ha permitido ganar en salud.
Controlar sus datos vitales y sus actividades de esta manera le ha permitido dejar de fumar, perder peso y llevar una dieta más saludable.
Su vida gira en torno de la tecnología.
"Antes no pasaba tanto tiempo respondiendo preguntas sobre tecnología. Ahora todo lo que hago tiene que ver con ella y con la forma en la que estoy expuesto a ella", declara.
Sin embargo, a pesar de ser un tecnófilo, tiene una visión bastante crítica sobre algunas cosas.
"La tecnología fue diseñada para facilitar la vida a la gente, pero 'útil' no es lo mismo que 'conveniente'", sostiene.
"Los smartphones son convenientes y fáciles de usar. Pero no siempre ayudan a la gente. La tecnología debería servir para eso".
¿Y la privacidad?
Dancy le dice a BBC Mundo que "los gobiernos y la democracia están siendo desafiados por la tecnología" y que "a medida que hay más aparatos que miden nuestro comportamiento, se hace relevante la cuestión de la privacidad".
"El problema es que no siempre se tiene en cuenta".
"Hay muchas leyes que están perjudicando a la gente. La corrupción es horrible en algunos lugares. Es necesario proteger a los ciudadanos".
"Cuando nos olvidamos del poder del Big Data, se limitan nuestras opciones", agrega.
Pero, ¿es la gente consiente de todo esto?
"¡Por supuesto!", le responde Dancy a BBC Mundo. "Todo el mundo habla sobre eso. La palabra 'algoritmo' está en boca de todos (aunque no siempre sepan lo que significa)".
Y, según el estadounidense, la forma de entender este asunto no es la misma en todo el mundo.
"Es interesante. La manera en la que reflejan el tema de la privacidad en países de América Latina es muy diferente de Estados Unidos, y creo que se debe a que su relación con la tecnología es más profunda".
"El concepto de la privacidad en América Latina es muy diferente. Son más abiertos y más transparentes".
A Dancy le gustaría llegar a ostentar algún cargo político para poner en práctica medidas que ayuden a los ciudadanos.
Y quiere transmitir al mundo un mensaje de unidad.
"Todo el mundo tiene acceso a toda esta información, no hay necesidad de enfrentarse unos a otros".
"Tenemos que usar estos recursos para estar más conectados con los demás, no sólo con nosotros mismos", declara.
Mundo hiperconectado
De momento, tiene varios proyectos en curso, desde talleres y quedadas de "cyberborgs conscientes", que incluyen "meditación en un mundo hiperconectado" hasta una aplicación para optimizar el tiempo (Compass App) o el desarrollo de "tecnología contemplativa".
Además, está escribiendo un libro, "I am you tomorrow" ("Yo soy tú el día de mañana"), que publicará próximamente y en el que explica su proyecto de "felicidad digital" en base a su experiencia personal.
Y en lo que respecta al futuro, lo tiene claro.
"Es obvio. Facebook acaba de anunciar que está desarrollando una tecnología para leer nuestros pensamientos. La inteligencia artificial es el futuro".
"En los próximos tres años veremos un auge en asistentes personales virtuales. En los próximos cinco, los primeros interfaces cerebro-computadora y sensores digeribles, imperceptibles como las lentes de contacto", añade.
"La gente tendrá en sus manos tecnología, como chips, para hacer todo tipo de cosas y dispondrá de una gran variedad de soluciones digitales".
¿Optimista o pesimista?
"Ligeramente más optimista que pesimista", le responde a BBC Mundo.
"Si dijera que soy del todo optimista no estaría siendo realista. No creo que nadie esté realmente preparado para lo que se nos viene encima".