La serie de la BBC "The Boss" (El Jefe) presenta todas las semanas a un líder empresarial diferente de todo el mundo. Esta semana hablamos con Stewart Butterfield, el fundador de las tecnológicas Flickr y Slack.
No es el tipo de educación que asociarías con uno de los pesos pesados de Silicon Valley.
Stewart Butterfield pasó los primeros cinco años de su vida viviendo en una comuna en una zona remota de Canadá después de que su padre huyera de Estados Unidos para evitar servir en la Guerra de Vietnam.
El pequeño Stewart y sus padres vivían en una cabaña hecha de troncos en un bosque en la Columbia Británica y durante tres años no tuvieron agua corriente ni electricidad.
"Mis padres definitivamente eran hippies", dice Butterfield, cuyo nombre de nacimiento era Dharma.
"Querían vivir de la tierra pero resultó que había mucho trabajo involucrado, así que volvimos a la ciudad".
Después de que la familia se mudara a Victoria, la capital de la Columbia Británica, Butterfield vio su primera computadora y aprendió él solo a programar desde muy joven, con tan solo 7 años.
Cuatro décadas más tarde, Butterfield -que hoy tiene 46 años y fundó tanto el sitio web para compartir fotos Flickr como el servicio de mensajes comerciales Slack- tiene una fortuna personal estimada en US$650 millones.
Pero, quizás en parte debido a su inusual educación, él asegura que trata de vivir frugalmente.
"Lo cierto es que me siento culpable gastando demasiado dinero", dice. "Como canadiense, ese mundo me parece muy extraño y desconocido".
Butterfield también atribuye gran parte de su éxito a la suerte.
Cuenta que cuando era pequeño estaba fascinado con la primera ola de computadoras personales.
"En 1980, cuando tenía alrededor de siete años, mis padres compraron un computador, debió ser un Apple II o IIE", dice. "Aprendí a codificar usando revistas informáticas".
Butterfield, quien cambió su nombre por Stewart cuando tenía 12 años, aprendió a desarrollar juegos de computadora básicos.
Sin embargo, perdió interés en la tecnología cuando cursó la escuela secundaria y terminó yendo a estudiar filosofía a la Universidad de Victoria. Luego realizó una maestría en esa materia en la Universidad de Cambridge, en Reino Unido.
En 1997 estaba a punto de intentar convertirse en profesor de filosofía cuando internet "realmente comenzó a despegar".
"Las personas que sabían cómo hacer sitios web se mudaban a San Francisco y yo tenía un grupo de amigos que ganaban el doble o el triple que los profesores", dice. "Fue nuevo y emocionante".
Entonces decidió abandonar la academia y reavivar su amor por las computadoras.
Después de trabajar como diseñador web durante varios años lanzó un juego online en 2002 con la futura cofundadora de Flickr, Caterina Fake, quien entonces era su esposa.
El juego, llamado Game Neverending (Juego Sinfin, en una traducción literal del inglés), no despegó y la pareja se estaba quedando sin dinero.
Buscando frenéticamente un plan B se les ocurrió la idea de Flickr y construyeron la plataforma para compartir fotos en solo tres meses.
"Justo estaban apareciendo los primeros teléfonos con cámara y cada vez más hogares estaban conectados a internet. Luego todo sucedió tan rápido...", recuerda Butterfield.
Lanzado en 2004, Flickr fue uno de los primeros sitios web en permitir a las personas subir, compartir, etiquetar y comentar fotos.
Solo un año después, los fundadores vendieron la firma al gigante de Internet Yahoo por US$25 millones, aunque Butterfield ha dicho desde entonces que fue una "decisión equivocada" ya que esperar más tiempo podría haber significado un acuerdo mucho mayor.
Sin embargo, pasó a un negocio aún más grande con Slack.
Era 2009 y él y algunos socios habían creado otro juego en línea, que nuevamente falló. Sin embargo, ese proyecto les sirvió de inspiración para otro.
"Mientras trabajábamos en el juego desarrollamos un sistema de comunicación interna que nos encantó", dice Butterfield. "No pensamos en eso, estaba en un segundo plano, pero después de unos años pensamos que quizás a otras personas también les gustaría".
Eso formó la base de Slack, un servicio que hoy cuenta con 8millones de usuarios diarios -3 millones de los cuales pagan por las funciones más avanzadas- y más de 70.000 clientes corporativos.
Slack permite a los empleados comunicarse y colaborar entre sí en grupos en el trabajo y ha crecido rápidamente. IBM, Samsung, 21st Century Fox y Marks & Spencer son solo algunos de los grandes nombres que lo utilizan.
Después de varias rondas de inversión, Slack ahora está valorado en US$5.100 millones.
Chris Green, un analista de tecnología de la consultora Bright Bee, dice que es raro que un empresario cree algo exitoso a partir de las cenizas de un proyecto fallido y es "casi inaudito hacerlo dos veces".
"Pero si observas la carrera de Stewart, no es solo suerte, siempre ha estado innovando en segundo plano y buscando formas de poner orden en el caos", dice Green.
"Eso es lo que Flickr y Slack han hecho a su manera".
Sin embargo, Slack tiene competencia.
Microsoft ahora ofrece un servicio rival de forma gratuita con su paquete Office 365 y la start-up Zoom ofrece una oferta más amplia por el mismo precio.
"Hay una competencia inmensa de algunas grandes compañías bien financiadas, por lo que Slack tendrá que seguir evolucionando", considera Green.
Las grandes firmas de tecnología se han encontrado en la línea de fuego por no pagar suficientes impuestos pero Butterfield dice que estaría de acuerdo con que Slack pague más impuestos.
"También me gustaría ver una política impositiva más equitativa. No tengo ningún problema en pagar impuestos. No creo que se cobre lo suficiente a las empresas pero, lo que es más importante aún, no creo que se les cobre de la manera correcta".
Con respecto al futuro, Butterfield dice que, a diferencia de Flickr, no tiene intención de dejar Slack.
"Tantas cosas tuvieron que salir bien para poder llegar adonde estamos -entre ellas, una enorme suerte-, que no soy tan inteligente como para volver a hacerlo", dice.
"Si alguna vez quisiera ver hasta dónde puedo llevarlo, este sería definitivamente el momento de hacerlo".