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Segunda Guerra Mundial: Cómo fue el mayor intento de fuga de prisioneros alemanes en Reino Unido

Segunda Guerra Mundial: Cómo fue el mayor intento de fuga de prisioneros alemanes en Reino Unido
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Jamás hubo un intento de fuga de tal magnitud en suelo británico. Cómo 70 prisioneros de guerra intentaron escapar de una cárcel en el sur de Gales hace 75 años.

Fue el mayor intento de escape de prisioneros de guerra en Reino Unido.

Unos 70 alemanes, prisioneros de la Segunda Guerra Mundial, casi consiguen la libertad a través de un túnel.

Después de 75 años de ese intento de fuga el 10 de marzo de 1945, cientos de visitantes tendrán una oportunidad exclusiva de visitar este antiguo campo de reclusos llamado Island Farm en Bridgend, en el sur de Gales.

Las entradas gratis para acceder al lugar se agotaron en minutos.

"Todo lo que queda del campo de reclusos es la caseta 9, desde donde los prisioneros cavaron el túnel", explica Brett Exton, quien dirige el Grupo de Preservación de la Caseta 9.

"El túnel se abrió por primera vez después de 58 años para un documental en 2003. Luego, 10 años más tarde, para el episodio del programa Countryfile. Se mantiene en un estado increíble, pero desafortunadamente, en su segunda apertura, una parte colapsó. Por eso ha estado cerrado desde entonces, para evitar más daños", agrega Exton.

El grupo de preservación depende de la generosidad de sus visitantes, y esperan que el último centenar ellos asegure las obras que necesitan la caseta 9 y el túnel.

"Si recogemos fondos suficientes, esperamos insertar una especie de periscopio, así los visitantes pueden ver desde arriba cómo hubiese sido arrastrarse. Al mismo tiempo, estaríamos protegiendo esta parte valiosa de la historia de nuestros tiempos de guerra", dice Exton.

El centro Island Farm fue utilizado por la Oficina de Guerra al comienzo del conflicto. En sus primeros años sirvió como acomodación de trabajadoras de munición, luego como cuarteles de tropas estadounidenses mientras se planificaba el Día D.

Tras los aterrizajes de Normandía, fue rediseñado como campo para prisioneros de guerra y preparado para recibir algunos de los miles de soldados alemanes capturados.

Considerado demasiado lujoso para soldados rasos, solo albergaba oficiales. Entre ellos, al mariscal de campo Gerd von Rundstedt, quien estaba a cargo del ejército alemán en Normandía el día en que llegaron los aliados.

Pero en cuestión de días, tras su llegada el 2 de noviembre de 1944, los oficiales alemanes comenzaron a planear su fuga.

Su primer intento en el túnel fue descubierto en enero de 1945, pero Exton explica que, al parecer, se trataba de un señuelo.

"El comandante del campamento había advertido que los túneles de escape a menudo aparecían a pares, por lo que es un misterio por qué no seguían buscando otro", dice.

"Los prisioneros fueron capaces de llevar a cabo la excavación debajo de la caseta 9 y debajo de la alambrada. En marzo ya estaba listo para el intento de fuga", continúa.

La ingenuidad de aquellos soldados se sigue recordando hoy, de acuerdo a Exton.

Los utensilios de excavación fueron creados de barras de metal y madera de bancos. El techo del túnel se sujetaba por patas de cama cortadas en la misma medida para que los guardias no notaran la diferencia de altura de las literas.

El suelo de arcilla excavado se removía y enrollaba en bolas antes de tirarlas en una pared falsa en la parte trasera de la cabaña.

Se juntaron latas de leche condensadas para formar un tubo de ventilación, que se alimentaba con aire fresco de un fuelle manual en la superficie, mientras que el túnel se iluminó con bombillas conectadas al suministro de electricidad del campamento.

En la noche de la fuga, esparcieron curry en polvo alrededor del perímetro de las vallas para confundir a los perros rastreadores.

"Parece increíble que todo este trabajo pudiese hacerse sin que se detectara; fue el esfuerzo de un campo entero", resalta el director del grupo de preservación.

"Aunque solo una pequeña parte de los prisioneros intentaron escapar, todo el resto estuvo al menos involucrado en tácticas de distracción, como organizar un coro en la caseta adyacente o una obra de teatro ruidosa en la noche del escape", cuenta Exton.

En total, 70 prisioneros pasaron debajo de la alambrada entre aquella noche y las horas tempranas de la mañana siguiente.

Sin embargo, al activarse la alarma, 14 de ellos fueron recapturados a pocos metros de la alambrada.

Con la mayoría sucedió lo mismo en los siguientes tres días, aunque algunos de ellos avanzaron distancias sorprendentes.

Un grupo fue atrapado en la ciudad costera de Swansea, a unos 30 kilómetros del recinto, mientras buscaban un barco para alejarse de Gales.

Mientras, otro grupo fue encontrado en Southampton, en Inglaterra, tras esconderse en un tren de carga.

Un tercer contingente consiguió llegar hasta las afueras de la ciudad de Birmingham, a casi 200 kilómetros, tras robar un carro de un doctor de Bridgend.

Sin embargo, poca gente conoce sobre esta historia.

"Se le llama el 'El gran escape de los alemanes", y cuando se lo cuento a la gente todos se quedan en blanco", dice Exton.

Grafiti dibujado por los prisioneros.
Grafiti dibujado por los prisioneros.

Después de la guerra, el campo fue abandonado y sufrió vandalismos.

Exton lamenta que "Bridgend le haya dado la espalda" a Island Farm.

"Cuando comencé a leer sobre ello me obsesioné. Entonces, vinimos con un grupo a restaurar la caseta y el interés ha ido creciendo con los años, hasta el punto en que cuando organizamos tours por el aniversario de la fuga en marzo y el fin de semana del Día del Armisticio, las entradas de agotan tan pronto como las anunciamos", concluye Exton.

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