Esquistosomiasis, la enfermedad parasitaria que afecta a 66 millones de personas
Más de 66 millones de personas del trópico están afectadas por una enfermedad parasitaria potencialmente letal que es, sin embargo, prevenible.
Se llama esquistosomiasis, es endémica en 52 países y se considera una enfermedad "desatendida" porque está asociada a la pobreza extrema.
Las personas contraen esta infección cuando las larvas del parásito, liberadas por caracoles de agua dulce, penetran en la piel durante el contacto con aguas contaminadas.
Aunque el 90% de la población en riesgo está en África, el parásito también se encuentra en partes de Sudamérica, el Caribe, Oriente Medio y Asia.
Los parásitos viven en aguas dulces contaminadas, como estanques, lagos, ríos, canales o presas.
La población en riesgo, que normalmente no tiene acceso a instalaciones de saneamiento básico ni de agua potable, se infecta al hacer tareas domésticas, de agricultura o de recreo en estas corrientes de agua.
De hecho se considera que los niños en edad escolar son particularmente vulnerables, ya que suelen nadar o pescar en aguas infestadas.
La Organización Mundial de la Salud estima que cada año mueren en el mundo unas 200.000 personas por esquistosomiasis.
Y la población total en riesgo potencial de contraer la enfermedad ronda los 220 millones.
Gusanos que viven dentro de las personas
Ya en el cuerpo, las larvas se desarrollan y se convierten en gusanos adultos, que viven en los vasos sanguíneos, donde depositan sus huevos.
Algunos de esos huevos salen del cuerpo humano a través de la orina y las heces fecales. Si llegan al agua, sueltan pequeñas larvas que necesitan crecer durante unas semanas dentro de un de caracol de agua dulce antes de poder infectar a otra persona.
Así que la infección no se agarra directamente de otra persona que la tiene.
Otros huevos se quedan atrapados en los tejidos del cuerpo humano y acaban causando daños en los órganos, como la vejiga, los riñones o el hígado.
Con frecuencia los contagiados no tienen síntomas, pero si no se trata los gusanos parasitarios pueden seguir poniendo huevos durante muchos años dentro de una persona.
Con el tiempo los pacientes desarrollan problemas serios en las partes del cuerpo a las que viajaron los huevos, una fase que se denomina esquistosomiasis crónica.
Los síntomas y problemas varían mucho dependiendo de la zona afectada y sin tratamiento los órganos afectados pueden quedarse con daños permanentes.
25 millones en riesgo en las Américas
Se estima que unas 25 millones de personas están en riesgo de padecer esquistosomiasis en la región de las Américas, según las cifras más recientes de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
El 90% de esa población en riesgo está en Brasil.
Venezuela es el segundo país con una mayor transmisión, seguido de Santa Lucía y Suriname, donde la transmisión es "baja y focalizada", según la OPS.
En la región, cerca de 1,6 millones de niños entre 5 y 14 años requieren un tratamiento preventivo con un fármaco antiparasitario. El objetivo de la OPS es lograr una cobertura de al menos 75% de los que viven en zonas de riesgo.
Todos los años se notifican muertes por esquistosomiasis tanto en niños como adultos, aunque se desconocen las cifras exactas, según la organización.
La organización destaca que en la región se han hecho grandes progresos para controlar la enfermedad, y, aunque falta hacer una evaluación definitiva de los datos, hay seis países y territorios del Caribe que podrían estar cerca de eliminarla: Antigua y Barbuda, Guadalupe, Martinica, Montserrat, Puerto Rico y República Dominicana.
De hecho, la esquistosomiasis es una de las ocho enfermedades infecciosas desatendidas que la OPS quiere eliminar en la región para 2022.
La lucha por buscar una cura
No existe una vacuna para la esquistosomiasis. La principal estrategia empleada para el control de la enfermedad en las zonas endémicas es la administración masiva del fármaco antiparasitario praziquantel, que la OMS provee gratuitamente.
Ahora, un equipo científico liderado por un investigador de la Universidad de Nuevo México acaba de decodificar el genoma del caracol de agua dulce que transmite el parásito.
Más de 100 investigadores de todo el mundo participaron en su estudio, que fue publicado en la revista especializada Nature Communications.
Conociendo el genoma del caracol, los expertos esperan entender mejor su biología y lograr impedir que el parásito que portan los caracoles lleguen a las personas.
Una de las estrategias que los expertos podrían explorar para un tratamiento potencial sería la interrupción de los hábitos de apareamiento del caracol.