En cierto lugar del espacio, hay otros planetas similares a la Tierra donde todavía caminan los dinosaurios y otros donde aún cazan los neandertales.
También otros cuerpos celestes completamente diferentes al nuestro, sin estrellas, soles ni galaxias, pero que se rigen por las mismas leyes de la física que existen en el nuestro.
No, no son ideas para una película de ciencia ficción. Se trata de uno de los postulados de la última teoría del cosmos que propuso Stephen Hawking, publicada recientemente en la revista especializada Journal of High Energy Physics.
El trabajo, enviado a revisión solo 10 días antes de la muerte del físico británico en marzo pasado, ofrece una imagen más simple de lo que sucedió hace 13.800 millones de años, cuando comenzó todo, explica Pallab Ghosh, corresponsal de ciencia de la BBC.
Y es que, según la teoría (resultado de una larga colaboración de más de dos décadas de Hawking con Thomas Hertog, un físico belga de la Universidad Católica de Lovaina) la realidad puede estar compuesta de múltiples universos, pero cada uno puede no ser tan diferente al nuestro.
La teoría no solo resuelve una paradoja cósmica de anteriores postulados de Hawking, sino que también señala un camino para que los astrónomos encuentren evidencia de la existencia de universos paralelos, señala Ghosh.
Pero ¿por qué es importante esta teoría y cómo soluciona algunas de las objeciones a postulados anteriores del físico británico?
La paradojas
En la década de 1980, Hawking, junto con el estadounidense James Hartle, desarrolló una nueva concepción sobre los orígenes del Universo.
Dichos postulados resolvieron un problema que arrastraba la ciencia desde las teorías de Einstein, que sugerían que el Universo tuvo sus comienzos hace 14.000 millones de años, pero que no explicaban nada sobre cómo se originó.
Hartle y Hawking, en cambio, utilizaron una teoría diferente llamada mecánica cuántica para explicar cómo todo surgió de la nada.
El postulado ató un cabo suelto, pero soltó otro: la idea sugería también la posibilidad de que el Big Bang creó no solo un universo, sino un número infinito de ellos.
Algunos, de acuerdo con la teoría de Hartle-Hawking, serían muy parecidos al nuestro y otros sutilmente diferentes, regidos por leyes físicas distintas.
Y aunque suena exagerado, las ecuaciones que utilizaron ambos científicos hacen que estos escenarios sean teóricamente posibles.
Sin embargo, también crearon un problema, porque si hay infinitos tipos de universos con variaciones infinitas en sus leyes de la física, entonces la teoría no puede predecir en cuál de ellos nos encontramos.
"Ni Stephen ni yo estábamos contentos con ese escenario", explica a la BBC Thomas Hertog, quien trató de encontrar una solución a este problema durante 20 años en compañía de Hawking.
"Sugiere que los universos múltiples surgieron al azar y que no podemos explicar mucho más sobre eso. Nos dijimos entre nosotros: 'Quizás tengamos que vivir con eso'. Pero no queríamos darnos por vencidos".
Fue por eso que la última teoría trató de solucionar ese rompecabezas.
En busca de soluciones
Ambos utilizaron nuevas técnicas matemáticas desarrolladas para estudiar otra rama "esotérica" de la física llamada teoría de las cuerdas.
Así lograron poner un poco de orden en la hasta ahora caótica concepción del "multiverso" o universo múltiple.
La nueva teoría de Hawking y Hertog sugiere que solo puede haber universos que tengan las mismas leyes físicas que el nuestro.
Esa conjetura significa que nuestro Universo es típico, por lo que las observaciones que hagan los científicos de él serán significativas para desarrollar ideas sobre cómo surgieron los otros.
"Las leyes de la física que probamos en nuestros laboratorios no existieron siempre, surgieron después del Big Bang, cuando el universo se expandió y se enfrió", explica Hertog.
Esto, según el científico, lleva a que dichas leyes dependan en gran medida de las condiciones físicas en las que se dio el Big Bang.
"Pretendemos obtener una comprensión más profunda de dónde provienen nuestras teorías físicas, cómo surgen y si son únicas", añade.
Una consecuencia tentadora de los postulados, según Hertog, es que podría ayudar a los investigadores a detectar la presencia de otros universos estudiando la radiación de microondas que queda del Big Bang.
No obstante, asegura que no cree que sea posible saltar de un universo a otro.
Al menos no por ahora.