Priapismo, la condición que produce erecciones persistentes en los hombres y puede afectar a mujeres
El priapismo es una erección prolongada y normalmente dolorosa que persiste durante horas después de la estimulación sexual, o que aparece incluso sin estimulación sexual alguna.
No es ninguna broma, de hecho quienes la sufren deben buscar ayuda médica de emergencia.
El nombre de la condición deriva del Dios de la fertilidad en la mitología griega, Priapus, al que siempre se representaba en pinturas y esculturas con un gran falo en erección.
El priapismo afecta con mayor frecuencia a los hombres en la treintena, según información de la Clínica Mayo de Estados Unidos.
Aunque en términos generales es una condición poco común, es habitual en ciertos grupos de pacientes con otras enfermedades de fondo, y también puede aparecer como un efecto secundario de ciertas medicaciones y del abuso de drogas, como el alcohol, la marihuana, la cocaína y otras sustancias ilícitas.
De acuerdo a un estudio de 2013 publicado en la revista Journal of Urology se estima que afecta cada año a 5 de cada 100.000 varones en Estados Unidos.
Pero esta erección larga y dolorosa también puede afectar a las mujeres, aunque con una incidencia menor, en lo que se llama priapismo del clítoris.
¿Por qué es una urgencia médica?
El priapismo no está causado por la estimulación sexual sino por un problema de circulación de la sangre, que se queda bloqueada en el pene.
Normalmente la erección se produce cuando aumenta el flujo sanguíneo hacia los tejidos esponjosos del pene ante una estimulación física o psicológica. Terminada la estimulación, la sangre fluye hacia afuera y el pene retorna a su estado no rígido (flácido).
Pero en el caso del priapismo ese flujo sanguíneo normal está alterado, y por eso la erección persiste. Y si no se trata, puede ser peligroso.
"Si tienes una erección que dura más de 4 horas necesitas cuidados médicos de emergencia", dice la clínica Mayo.
Si no circula la sangre se pueden formar coágulos y el tejido eréctil puede quedar dañado o morir por falta de oxígeno en las células, lo cual potencialmente podría resultar en un caso permanente de disfunción eréctil.
Un tipo más peligroso que otro
Hay dos tipos de priapismo distinto, que requieren de una intervención médica diferente.
El priapismo isquémico se debe tratar lo antes posible: es normalmente progresivamente doloroso, como resultado de que la sangre no pueda salir del pene, y necesita una intervención médica inmediata, en la que se suele hacer un drenaje de la sangre del pene y se administran medicamentos, hasta que termine la erección.
En estos casos el cuerpo del pene suele estar rígido, pero la punta del mismo, el glande, está blanda.
El priapismo no isquémico, también conocido como "priapismo de alto flujo", habitualmente no causa dolor y a menudo desaparece sin tratamiento. En este caso no hay riesgo inmediato de daño en los tejidos del pene y el médico podría recomendar esperar a ver si se resuelve por sí solo.
En estos casos el cuerpo del pene puede estar erecto pero no completamente rígido. "Colocar bolsas de hielo y hacer presión en el perineo (la región que está entre la base del pene y el ano) podrían ayudar a que la erección termine", dice la clínica Mayo.
En ambos casos si los tratamientos convencionales no funcionan puede ser necesaria una cirugía para redirigir el flujo sanguíneo y hacer que la sangre pueda pasar por el pene normalmente o para introducir un material, como un gel absorbible, que obstruya temporalmente el flujo de sangre hacia el pene.
La cirugía también podría ser necesaria para reparar daños en las arterias o tejidos que se produzcan por una lesión.
El priapismo recurrente o intermitente, que es una forma de priapismo isquémico, es una afección poco habitual para la población general pero frecuente en varones con anemia falciforme, un grupo de trastornos hereditarios de los glóbulos rojos.
En estos casos la afección se inicia con erecciones no deseadas y dolorosas de corta duración pero puede convertirse con el tiempo en erecciones más frecuentes y más prolongadas, por eso si se experimentan erecciones persistentes recurrentes, aunque se resuelven solas, se debe consultar el caso con un médico.
El priapismo isquémico también está asociado a enfermedades como la leucemia, la talasemia, y otros trastornos de la sangre.
Y según la clínica Mayo puede ser una consecuencia del abuso de drogas o del uso de estos medicamentos:
- Inyectables para tratar la disfunción eréctil, como alprostadil, papaverina, fentolamina y otros
- Antidepresivos, como fluoxetina (Prozac), bupropión (Wellbutrin) y sertralina
- Alfabloqueantes, como prazosina, terazosina, doxazosina y tamsulosina
- Medicamentos para tratar la ansiedad o trastornos psicóticos, como hidroxicina, risperidona (Risperdal), olanzapina (Zyprexa), litio, clozapina, clorpromacina y tioridacina
- Anticoagulantes, como warfarina (Coumadin) y heparina
- Hormonas como testosterona o la hormona liberadora de gonadotropina
- Medicamentos para tratar el trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH), como atomoxetina (Strattera)
Cuando el priapismo afecta a las mujeres
El priapismo del clítoris es una condición rara que no aparece citada habitualmente en la literatura médica.
Se trata de un fenómeno similar al que afecta al pene, y también resulta de la incapacidad de la sangre para fluir de manera normal por los tejidos eréctiles, lo cual genera una hinchazón e inflamación del clítoris que tiende a ser bastante dolorosa.
Sin embargo, a diferencia del priapismo isquémico, el priapismo del clítoris no se considera una emergencia médica peligrosa porque el riesgo de que se produzcan coágulos de sangre es menor, ya que en esa zona genital hay más vías sanguíneas de entrada y salida.
No obstante, las mujeres que lo sufren sí necesitan ayuda médica para aliviar el dolor.
El priapismo del clítoris suele estar asociado al uso de medicaciones que bloquean los receptores adrenérgicos e inhiben la recaptación de serotonina, como es el caso de algunos fármacos antidepresivos.
En un estudio de 2014 publicado en la revista Journal of Sexual Medicine, se describe el caso de una mujer de 29 años que acudió a urgencias con dolor por un caso grave de priapismo que ya tenía 5 días de duración, y que apareció tras el inicio de un tratamiento con antidepresivos a base de bupropion y trazodone.
Los médicos le dieron analgésicos y pseudoephedrine, un fármaco que encoge los vasos sanguíneos y que normalmente se receta para tratar la congestión nasal y sinusal, hasta que desaparecieron los síntomas.