Por qué los jueces británicos van a empezar a estudiar ciencia
El avance de la tecnología y la ciencia empieza a dejar su impronta en los procesos legales.
Los jueces no solo deben evaluar el testimonio de los testigos, fotografías y videos, sino que cada vez con más frecuencia deben sopesar información aportada por nuevos y sofisticados programas informáticos y análisis científicos.
Incluso un video con una imagen difusa de un sospechoso puede resultar clave a la hora de dictar una sentencia, gracias a una tecnología que analiza la manera de caminar del individuo.
Pero ¿qué tanto conocimiento científico tienen los jueces a la hora de estudiar la evidencia científica que presentan las dos partes involucradas en un juicio? En general, no mucho.
Para paliar esta deficiencia, la Corte Suprema de Reino Unido diseñó una estrategia.
Le pidió ayuda a un grupo de científicos notables -incluido el Premio Nobel de Medicina en 2001, Sir Paul Nurse, y Alec Jeffreys, inventor de la técnica para detectar la huella genética (y por tanto única) de una persona- para escribir una serie de guías específicamente destinadas al Poder Judicial.
La primera de ellas trata sobre las huellas de ADN y las técnicas de computación para identificar a los sospechosos por su forma de caminar y fue publicada esta semana.
"Tengo la esperanza de que, en algunas ocasiones, estos manuales equipen mejor al juez para juzgar si los argumentos presentados por ambas partes tienen una base científica sólida", explicó Lord Anthony Hughes, juez de la Corte Suprema que supervisó el proyecto.
Temas complejos, lenguaje sencillo
Estos documentos tienen entre 30 y 60 páginas cada uno y responden las preguntas que muchos jueces se han hecho en el pasado acerca de la evidencia científica que han tenido que tomar en consideración.
Cubren temas complejos, pero están escritos claramente y sin términos técnicos para que puedan ser entendidos desde una perspectiva legal.
También toman en cuenta las limitaciones de la ciencia y las posibles dificultades de interpretación en situaciones de la vida real.
La explicación sobre los patrones de la caminata, por ejemplo, fue incorporada debido a que, cada vez más, se utilizan videos de la escena del crimen como evidencia en los que no se puede ver el rostro del sospechoso.
En esos casos la policía recurre al llamado análisis del andar, donde se filma al sospechoso caminando y se analizan luego sus pasos con un programa informático para comparar estos movimientos con los del video presentado en evidencia.
Según el manual, este método no es lo suficientemente fiable como para ser usado como única evidencia en un caso.
"Encontramos jueces que están verdaderamente hambrientos por saber más sobre la ciencia (detrás de la evidencia). Y, al ser jueces, tienen una capacidad fabulosa de entender una consigna muy rápidamente", explicó Charles Godfray, uno de los investigadores de la Universidad de Oxford que contribuyó en la elaboración de las guías.
El caso de la zapatilla
La necesidad de un manual sobre estadísticas se hizo evidente tras el juicio en Reino Unido de un hombre hallado culpable de asesinato (bautizado T, por razones legales) en 2010.
El proceso tuvo lugar en la corte de apelaciones y estuvo centrado en el uso de una técnica matemática conocida como "análisis bayesiano".
Esta técnica es utilizada por estadísticos para calcular la probabilidad de un evento basándose en función de las probabilidades de otros eventos relacionados.
En este caso, una huella en la escena del crimen coincidía con la de un par de zapatillas encontradas en la casa de T.
Era una marca común de zapatillas, pero tomando en cuenta el número, el desgaste de la suela y el uso, aumentaban las posibilidades de que se tratase del calzado de T.
El juez rechazó el argumento basándose en que no había una cifra precisa de ventas de esa marca de zapatillas y que por ello no podía hacerse un cálculo de probabilidades.
La sentencia fue anulada. Es más, se decidió que el análisis bayesiano no podía usarse en corte a menos de que las estadísticas fuesen firmes.
Los estadísticos, no obstante, creen que un estimado es una guía útil.
Síndrome del niño sacudido
Otro tema en el que hay poca certeza es cuánto peso debe tener la evidencia de la neurociencia como mitigante en casos de crímenes violentos.
A algunos equipos de defensa les han permitido argumentar, por ejemplo, que su cliente tiene una versión de un gen llamado MAOA, que está asociado con desórdenes psiquiátricos, con lo cual no tiene la capacidad de controlar sus acciones.
El tema de las próximas guías abarca la física de los choques automovilísticos y el "síndrome del niño sacudido".
Este último consiste en las lesiones cerebrales que se producen cuando se agita bruscamente a un bebé y puede dejar secuelas graves y provocar incluso la muerte.
Según la Asociación Española de Pediatría (AEP) se trata de un síndrome relativamente frecuente, con 20-25 casos por cada 100.000 niños menores de 2 años en todo el mundo.
Varios padres han sido penalizados con cárcel a raíz de este síndrome.