Cómo una afroestadounidense le cambió la vida a un violento supremacista blanco
Durante 20 años, Michael Kent fue parte de un violento grupo supremacista blanco en Arizona, en el suroeste de Estados Unidos.
Además de cometer numerosos crímenes de odio en ese tiempo, se dedicaba a reclutar jóvenes para su movimiento.
Llevaba dos esvásticas tatuadas en el pecho y el lema de su grupo grabado en su espalda: "Orgullo blanco".
Pero su vida comenzó a cambiar después de que cayó preso por posesión de armas y drogas, hace un poco más de 10 años.
Tras pasar un año recluido, conoció a Tiffany Whittier, quien fue asignada como su agente de libertad condicional y que, en palabras de Kent, le "cambió la vida".
Hay un detalle más en esta historia: Whittier es de raza negra.
Pasado
Michael Kent creció en un barrio de mayoría afroestadounidense en el que sufrió muchos incidentes violentos y tuvo que "luchar para sobrevivir". Él y su familia.
Cuando tenía 12 años, uno de sus vecinos irrumpió en su casa e intentó violar a su madre.
En otra ocasión, escuchó a la mamá de una de sus amigas decirle a su hija que no quería "a ese diablo de ojos azules en casa".
"Eso solo alimentó mi odio, ya que no me querían. Entonces comencé a odiarlos más que a nada", explica.
"Solo por la forma en que una persona me trató, pensé que todos eran así. Odiaba más y más a medida que pasaba el tiempo", afirmó Kent a la BBC.
Así fue que se hizo parte de un movimiento supremacista y comenzó a hacerse tatuajes con motivos nazis.
Kent cuenta que se "ganó cada letra" de su tatuaje de "Orgullo blanco" lastimando a alguien.
El cambio
Tiffany Whittier ya había visto fotografías de los tatuajes de Michael antes de conocerlo en persona.
Ella fue la primera persona que se atrevió a visitarlo sola.
Antes, por sus antecedentes violentos, Michael solo había sido atendido por agentes de libertad condicional que iban a visitarlo de dos en dos.
Whittier sabía en lo que se estaba metiendo, pero optó por no dar importancia al pasado de Kent.
Eso impresionó al neonazi.
"Ese día despertó algo. Tuvo la audacia, la fuerza para venir a mí. Desde ese día, poco a poco, comenzó a transformar mi vida", afirma el hombre.
En la siguiente visita, Tiffany descubrió las esvásticas, banderas confederadas e imágenes de Hitler en la sala de Kent, pero le hizo saber que no estaba allí para juzgarlo.
"Quería conocerlo por su valía. Empecé a hablar con Michael, averiguar de dónde era, de dónde provenía su odio", explicó la mujer en entrevista con la BBC.
"Simplemente trabajé con él, quería que tuviera éxito en su etapa de libertad condicional. No me di cuenta del impacto que estaba teniendo en su propia vida", concluye Whittier.
Dejarlo de a poco
Entre bromas, la agente le sugirió a Kent que reemplace sus cuadros nazis por otros con influencias más positivas, como caras sonrientes.
Lo que no imaginaba Whittier es que él tomaría muy en serio sus sugerencias.
Poco a poco, Kent se deshizo de toda la parafernalia nazi que tenía montada en su apartamento,
Michael señala que desde ese momento comenzó a sentirse mejor, menos agresivo.
Mientras tanto, la amistad con Tiffany crecía. Ella ya conocía a sus compañeros de trabajo y familiares.
"Se involucró más y más en mi vida, y el odio comenzó a alejarse y el amor a crecer en mi corazón", afirma el hombre.
Kent recuerda que en el trabajo solían llamarlo "pantalones irritables", pero que después de pasar tiempo con Whittier empezó a trabajar feliz y sin agresividad.
El paso final
Para completar su transformación, Michael se sumó a una organización llamada Redemption Ink, un grupo sin fines de lucro en EE.UU. que elimina los tatuajes relacionados con el odio.
Fue enviado a un centro en Colorado, donde ahora vive y en el que comenzó a cubrir las imágenes grabadas en su cuerpo con nuevos diseños.
"Están convirtiendo toda esta fealdad en algo hermoso. Casi estoy a punto de llorar", afirma Kent.
Michael ahora vive en las montañas, trabajando en una granja de pollos donde él es la única persona blanca.
Él y Whittier ahora esperan usar su historia para alentar a otros a interactuar más entre sí para combatir el racismo.
Planean escribir un libro y pronto lanzarán un grupo de Facebook "para hablar sobre cuestiones raciales y unir todas las culturas".
"Lastimé a mucha gente, lastimé a los jóvenes al reclutarlos. Pasé de ser un rabioso racista a una buena persona", afirma Michael a tiempo de reconocer que una agente afroestadounidense le cambió la vida.
"Es una mujer muy valiente y estoy muy contento y muy agradecido de que esté en mi vida", concluye Kent.