Las fotos han dejado impresionado a medio mundo.
Un grupo de buzos pudo nadar junto a tiburón blanco de seis metros de largo en aguas de Hawái, incluso llegando a tocarlo.
La fotógrafa Kimberly Jeffries fue una de las personas que se acercó al que se considera el tiburón blanco más grande del que se tenga registro y que fue bautizado como Deep Blue.
"Pensé que mi corazón iba a explotar", le cuenta Jeffries a la BBC.
Ella y sus colegas tenían la misión de obtener imágenes de tiburones que se alimentaban del cadáver de un cachalote muerto.
Estaban en un bote frente a la costa de Oahu, Hawái.
"Notamos que los tiburones tigre llegaron a la parte trasera cercana a los motores. Fue perfecto porque al fin de cuentas era lo que esperábamos ver", relata.
Sin embargo, después de meterse en el agua, Jeffries dice que ella y su equipo se sorprendieron al descubrir que no había tiburones.
"Tal vez 30 segundos después vimos a este enorme tiburón, que viene de la profundidad con bastante gracia y lentamente. Y sube para alimentarse del esqueleto (del cachalote)", explica.
Jeffries publicó un video del encuentro en su cuenta de Instagram.
"Mi corazón iba a explotar"
El tiburón una hembra de alrededor de 50 años con un peso estimado de 2,5 toneladas y casi 6 metros de largo.
"Mi amigo Andrew estaba allí y se dio la vuelta y me miró. Dijo algo como 'Kim, es un gran tiburón blanco' y me di la vuelta y dije 'Lo sé, Andrew, lo sé'".
No era lo que el equipo esperaba, por lo que Jeffries dice que estaban "absolutamente impresionados".
"Su gran tamaño era impresionante", le dice a la BBC.
"Pensé que mi corazón iba a explotar. Pero luego, después de esa emoción, te cambias al modo de trabajo y te calmas", explica.
A pesar de su experiencia con los tiburones, Deep Blue fue diferente.
"Era evidente que esto era algo mucho más mágico y mucho más especial. Ella (Deep Blue) ha vivido mucho tiempo. Ni siquiera la longitud era lo increíble. Era lo enorme que era ella. Era enorme e hinchada", señala.
A pesar de estar cerca del tiburón, Jeffries insiste en que nunca se sintió amenazada.
"Es una experiencia increíblemente edificante. Estos son depredadores alfa, por lo que deben ser respetados. Me sentí bastante confiada, pues con una fuente de comida tan fácilmente disponible (el cachalote), no había peligro alguno", explica.
Parece fácil decirlo cuando estás a salvo en tierra firme, pero ella dice que el sueño de todo fotógrafo es captar en su habitat a un animal como este.
"Es como ir a un safari y caminar al lado de un león".