El sufrimiento de un autista que se cansó de ser arrestado por mendigar
Cuando le prohibieron pedir limosna y dormir en los portales de las tiendas de Middlesbrough, en el noreste de Inglaterra, Bradley Grimes le pidió al juez que lo enviara a prisión para no quedarse en la calle.
¿Qué sucedió entonces?
"Lo único que hicieron fue ponerme una orden por comportamiento antisocial para intentar que deje de mendigar. Pero tengo que hacerlo para sobrevivir", le dijo Grimes al programa de la BBC Victoria Derbyshire.
Duerme en las calles desde que abandonó el sistema de protección social a los 17 años.
Con autismo y, en sus propias palabras, la edad mental de "un niño pequeño", no fue capaz de encontrar trabajo y recurría con frecuencia a pedir comida o dinero a transeúntes.
Hasta que las autoridades de Middlesbrough dictaron contra él una orden por comportamiento antisocial, que incluye la prohibición de "merodear" por los exteriores de establecimientos comerciales.
Múltiples arrestos
Grimes aseguró que en la práctica le "impide sentarse fuera de una tienda" y dormir en portales para no pasar frío. Lo que le significó acabar arrestado varias veces.
"El circuito de videovigilancia te detecta y envía ya sea a la policía o a la policía de tránsito. Si la policía viene, te arresta", explicó el joven de 23 años.
Dijo que llama la atención de las autoridades incluso al sentarse en una parada de autobús: "Llegó al punto en que me estaban encerrando una o dos veces al día durante unos dos meses. Estaba en prisión buena parte del fin de semana, casi todos los fines de semana".
"No puedo ni sentarme en un banco en la calle sin que me encierren. Tengo que estar en movimiento".
Frustrado, decidió pedir ayuda, aunque de una forma inusual. Había sido llevado ante el juez, acusado de quebrantar una sentencia de cuatro meses de cárcel suspendida.
Se declaró culpable y pidió al magistrado que lo enviara a prisión. Esperaba así poder poder conseguir alojamiento.
"Era la última opción que se me ocurría", explicó.
El juez admitió: "Fundamentalmente, estamos encerrando a un indigente por ser indigente. Quiero que lo acojan en algún lugar para que cuiden de él".
"No basta con que las autoridades se den la vuelta y digan que es un problema ajeno", aseguró el magistrado, "si te dejara libre hoy, lo más probable es que te sientes en un banco o duermas en el portal de una tienda y que te encierren de nuevo".
En noviembre, Grimes fue liberado pero le ofrecieron un alojamiento con apoyo. Ya había vivido allí antes, pero le dijeron que se vaya después de que se encontrara cannabis en su habitación.
Bradley también ha tenido problemas con drogas que, según él, tomaba para "aliviar el dolor". Aseguró que esta vez está decidido a mantenerse lejos de las drogas.
"No puedo valerme por mí mismo"
Grimes afirmó que la vida aún puede ser dura. De hecho, cree que era más simple en prisión debido a su autismo.
"[En la cárcel] No tienes que preocuparte por nada. [Mientras que afuera] Me es imposible valerme por mí mismo, porque soy muy malo en cuestiones como dinero y presupuesto".
Cuando Grimes salió de la prisión de Durham, apenas tenía US$23 a su nombre. Gran parte de este dinero se fue en el billete de tren a Middlesbrough.
Solicitó ayudas públicas y está a la espera de la resolución, pero dijo que la falta de fondos durante tanto tiempo tuvo un impacto en su salud.
Tiene un tumor cerebral, epilepsia y un soplo en el corazón. Pero afirmó que no se puede permitir ir hasta el centro especializado en cáncer que hay en Newcastle a recibir tratamiento.
Él cree que su historia podría haber sido diferente si las autoridades locales le hubieran dado el apoyo suficiente la primera vez que se quedó sin techo.
En cambio, fue enviado de una agencia a otra, aseguró. La Municipalidad de Middlesbrough no respondió a las preguntas del programa.
Durante una caminata por la ciudad, Grimes vio a un amigo, un indigente llamado Tony que afirmó no poder conseguir ningún tipo de ayuda.
Tony dijo que tiene que robarle a vendedores de droga para poder sobrevivir. No es algo que Grimes apruebe, pero la desesperación que se esconde bajo estos actos es algo que aseguró entender