Partenogénesis: las anacondas que nacieron sin la intervención de un macho
Los biólogos en el Acuario de Nueva Inglaterra, en Boston, Estados Unidos, se llevaron una gran sorpresa cuando vieron estos bebés.
Dos crías de anaconda verde habían nacido en una exhibición sobre la selva amazónica en la que solo había hembras de la especie.
La anaconda verde (Eunectes murinus) es una especie de serpiente constrictora de la familia de las boas, endémica de ríos tropicales de Sudamérica.
Pruebas de ADN confirmaron que los bebés de más de medio metro de largo cada uno habían nacido sin necesidad de un macho, gracias a un tipo de reproducción no sexual conocida como partenogénesis, un termino de origen griego que se traduce como "nacimiento virgen".
La partenogénesis es más común en insectos y también ha sido documentada en forma limitada en lagartos, serpientes y tiburones.
En el caso de las anacondas de Boston, se trata del segundo caso confirmado de partenogénesis en una anaconda verde, luego de un nacimiento similar en un zoológico británico en 2014.
¿Son clones?
Los biólogos descubrieron en la exhibición de Boston que Anna, una anaconda de más de tres metros de longitud y cerca de 15 kilos de peso, estaba dando a luz.
Algunas crías nacieron muertas, algo común en casos de partenogénesis. Dos sobrevivieron.
Una de las preguntas más populares entre los visitantes al acuario es, ¿son los bebés clones de Anna?
Los biólogos del acuario señalaron que hay diferentes casos de partenogénesis. Muchos no resultan en copias genéticamente exactas de las madres, aunque pruebas iniciales de ADN parecen confirmar que los bebés de anaconda sí son clones de Anna.
El nacimiento virgen se produce cuando lo que se conoce como un cuerpo polar, una célula producida al mismo tiempo que el huevo, juega el mismo papel que la esperma y dispara el proceso por el que el huevo se transforma en un embrión.
Cada cría contiene en este caso dos copias de la mitad de los cromosomas de la madre, por lo que serían "medios clones" de su progenitora.
Tiburones, dragones y pitones
Hasta hace relativamente pocos años se consideraba a la partenogénesis una rareza evolutiva.
Los casos registrados se habían observado en animales en cautiverio y se creía que se trataba de una forma de asegurar descendencia cuando no había machos disponibles o las condiciones de estrés eran extremas.
Pero los nacimientos vírgenes han seguido sorprendiendo a los investigadores.
En 2001 un tiburón cabeza de pala (Sphyrna tiburo) en cautiverio dio a luz una cría por nacimiento virgen en Florida.
En 2006, dos dragones de Komodo, el mayor lagarto del mundo, tuvieron crías de esa forma.
Uno de los dragones se encontraba en el Zoológico de Chester y otro en el Zoológico de Londres, en Inglaterra.
Y en 2012 los científicos se llevaron otra sorpresa, cuando descubrieron que una especie de serpiente venenosa, el crotalino o víbora de foseta, suele tener nacimientos vírgenes aun en el medio silvestre y con disponibilidad de machos.
Ese mismo año, Thelma, una pitón del zoológico de Louisville en Kentucky, Estados Unidos, tuvo seis crías saludables por partenogénesis, el primer caso confirmado de ese fenómeno en pitones reticuladas.
No ha se observado ningún caso de nacimientos vírgenes en mamíferos.
Enigma evolutivo
¿Por qué se produce la partenogénesis?
El nacimiento virgen parece ser problemático desde un punto de vista evolutivo.
Si los animales producen clones de si mismos, el grado de endogamia y la falta de diversidad genética significan que el linaje es más vulnerable a enfermedades.
¿Por qué entonces usar esta estrategia de reproducción aún cuando hay machos disponibles?
Algunos científicos creen que los nacimientos vírgenes pueden ser el legado de una forma muy antigua de reproducción.
Las especies en que la partenogénesis es más exitosa, como las boas y pitones, son también más antiguas que otras como cobras, en la que los nacimientos vírgenes suelen producir solo una o dos crías que generalmente no sobreviven.
Hace millones de años había tan pocos individuos o era tan difícil encontrar una pareja sexual que esas especies antiguas simplemente producían clones.
Las condiciones son distintas en la actualidad, pero tal vez la partenogénesis se mantenga como un mecanismo de reserva disponible cuando la reproducción sexual es poco probable o muy costosa en términos energéticos.
Si esa hipótesis es cierta, algunos científicos señalan que podríamos ver más casos de partenogénesis en el futuro, a medida que las poblaciones de algunas especies se reduzcan debido a la pérdida de hábitat y las presiones del cambio climático.