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[FOTOS] Pareidolia: ¿por qué vemos caras en lugares inesperados?

[FOTOS] Pareidolia: ¿por qué vemos caras en lugares inesperados?
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¿Has visto la foto de una casa que se parece a Hitler? ¿O un enchufe que parece enojado? No te preocupes. Es un fenómeno psicológico que nos ocurre desde bebés y se llama pareidolia. Te lo explicamos.

Tal vez hayas visto estas imágenes divertidas en internet: una casa que parece Hitler, el perfil de Donald Trump en la oreja de un perro, o una golosina que se asemeja a Kate Middleton, la esposa del príncipe William.

Estos casos curiosos de rostros famosos en sitios inesperados son ejemplos de "pareidolia", un fenómeno psicológico que consiste en reconocer patrones significativos (como caras) en información aleatoria.

Un gancho para colgar abrigos que recuerda a una persona con los brazos abiertos
Un gancho para colgar abrigos que recuerda a una persona con los brazos abiertos

¿Por qué experimentamos pareidolia?

Si encuentras rostros en sitios sorprendentes, no te preocupes. Estás en buena compañía.

Este fenómeno tiene una explicación simple: el cerebro humano está "cableado" para reconocer rostros.

Un barco que parece expresar sorpresa, y el costado de una rallador de queso que parece tener una sonrisa amplia
Un barco que parece expresar sorpresa, y el costado de una rallador de queso que parece tener una sonrisa amplia

La pareidolia tiene sentido desde un punto de vista evolutivo, asegura el psicólogo Rob Jenkins, de la Universidad de York en Inglaterra.

"Si hay un rostro cerca, hay una mente cerca. Y eso significa que hay alguien que potencialmente puede causarte mucho bien o mucho daño", dice.

La hoja de una planta con agujeros que le hacen asemejarse a una cara con la boca abierta masticando
La hoja de una planta con agujeros que le hacen asemejarse a una cara con la boca abierta masticando

El reconocimiento de rostros comienza muy temprano en nuestra vida.

"Bebés con apenas nueve minutos de vida parecen mostrar una preferencia por patrones similares a caras", señala Jenkins.

Una casa que parece enojada
Una casa que parece enojada

En un experimento, bebés recién nacidos pasaron más tiempo mirando patrones de puntos y rayas que se asemejaban a un rostro, que otros patrones aleatorios.

Y no hace falta recibir mucha información o estímulos visuales para que descifremos un rostro. Unas marcas oscuras en la posición de los ojos y la boca ya es suficiente.

¿Pero somos los humanos realmente tan especiales?

Esta "habilidad", sin embargo, no parece ser exclusiva de los seres humanos.

Un estudio de 2017 constató que las ovejas tienen la capacidad de reconocer rostros humanos familiares.

A sheep conducting an experiment, seemingly recognising the face of former US President Barak Obama
A sheep conducting an experiment, seemingly recognising the face of former US President Barak Obama

Investigadores de la Universidad de Cambridge en Inglaterra lograron entrenar ovejas para que reconocieran los rostros de los actores Jake Gyllenhaal y Emma Watson.

También los del expresidente de Estados Unidos Barack Obama, y de la expresentadora de noticias de la BBC Fiona Bruce.

La espuma en un vaso de cerveza ase asemeja a un fantasma
La espuma en un vaso de cerveza ase asemeja a un fantasma

Y aunque los humanos tenemos una gran habilidad para reconocer rostros familiares, no somos tan buenos con las caras extrañas.

Cuando investigadores mostraron a los participantes en un experimento rostros desconocidos, el margen de error fue de 20%.

Con caras que no conocemos, diferencias sutiles en expresión, iluminación, maquillaje o peinado pueden afectar nuestras habilidades de reconocimiento.

¿Qué tan buenos somos en comparación con las máquinas?

Los software de reconocimiento facial existen desde hace tiempo, pero no han logrado el nivel de exactitud esperado, según el corresponsal de tecnología de la BBC, Rory Cellan-Jones.

Cuantas más imágenes procesa una computadora, menos preciso tiende a ser el reconocimiento.

"Hay una extraordinaria variación en la información que contienen las imágenes usadas para entrenar computadoras", señaló Rory Cellan-Jones.

¿Quién ganará entonces la batalla de la pareidolia? ¿Los seres humanos o las computadoras?

"Depende de la tarea", aseguró Rob Jenkins. "Si se trata de una persona que reconoce un rostro familiar, apuesto por los seres humanos. Pero si la cara es desconocida, habrá situaciones en que la máquina compita de igual a igual".

Jenkins cree, sin embargo, que con el rápido avance de la tecnología, en algún momento no muy lejano las máquinas serán más eficientes que las personas en el reconocimiento facial.

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