"Aunque no sepan quién soy, fue maravilloso que alguien me diese su corazón", explica Grace Fincham entre lágrimas. "Ahora puedo vivir otra vez".
Grace, una chica británica de 13 años, tiene una enfermedad rara en la piel que le afectó al corazón.
El año pasado se puso gravemente enferma.
"Me trasladaron al hospital Great Ormond Street, de Londres, donde me dijeron que necesitaba un trasplante de corazón. Me puse a llorar", explica Grace.
"Cuando me dijeron que necesitaba un trasplante llegué a pensar que me harían ya la operación. Entonces me explicaron que había que encontrar un corazón que fuese perfectamente adecuado para mí, y que podía tardar años", añade.
Grace era consciente de las dificultades que entrañaba su caso. "Asusta mucho saber que es muy probable que algo vaya mal", reconoce.
Tras meses en el hospital, encontraron un donante.
"Estoy agradecida a todas las personas que me ayudaron", dice Grace con una sonrisa.
Ahora se está recuperando favorablemente del trasplante de corazón al que se sometió para salvar la vida.
Pero algo inesperado pasó poco antes de que la operasen: su hermano tuvo que entrar en la lista de espera para recibir, también él, un trasplante.
La realidad es que los niños pueden llegar a esperar el doble de tiempo que los adultos para recibir trasplantes de corazón urgentes debido a la escasez de donantes adecuados.
Freddie, de 12 años, también habla de su experiencia.
"Estaba asustado. Por la noche a veces imaginaba que venía mi madre y me decía: 'Freddie, encontramos un corazón", explica.
Para Michelle, la madre de los niños, fue una experiencia muy dolorosa.
"Mi mayor miedo era que los dos acabasen necesitando un trasplante de corazón al mismo tiempo. Todo el mundo me decía que no pasaría, que no se daría esta situación, que no podía tener tan mala suerte", explica Michelle.
Ahora están todos pendientes de la evolución de Freddie.
"Cruzo los dedos para que no le pase nada tan malo como lo que me pasó a mí, que estuve muy enferma. Soy muy protectora con él, necesito cuidarlo", explica Grace.
Michelle saca fuerzas para ayudar a sus hijos.
"Hay días en los que me siento y lloro, cuando me doy cuenta de lo cerca que estuvimos de perder a Grace y sabiendo que queda camino por recorrer con Freddie. Es abrumador. Pero es lo que nos tocó, así que hay que seguir adelante", cuenta.
Angie Scales, enfermera especialista en trasplantes, explica que a los padres les cuesta aceptar la donación en niños.
El sistema público de Reino Unido pondrá en marcha una estrategia para asegurarse de que todos los padres tengan la oportunidad de donar y estén acompañados en el proceso.
"Es increíble la cantidad de gente que conocemos que se hicieron donantes cuando supieron lo que les pasó a Grace y Freddie y la cantidad de gente que hablaron de ello con sus hijos", concluye Michelle.
Toda la familia estará eternamente agradecida al donante de Grace, que permanece en el anonimato.