Los jóvenes que deciden comprar una casa entre amigos (y cuáles son los riesgos)
Courtney McClure está comprando una casa con seis habitaciones en el sur de Londres junto a su esposo Alex y otra pareja.
Su caso no es del todo excepcional. Con los aumentos experimentados en el precio de la vivienda durante la última década, muchos jóvenes encuentran dificultades para convertirse en propietarios.
Algunos de ellos están optando por juntarse con otros amigos para comprar, pero esa alternativa no está exenta de riesgos.
La negociación de los McClure está casi terminada. Los compradores están emocionados por poder hacer suya esta propiedad, que tiene un gran jardín y amplias áreas comunes.
Juntar sus recursos con otra pareja les ha permitido comprar en un lugar "mucho más atractivo" y mejor comunicado que si hubieran realizado la operación por separado, explica Courtney.
"Estamos consiguiendo mucho a cambio de nuestro dinero", apunta Alex, un ingeniero de sonido de 32 años de edad.
Pero el dinero nunca debería ser la única motivación para comprar junto a los amigos, señala Courtney. "Es algo muy importante. Estás compartiendo tu mundo. Creo que si solamente lo haces por razones de costo, probablemente no lo disfrutarías".
Su visión es compartida por Lucy Jordan, quien cree que comprar una propiedad con los amigos es "la respuesta".
Ella afirma que no se trata solamente de una decisión sabia desde el punto de vista financiero, también es "la mejor opción" debido a que "las personas están mejor cuando viven en grupos".
"La gente intenta decidir cómo hacer lo mejor con sus vidas", afirma Lucy, quien en la actualidad vive en Harlesden, en el norte de Londres. Para ella, eso significa comprar una propiedad en Dover o cerca de allí junto a su pareja y a otros cuatro amigos.
El grupo aún no se ha decidido por ningún lugar en particular, pero Lucy asegura: "todos estamos muy emocionados con esto. Definitivamente es el camino que vamos a recorrer".
¿Hay más gente haciendo esto?
M&S Bank considera que ha habido un aumento en el número de personas comprando de forma compartida. El año pasado, ellos lanzaron una "hipoteca para cuatro", tras una investigación que mostraba que "la mayoría de los millenials tomarían una hipoteca con dos o más personas para empezar a convertirse en propietarios".
"La opción de convertirse en socios de una hipoteca es particularmente atractiva para aquellos que ya están compartiendo vivienda y nuestras investigaciones muestran que el concepto se está haciendo cada vez más popular entre los millenials", comentó Paul Stokes, jefe de productos de M&S Bank.
La agencia de corretaje hipotecario London & Country ha detectado un pequeño aumento en las solicitudes presentadas por grupos de tres o cuatro personas, pero su portavoz David Hollingworth señala que ese incremento no refleja las hipotecas suscritas por dos amigos, por ejemplo, y tampoco aclara si los solicitantes tienen "respaldo parental".
Aunque el fenómeno puede estar en alza, Alex McClure señala que cuando él y sus co-compradores contactaron a los agentes inmobiliarios, "muchos de ellos parecían sorprendidos, creo que aún es considerado anormal".
No todas las instituciones financieras ofrecen hipotecas para grupos. Nationwide, uno de los mayores proveedores de créditos de este tipo en Reino Unido, por ejemplo, tiene en la actualidad un límite de dos personas por hipoteca.
¿Qué pasa con los riesgos?
David Hollingworth, de la firma de consejeros hipotecarios London & Country, advierte que si uno de los co-compradores decide salir del acuerdo, esto podría crear una situación en la que los demás "tendrían que comprar ellos su parte o si no puede hacer frente a ese gasto, enfrentarse a la posibilidad de tener que vender la propiedad".
Explica que incluso si los nombres de cuatro personas están en una hipoteca, si uno deja de pagar, el prestamista tiene el derecho a exigir el pago completo de cualquiera de ellos al que logre contactar.
Sean Gilbert, un hombre de 40 años residenciado en Bedfordshire, considera que co-comprar es "locamente arriesgado".
Desde que él terminó sus estudios ya ha vivido en 16 viviendas alquiladas distintas pero señala que los precios de las casas han estado "artificialmente inflados" debido al mercado de quienes compran para alquilar y él se ha resignado a no convertirse nunca en propietario.
Pese a ello, él nunca pensaría en co-comprar. "No existe virtualmente ninguna protección legal si alguien quiere abandonar el acuerdo y salirse, llevándose su capital", apunta.
Lucy Jordan, sin embargo, tiene una "confianza absoluta" en su grupo.
"Todos somos muy cercanos y si algo ocurriera que significara que uno de nosotros se volviera financieramente insolvente, yo querría apoyarle. Estamos todos juntos en esto. Nos veo más como una familia", dice.
Sin embargo, existen algunos mecanismos para formalizar las obligaciones de los co-compradores entre sí.
Los McClures y sus co-compradores han diseñado un contrato de fideicomiso, que es un acuerdo legal usado para especificar cómo una propiedad está repartida entre sus co-dueños.
Allí se establecen los pasos que tomaría el grupo si alguien decide abandonarlo.
"No creo que ninguno guardará algún rencor si alguien es realmente honesto y dice 'odio esto', y creo que es mejor hacer así y mantener la amistad que alargar una situación terrible", señala Courtney.
Por ahora, no obstante, el grupo de amigos está entusiasmado con la idea de mudarse juntos, con una pareja viviendo en cada piso y compartiendo los gastos de cualquier obra de renovación y, posiblemente también en el futuro, de pagos por cuidado de niños pequeños.
Como señala Alex: "Si no tienes padres ricos, ¿de qué otra manera vas a empezar a convertirte en propietario?".