En Estados Unidos, lo conocen simplemente como "Doctor Bill". Así de famoso es Bill Dorfman, el dentista de algunas de las celebridades más conocidas de Hollywood.
Su consultorio en Beverly Hills está adornado con los cuadros de sus clientes estrella: desde los legendarios Dolly Parton y Jay Leno hasta los jóvenes Mark Wahlberg, Anne Hathaway y Usher.
Este año, el Doctor Bill fue noticia cuando ingresó al Libro Guinness de los Récords por haber creado la joya dental más cara de la historia, que utilizó la cantante Katy Perry en su video "Dark Horse".
La decoración dental, que se conoce como un "grill", fue hecha de diamantes y otras gemas y costó US$1 millón.
Pero no sólo las estrellas de Hollywood invierten fortunas en sus dientes: los estadounidenses representan cerca de un tercio del negocio mundial de la odontología cosmética.
Se trata de una industria que anualmente genera US$16.000 millones a nivel global.
La periodista de la BBC Natalia Guerrero entrevistó al Doctor Bill como parte de su documental "Poniendo tu dinero donde está tu boca" que forma parte de la temporada Money and Power (Dinero y Poder) del Servicio Mundial de la BBC.
Le preguntó por qué los estadounidenses invierten tanto en embellecer sus dentaduras.
"Tu sonrisa es todo. Cuando conoces a una persona y te regala una linda sonrisa, es acogedor, es amigable, es cálido. Cuando las personas no sonríen, piensas cosas (negativas) sobre ellos, aunque no sean ciertas", señala.
"Entonces, si tus dientes te frenan para sonreír, debes arreglarlos", aconseja.
"Una linda sonrisa"
El reconocido dentista cosmético rechaza las críticas de que su trabajo es superfluo.
"En la escuela de odontología te enseñan a salvar un diente. Bien, eso es genial. Pero cuando salvas todos los dientes, salvas una sonrisa y cuando salvas una sonrisa, muchas veces salvas una vida", asegura.
"Comencé a amar realmente el trabajo cosmético porque vi la gran mejora que hizo en la vida de las personas", afirma.
Dorfman saltó a la fama gracias a un popular programa de televisión llamado Extreme Makeover (Cambio de imagen extremo), un reality que se dedicaba a "embellecer" a personas de todo tipo, a través de tratamientos quirúrgicos.
Él se dedicaba a la parte odontológica y fue allí que se ganó el apodo de Doctor Bill.
"Después de cada programa muchos criticaban las cirugías estéticas. Pero nadie criticaba la ortodoncia", asegura.
"Nunca hubo alguien que dijera: 'Se tendría que haber dejado la mala sonrisa'. Jamás. Quizás no les gustara cómo quedó la nariz o las orejas, o cualquier otra parte. Pero nadie decía que se tendría que haber dejado (los dientes como estaban)".
"El motivo de esto es que todo el mundo quiere tener una linda sonrisa. Es saludable. Es bello. Es todo", sentencia el autor de dos bestsellers sobre ortodoncia cosmética: "The Smile Guide" (La guía de la sonrisa) y "Billion Dollar Smile" (La sonrisa de mil millones de dólares).
Sonrisa es salud
El vínculo entre la sonrisa y la salud no es menor. Así como en épocas pasadas el estado de los dientes se utilizaba para determinar la salud de los esclavos y de los caballos, hoy, en una sociedad obsesionada con el bienestar físico, la sonrisa juega un papel protagónico.
¿Cómo tener una sonrisa saludable?
"Debes cuidarte los dientes: debes cepillártelos y también debes pasarte hilo dental".
Esto último es, según el Doctor Bill, la clave de la higiene dental.
"La gente dice: "Doctor, pero yo me cepillo tanto... ¿realmente necesito usar hilo dental? Y siempre digo: 'Piénsalo, cuando se limpia los dientes se limpia el frente, la parte superior y la parte posterior: tres superficies. ¿Qué pasa con las dos superficies que no limpias? Si no usas hilo dental estás dejando dos de cinco superficies sucias. Y aquí es donde la mayoría de los adultos tienen caries", advierte.
El experto también aconseja dos visitas al año al dentista para que realice una limpieza profesional, "porque hay cosas que no puedes limpiar con un cepillo de dientes e hilo".
Pero una cosa es una sonrisa saludable y otra una sonrisa "perfecta". Esto último es a lo que aspiran todos esos estadounidenses más acaudalados que gastan más de US$5.000 millones al año en odontología cosmética.
Como perlas
Por lejos, el tratamiento de belleza más buscado para los dientes es el blanqueamiento.
Se trata de una obsesión que va más allá de las costas de EE.UU.: la industria mundial del blanqueamiento dental mueve más de US$11.000 millones (cerca de un quinto de esa cifra corresponde a los estadounidenses).
"Todos quieren tener dientes blancos", confirma el médico, quien asegura, además, que conseguirlos es un proceso "súper sencillo".
"Si tienes dientes lindos pero están amarillos, en una hora puedes tener dientes blancos", señala.
Además de los procedimientos que ofrecen especialistas como él, también hay toda una serie de productos que se venden en comercios, farmacias y online, que permiten realizar un blanqueamiento en la casa.
Sin embargo, la búsqueda de la perfección puede llegar a extremos poco saludables.
Así como algunas personas desarrollan desórdenes alimenticios en su obsesión por ser delgados, hay quienes se pasan de la raya en su búsqueda de la sonrisa más luminosa.
El fenómeno se conoce en inglés comobleachorexia (blanqueorexia).
"Son personas que blanquean sus dientes de forma compulsiva, una y otra vez, sin parar", explica el especialista.
"Con dientes naturales hay un límite en el cual simplemente no se ponen más blancos".
Peligros
Aunque esta obsesión no es dañina para los dientes si se usa un producto "aprobado por el dentista, con un PH natural de 7", el dentista advierte que muchos de los productos que se venden directamente al público contienen ácidos.
"Algo que la gente (en EE.UU.) no sabe es que el blanqueamiento no está categorizado como un procedimiento médico sino cosmético y por lo tanto los productos no son regulados por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA)", afirma.
El dentista de las estrellas dice que no hay que dejarse engañar por esas sonrisas que son tan blancas que brillan.
"Son dientes falsos, porcelana. Los dientes naturales no pueden ser blanqueados más allá de un límite. No se puede hacer que un diente natural se vea como no natural".
Y lo natural, asegura, es algo bueno.
"Mi trabajo como dentista es hacer que tu boca se vea como una creación de Dios. Quiero que la gente piense que naciste con esa dentadura", resume.
Su objetivo es, literalmente, una sonrisa divina.