Lo que te hubiera gustado que tus padres supieran cuando te estaban criando
Cuando criamos a nuestros hijos hay una fuente obvia donde buscar inspiración: nuestros padres. Eso significa que los criamos de la misma manera en que fuimos criados.
Aunque seguramente ahí hubiéramos podido recopilar bastante información de cómo proceder, siempre hay más que podríamos aprender.
La psicoterapeuta británica Philippa Perry acaba de sacar una guía para la crianza de los hijos llamada "El libro que desearías que tus padres hubieran leído".
En el texto explica cómo ser buenos padres y darle a los hijos un buen y saludable comienzo, sin tanta autocrítica. Aquí van cinco de sus principales consejos.
1. Poner límites
Esto es bien difícil porque amas a tus hijos y les quieres dar de todo, pero llega un momento cuando alcanzas un límite.
Aunque pienses que eres la mamá o el papá más flexible del mundo, todavía necesitas poner límites.
¿Cómo se hace eso de una manera cariñosa? La respuesta es hacer declaraciones en términos de "yo" y no de "tú". El padre o la madre se definen a sí mismos y no definen al hijo.
Eso significa decir: "Yo sé que quieres tomar el autobús nocturno que atraviesa la ciudad, pero yo no estoy preparada(o) para dejarte hacer eso todavía".
En lugar de decir: "No, tú apenas tienes 13 años, eres todavía muy joven".
A nadie le gusta verse definido, así que defínete a ti misma(o) y no a la criatura.
2. Acepta todos los estados de ánimo de tus hijos
El problema con nosotros los padres es que queremos que nuestros hijos estén supercontentos a todas horas.
La cuestión es que como los queremos tanto, no soportamos verlos infelices, así que les decimos: "No estés triste".
Pero es realmente importante que les permitamos expresar todos sus estados de ánimo y que nos mantengamos a su lado mientras lo hacen.
Debemos aceptar todas sus emociones para que no se sientan mal de estar tristes o enfadados.
3. Recuerda que tus hijos se ven reflejados en ti
Hay que tener en cuenta que somos como un espejo humano para nuestros hijos.
Los niños internalizan la manera en que respondemos y eso se vuelve parte de su composición psicológica.
Si siempre los estás regañando, como diciéndoles, "¡Mira esos zapatos sucios!", lo único que verán es tu cara enfadada.
Así que, asegúrate de relajarte antes de mencionar esos zapatos llenos de lodo.
Trata de sentirte alegre de verlos.
4. Todo comportamiento es una forma de comunicación
Si estás teniendo problemas de comportamiento con tu hijo, recuerda esto: todo comportamiento es comunicación.
Lo que tus hijos están haciendo es tratando de comunicar algo de la mejor manera que conocen.
Así que lo que debemos hacer es descubrir el verdadero significado de ese comportamiento y ayudarles a encontrar una mejor manera de expresar lo que sea que están sintiendo.
Les debemos permitir expresar todos sus sentimientos, aunque los encontremos inconvenientes.
A los niños hay que ayudarles a articular sus sentimientos. Todo el mundo es diferente.
5. Los hijos no son un proyecto ni una tarea
Si únicamente te quedas con una sola idea de estas sugerencias, te diría esto: "Tus hijos no son una tarea que hay que completar, ni un proyecto que hay que perfeccionar. Tus hijos son personas con las que debes relacionarte".
Así sean un pequeño bebé o un enorme adulto, son la misma persona.
La autora y psicoterapeuta Philippa Perry habló con el programa Woman´s Hour, de Radio 4 de la BBC. Escucha la entrevista original in inglés aquí.