Nathalie-Jade, de Manchester, tenía 18 años cuando decidió que quería perder peso. Entonces adolescente, hizo una rápida búsqueda en Google y encontró unas pastillas que prometían resultados inmediatos.
"Las fotos (de las personas) se veían genial", le dijo a la BBC.
"El Photoshop hace maravillas en internet".
No pensó mucho en los efectos secundarios e hizo un pedido. "Pensaba que era invencible".
Consecuencias años después
Pero después de empezar a tomarlas empezó a sudar más y a tener un pulso más rápido.
Casi no comía y tenía que beber mucha agua.
Después de ocho semanas dejó de ingerirlas, pero los síntomas continuaron.
Dos años después colapsó de repente y tuvo que ir al hospital.
Los médicos que la examinaron dijeron que su corazón palpitaba tan rápido como si se hubiera bebido 30 tazas de café.
Les sorprendió que no le hubiera dado un ataque al corazón.
Ahora, con 26 años, Natalie-Jade todavía tiene ocasionalmente soplos cardíacos, un sonido o soplido que se escucha al auscultar el corazón y que puede indicar que la sangre circula de manera anormal por el corazón.
Medicinas por internet
El número de páginas web que venden medicinas como las que compró Natalie-Jade está creciendo rápidamente.
EL año pasado la agencia británica que regula las medicinas y productos de la salud, conocida como MHRA por sus siglas en inglés, cerró más de 4.000 páginas web que vendían fármacos falsos.
En 2015 había cerrado unas 1.400.
Pero muchos de los sitios web que venden estos productos están fuera de la jurisdicción de un país.
En 2016 Interpol incautó el equivalente a unos US$17,5 millones en medicinas y productos médicos falsos.
Entre ellos 3.000.000 de dosis de pastillas para la disfunción eréctil y más de 300.000 dosis de pastillas para adelgazar.
Pero además, se incautaron también medicinas para tratar enfermedades graves de salud, como cáncer de mama o la lepra.
El factor "lo quiero ya"
Uno de los factores que alimentan esta industria de fármacos falsos en internet es la vergüenza: la gente prefiere comprar pastillas para la disfunción eréctil por internet que en persona, explica Lynda Scammell, asesora de políticas de la MHRA.
Pero además hay un factor de comodidad. "La gente se acostumbra a la conveniencia del "lo quiero y lo quiero ya", añade.
El resultado es que la de los fármacos falsos es ahora una industria multimillonaria, según la Organización Mundial de la Salud.
Del mundo ilegal al mercado oficial
Pero los medicamentos falsos no son algo exclusivo de oscuras páginas web. También han llegado a colarse en cadenas de suministro legítimas, dada la naturaleza global y la complejidad de la industria.
En 2007 se infiltraron en el servicio público británico, conocido como NHS. Y la agencia que regula las medicinas se vio obligada a emitir cuatro avisos de emergencia en cuestión de escasos días para retirar fármacos del mercado.
Más recientemente, en 2011, versiones falsas de la medicina contra el cáncer Avastin, del laboratorio Roche, se colaron en el sistema de salud de Estados Unidos.
Las grandes farmacéuticas aseguran que sus cadenas de suministro son seguras, pero son reacias a compartir qué tipo de medidas de seguridad han implementado por miedo a revelarle sus métodos a las organizaciones que imitan sus productos y que precisamente quieren combatir.
No obstante, esas medidas pueden incluir el uso exclusivo de laboratorios o la utilización de un empaquetado y una impresión especial que facilite la identificación de productos falsos.
Sin embargo el problema radica en que algunos países los fabricantes "compran de proveedores de los que no se pueden fiar", dice Michael Deats, que lidera el grupo de la OMS que lidia con el problema de los productos médicos falsos o de calidad inferior.
"Eso es peligroso", afirma.
Las crisis, una oportunidad de negocio
En las regiones de África Occidental y Central y en el Sureste Asiático hay un problema particular que tiene que ver con cómo los criminales logran venderle fármacos falsos a distribuidores con licencia legal, que luego se lo venden a lugares en los que lagente confía, como hospitales y farmacias.
Y los criminales detrás de esta industria aumentan la producción cuando hay una gran demanda.
Por ejemplo, un brote de meningitis en Níger causó una escasez de vacunas, que rápidamente fue compensada por los falsificadores, explica Deats.
"Los desastres naturales, la guerra, los disturbios... son una oportunidad de negocio", dice.
Criminales de guante blanco
Los criminales detrás de la industria de los medicamentos falsos pueden estar muy bien organizados, pero probablemente no se ajustan al perfil habitual de quienes forman parte del "crimen organizado", interesados en las drogas o las armas, según Deats.
Es más probable que sean hombres de negocios deshonestos, que quizás hayan trabajado en la cadena legítima de suministros de medicamentos y conocen bien el sistema.
Con frecuencia hacen sus tratos desde compañías foráneas afincadas en paraísos fiscales y tienen los recursos para ordenar la producción de millones de dosis de un fármaco falso particular.
"Son redes muy sofisticadas", dice Deats. "En algunos casos se ve bastante inversión... es una producción a una escala industrial".
Como no les interesa que los descubran, en lugar de envenenar a la gente, algo que atraería demasiada atención, prefieren fabricar medicamentos con ingredientes que son ineficaces.
"Estas medicinas son difíciles de identificar. Visualmente tienen el mismo aspecto que las verdaderas", explica.
"Solo que no funcionan".
Así que si alguien después muere de una enfermedad como la malaria, se asume que su cuerpo no respondió al tratamiento, y no que el tratamiento era falso, explica.
"La probabilidad de que te pillen es baja y los beneficios son altos".
Para quienes han consumido fármacos falsos, como Natalie-Jade, las consecuencias pueden tener un efecto para toda la vida.
La recomendación de esta británica para quienes quieren perder peso es conseguir ayuda a través de los canales legítimos, en lugar de buscar una solución inmediata en internet.
"No te creas invencible", dice.