Las escenas de asesinatos, homicidios y suicidios en miniatura que usan para entrenar a forenses
Ella yace de espaldas en la cama, con el cuerpo tapado a medias por una sábana color crema y una manta rosa.
Él está en el piso, boca abajo, sobre un cubrecamas celeste, como si el calor o algún otro motivo lo hubieran llevado a último momento a dormir en el suelo.
Los dos están muertos.
El hombre tiene el pijama cubierto de manchas de sangre, que se extienden también sobre la cama, la alfombra y salpican la pared cerca de la mesa de luz en la que hay una linterna y un teléfono
A no ser por la silla de flores caída en el piso, la habitación está relativamente en orden.
Aunque bien podrían serlo, los protagonistas de esta macabra escena no son reales: son dos muñecos que forman parte de un curiosa y delicada maqueta de hace 70 años, que aún se utiliza en Estados Unidos para entrenar a la policía a investigar crímenes.
Métodos de antaño, crímenes de hoy
Esta extraña colección de 18 horripilantes casas de muñecas -que actualmente está siendo restaurada para exhibirse por primera vez al público- fueron diseñadas por la rica heredera Frances Glessner Lee (1878 -1962), cuya pasión, dedicación y talento por la criminología hicieron que se la conociese como la "madre de la ciencia forense", un apodo nada despreciable para una mujer, en una disciplina completamente dominada por hombres.
El nivel de detalle en cada una de las escenas de la colección -"Nutshell Studies of Unexplained Death" (Estudios en miniatura de muerte sin explicación)- que Glessner Lee diseñó y construyó con ayuda de su carpintero es asombroso.
Cada uno de los elementos que componen el modelo, su color, su forma, su posición, guardan los secretos escondidos en la escena del crimen. ¿O no se trata de un crimen?
"No necesariamente", le explica a BBC Mundo Bruce Goldfarb, asistente ejecutivo de la Oficina de Medicina Legal de Maryland, en Baltimore, Estados Unidos.
"No son todos crímenes u homicidios, sino que los dioramas incluyen todo otro tipo de muertes, incluidos el suicidio y la muerte por causas naturales".
"El baño rosado", "La cocina", "La cabina quemada" y "La sala", por nombrar algunas, se usaban -y se siguen usando- para aguzar la capacidad de observación y el razonamiento deductivo de los futuros detectives y empujarlos en la dirección correcta.
Las mismas maneras de matar... o morir
¿Pero en la era de internet y la impresión en 3D, qué utilidad tienen unas viejas maquetas gastadas por el tiempo?
"Desafortunadamente, los elementos que hacen parte de una muerte violenta no han cambiado demasiado. Hay un número limitado de formas de matar o de morir", dice Goldfarb.
"Sigue habiendo balas y cuchillos, formas de ahorcar, ahogar y envenenar... en realidad no han surgido muchos métodos nuevos para matar a alguien".
"Y los escenarios, extremadamente bien construidos, no son muy distintos a los de ahora. Si le agregas una computadora por aquí, un celular o una pantalla de TV por allá, no difieren en gran cosa de un casa de hoy día".
Por otra parte, continúa el forense, "pese al paso de los años, están sorprendentemente en muy buena forma. Han estado preservadas dentro de unas cabinas y por ello no han estado en continuo contacto con el aire", señala Goldfarb.
Mientras que las grietas o la decoloración de algunos materiales -ahora en proceso de reparación- no afectan suficientemente la escena como para dar pistas falsas.
Secreto bajo llave
Lo maravilloso de cada maqueta es el detalle: el paquete de cigarrillos a medio fumar y tirado en el piso, la bolsa con carne picada que por su color -y la falta de gusanos- debe ser aún fresca, el periódico Batavia Herald tirado en el piso, o el grifo aún abierto que sigue lanzando su chorro de agua fría sobre la mujer despatarrada en la bañera.
Son detalles e historias tomadas de la vida real (aunque el contexto ha sido modificado) que nos obligan a hacernos miles de preguntas.
Son también, en su mayoría, escenas en las que la víctima es una mujer, por lo general de pocos recursos.
No se trata, sin embargo, de encontrar al culpable o de resolver el caso.
"La idea es entrenar al ojo a observar, a detectar evidencias directas e indirectas que determinarán el curso de la investigación", dice Goldfarb.
Por eso las maquetas, con su nivel obsesivo de detalle, son perfectas.
Aunque cada caso sí tienen una solución, explica el experto. Pero está guardada bajo llave en la Oficina de Medicina Legal de Maryland y nadie salvo una persona tienen acceso a ella.
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