Las dos horas que les cuestan miles de dólares a los padres en Estados Unidos
En Estados Unidos, la jornada escolar promedio comienza a eso de las 8:00 y termina aproximadamente a las 15:00. Pero la mayoría de los padres trabaja de 9:00 a 17:00.
Esa discrepancia horaria es un problema para muchas familias, en especial las de menor poder adquisitivo, como explica la periodista estadounidense Kara Voght, de la revista Mother Jones.
El horario escolar en EE.UU. es un vestigio de una era pasada, cuando era menos probable que ambos padres trabajaran fuera del hogar.
La mayoría de las escuelas brindan 180 días de clases, comenzando el año académico en agosto y finalizando en junio.
Permanecen cerrados los fines de semana y días feriados, y hay un promedio de 29 días sin clases, dedicados al desarrollo profesional de los maestros, las reuniones de padres y maestros y vacaciones adicionales.
Este calendario escolar no se ajusta muy bien a las demandas laborales de la mayoría de los padres estadounidenses.
Casi el 70% de quienes tienen niños en edad escolar trabajan en el clásico horario "de nueve a cinco".
Y el tiempo que permanecen cerrados los colegios cada año supera por casi dos semanas el total de días que un trabajador promedio puede tomarse, sumando feriados, vacaciones y licencias con goce de sueldo.
Dado que menos de la mitad del total de escuelas primarias ofrecen programas de extensión escolar, la mayoría de los padres tienen que pagar por cuidadores privados, que cuestan en promedio unos US$6.600 por año.
La alternativa es reducir sus horas de trabajo para poder ocuparse de sus hijos pequeños.
El sacrificio profesional generalmente recae en las madres, un millón de las cuales trabaja menos que a tiempo completo para poder cuidar a sus niños en edad de escuela primaria.
Las madres de bajos ingresos y las madres negras, cuyos trabajos a menudo otorgan menos flexibilidad y tiempo libre, suelen tener que elegir entre cuidar a sus hijos o tener un trabajo.
Los expertos estiman que EE.UU. pierde US$57.000 millones en productividad económica cada año gracias al calendario escolar.
El proyecto que reabrió el debate
Tomando todo esto en cuenta, una de las precandidatas demócratas que aspira a la presidencia, la senadora por California Kamala Harris, propuso un proyecto para abordar esta discrepancia.
Su Ley de Escuelas Amigas de la Familia propone otorgarles a 500 centros educativos de barrios de menores ingresos hasta US$5 millones en subsidios, para desarrollar programas para estudiantes de 8:00 a 18:00, como mínimo, de lunes a viernes.
Según el proyecto, estos colegios permanecerían abiertos todos los días del año escolar, excepto los fines de semana y feriados federales.
Si desean cerrar por cualquier otro motivo, deberán proporcionar un día completo de actividades de enriquecimiento para los estudiantes.
La propuesta de Harris no es que los chicos permanezcan en el aula más horas. Ella sugiere que las escuelas y comunidades desarrollen "oportunidades académicas, atléticas o de enriquecimiento para los estudiantes".
Afirma que deben ser "de alta calidad, culturalmente relevantes, lingüísticamente accesibles y apropiadas para el desarrollo" de los niños.
La propuesta se asemeja mucho a los programas extracurriculares que ya existen en algunos distritos escolares.
La idea no sería que los maestros trabajen más horas sino contratar personal adicional, aunque también se les podría pagar extra a los docentes que se ofrezcan como voluntarios.
Cuando Harris dio a conocer su propuesta, recibió ataques de muchos frentes, incluyendo de demócratas.
Los conservadores la acusaron de debilitar el mandato de la educación pública. La revista de derecha National Review afirmó que convertiría a las escuelas en guarderías.
Los liberales, mientras tanto, criticaron a Harris asegurando que se enfocó en el problema equivocado. Según ellos el día escolar no es demasiado corto. Es el día laboral el que es demasiado largo.
A su entender, los niños no deberían tener que soportar "la carga de las ambiciones capitalistas", permaneciendo en la escuela por más horas.
Un problema a nivel mundial
Las dificultades que sufren los padres estadounidenses les son familiares a muchos progenitores en todo el mundo.
En Reino Unido el calendario escolar es similar al de EE.UU.: los estudiantes asisten a la escuela durante 190 días al año y la jornada empieza a las 9:00 y termina a las 15:00. Allí tampoco se suelen ofrecer programas fuera del horario escolar.
En Alemania, los estudiantes asisten a la escuela por un período aún más breve, de cinco horas por día. Comienza alrededor de las 8:00 y acaban alrededor de las 13:00.
En cambio, los estudiantes franceses tienen un día que refleja más de cerca la jornada laboral francesa. Están en la escuela aproximadamente de 8:30 a 16:30 (tienen dos descansos y un período de almuerzo que dura al menos una hora y media).
Pero solo asisten a la escuela durante 162 días al año.
Tanto en Alemania como en Francia, hay subsidios nacionales que ayudan a pagar el cuidado de niños antes o después de que vayan a la escuela.
En general, las naciones europeas también ofrecen sustancialmente más tiempo de vacaciones que EE.UU.
De acuerdo a datos de la Unesco, en Latinoamérica los estudiantes tienen un promedio de 200 días de clases al año, excepto Argentina y Paraguay, donde asisten a la escuela durante 183 días.
La experiencia contrasta fuertemente con la de algunos países asiáticos, donde los estudiantes pasan mucho más tiempo en la escuela.
En China los niños arrancan su año escolar en septiembre y terminan a mediados de julio, sumando la friolera de 245 días escolares al año.
Además, sus jornadas escolares son largas: de 7:30 a 17:00, aunque tienen un largo receso de dos horas en el medio, para almorzar.
Los padres también trabajan largos días y el cuidado de los niños después de la escuela históricamente recayó en los abuelos.
En estos días, es cada vez más común que los padres paguen costosas tutorías después de la escuela para darles a sus hijos una ventaja académica sobre sus compañeros.
La correlación entre la duración de la jornada escolar y la productividad de los estudiantes es tenue.
China superó a EE.UU. y a los países europeos en una evaluación internacional de ciencia, matemáticas y lectura, pero no por mucho.
Kara Voght es una periodista de Mother Jones basada en Washington DC. Ha escrito sobre esta temática para The Atlantic, Nieman Storyboard y Politico.