¿Tiendes a ver lo mejor de las personas o asumes que otros te la tienen jurada? ¿Y eres siempre honesto o prefieres prender el encanto?
Tus respuestas a estas preguntas determinan en parte qué tan "santo" eres, según un grupo de psicólogos que ha desarrollado una nueva forma de ver los rasgos de personalidad beneficiosos.
Para calificar, ayuda si ves a los humanos, y a la humanidad en general, como algo fundamentalmente bueno, y los tratas de esa manera también.
Tríada oscura vs. tríada luminosa
Hace dos décadas, los psicólogos crearon la ya infame "tríada oscura" de la personalidad para comprender por qué algunas personas no lo piensan dos veces antes de hacer trampa en una prueba o tomarla con alguien más débil.
Desde entonces, los investigadores se han apoderado de esta tríada ?narcisismo, maquiavelismo y psicopatía? para investigar cómo se relacionan con una variedad de cosas, como el éxito en el lugar de trabajo, los problemas en una relación de pareja e incluso los siete pecados capitales.
Es exactamente por eso que Scott Barry Kaufman, psicólogo de la Universidad de Columbia (EE.UU.) decidió que era hora de reequilibrar la investigación en favor del lado positivo de nuestra vida interior.
"Realmente me frustró que la gente estuviera tan fascinada con el lado oscuro y, sin embargo, el lado luminoso de la personalidad estaba desatentido", dice.
Los tres rasgos de una personalidad luminosa
Al igual que su contraparte oscura, la "tríada luminosa" que investigan Kaufman y sus colegas comprende tres rasgos de personalidad que, juntos, dibujan el carácter general de alguien.
Cada uno de los rasgos resalta un aspecto diferente de cómo interactúas con los demás: desde ver lo mejor en las personas y ser capaz de perdonar rápido, hasta aplaudir los éxitos de otras personas, o sentirte incómodo manipulando a otros para que hagan lo que deseas.
El primer rasgo, el humanismo, se define como creer en la dignidad y el valor inherentes de otros humanos.
El segundo, el kantismo, recibe su nombre del filósofo Immanuel Kant, y significa tratar a las personas como fin en sí mismo, no solo como peones involuntarios en tu juego personal de ajedrez.
Finalmente, la "fe en la humanidad" consiste en creer que otros humanos son fundamentalmente buenos y no la tienen contigo.
William Fleeson, psicólogo de la Universidad de Wake Forest (EE.UU.), dice que los tres rasgos encajan bien en la investigación existente sobre lo que hace que una persona sea una buena persona. En particular, creer que otras personas son buenas parece ser clave.
"Cuanto más se cree que los demás son buenos, menos se siente la necesidad de protegerse contra ellos, menos se siente la necesidad de castigarlos cuando hacen cosas malas", explica.
Las buenas personas no solo benefician al resto del mundo con su amabilidad. Kaufman descubrió que aquellos que tienen una alta calificación en los tres rasgos rasgos dijeron sentirse más satisfechos con sus relaciones y con la vida en general, y reportaron una mayor autoestima y un mayor sentido de sí mismos.
No todo es blanco o negro
Sin embargo, más que ser todo luminoso o todo oscuro, la mayoría de las personas son una mezcla.
(Puedes realizar una prueba que te mostrará tus niveles de rasgos de personalidad luminosos y oscuros en el sitio web de Kaufman*).
Si bien es probable que una persona que obtiene una alta calificación en rasgos de personalidad luminosa tenga menos puntuación en los rasgos de la oscura, durante el estudio de Kaufman quedó claro que no están en oposición directa entre sí, apoyando la idea de que todos tenemos un poco de ambas.
Esto podría ser algo bueno. Las personas con personalidades más oscuras tienden a ser más valientes y asertivas, por ejemplo, dos rasgos que son útiles cuando se trata de hacer las cosas. Las personalidades más oscuras también se correlacionan con la creatividad y las habilidades de liderazgo.
"Creo que esta dualidad está en todos nosotros", dice Kaufman. "Abrazar el lado oscuro es algo bueno, y usarlo de una manera saludable para lograr un potencial creativo óptimo es más importante que fingir que no está ahí".
Por otro lado, si te inclinas hacia el lado luminoso, eso no significa que tu vida sea todo color de rosa.
Una faceta del kantismo, por ejemplo, es la idea de mantenerse auténtico, incluso si eso pudiera dañar tu reputación.
Alguien que vive así eventualmente se encontrará con una situación en la cual, para mantenerse fiel a sí mismo, tendrá que hacer algo con lo que otros no están de acuerdo.
"A veces la autenticidad requiere tomar una posición", dice Kaufman. "Pero no lo estás haciendo de manera que intentas manipular a alguien".
La culpabilidad
Quienes tienen personalidades más luminosas también tienden a sentirse más culpables, lo que no es necesariamente algo malo, dice Taya Cohen, de la Escuela de Negocios Tepper en la Universidad Carnegie Mellon (EE.UU.).
Hay una diferencia entre los sentimientos de culpa sanos provocados por nuestras propias acciones y las reflexiones poco saludables que se consideran más como vergüenza, explica la experta.
"Aunque el sentimiento de culpa es desagradable en general... ayuda a las personas a comportarse de una manera más apropiada".
De hecho, la investigación ha vinculado el hecho de ser propensos a sentir culpa con una variedad de comportamientos positivos en diferentes aspectos de la vida.
Por ejemplo, si accidentalmente derramas vino sobre la alfombra nueva color crema de un amigo y luego mueves una silla para esconder la mancha... ¿cómo te sentirías al respecto al día siguiente?
Aquellos que sienten que actuaron de forma patética son más propensos a la culpa. Pero esa culpa en realidad es sentir una profunda responsabilidad hacia los demás, dice Cohen, una luz de advertencia interna que nos guía para hacer lo correcto.
Rasgos maleables
Si temes que no saldrías muy bien en la tríada luminosa, confía en la idea de que nuestras personalidades son en realidad más cambiantes de lo que crees.
Aunque el trabajo realizado por Fleeson y sus colegas ha encontrado que las personas tienden a ser moralmente consistentes a corto plazo, durante un período de tiempo más largo puede haber espacio para maniobrar.
Si bien aún no hay investigaciones que demuestren que su idea funciona para todos, existen evidencias de que la personalidad es algo maleable a lo largo de nuestras vidas.
"Creo que la personalidad es solo una combinación de hábitos, estados de pensamiento, acción y sentimiento en el mundo, y que podemos cambiar estos hábitos", dice Kaufman.
La investigación también muestra que la propensión a la culpa tiende a aumentar a lo largo de nuestra vida adulta, desde los 20 a los 60 años, por lo que existe la posibilidad de que termines haciéndote más "santo" a medida que envejeces, te guste o no.
El trabajo de Kaufman sobre la tríada luminosa contiene un mensaje esperanzador sobre los humanos en general.
Más de mil personas hicieron las pruebas para descubrir su balance de rasgos de personalidad claros y oscuros, y la persona promedio se desvía sustancialmente hacia el lado luminoso.
"Esto es una especie de verificación de que, a pesar de los horrores del mundo, la gente está básicamente inclinada hacia el lado luminoso por defecto", dice.
Si la futura investigación sobre la tríada luminosa halla lo mismo, esto reforzará la idea de que, a pesar de todos nuestros defectos, la gente es básicamente buena.