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La "sabia" Gudrid Thorbjarnardóttir, la matriarca de los vikingos que colonizaron América

La "sabia" Gudrid Thorbjarnardóttir, la matriarca de los vikingos que colonizaron América
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Las antiguas sagas nórdicas alaban las hazañas de Erik el Rojo y Leif Eriksson, pero su verdadero héroe es una mujer, una gran exploradora vikinga.

El estereotipo de dibujos animados de la época vikinga es decididamente masculino: hombres rubios barbudos en barcos que asaltan las costas de Europa occidental, descubriendo y colonizando nuevas tierras.

Sin embargo, desde las valquirias de la mitología nórdica hasta las primeras ministras y presidentas, y desde las legendarias doncellas hasta otros pioneros de la política de género socialmente progresista, el mundo nórdico tiene una larga historia de mujeres extraordinarias.

Nadie personifica mejor esta herencia que Gudrid Thorbjarnardóttir, una exploradora nórdica conocida como la 'viajera lejana', nacida en la península de Snæfellsnes en Islandia a finales del siglo X.

Lo que sabemos de su vida se deriva de dos leyendas nórdicas antiguas, "La saga de Erik el Rojo" y "La saga de los Groenlandeses". Juntas se conocen como las "Sagas de Vinland", porque describen viajes hacia las periferias de América del Norte alrededor del año 1.000.

Los nórdicos llamaron a estas tierras Vinland, aparentemente por las uvas silvestres que crecían allí.

Las sagas se registraron por primera vez en la Islandia del siglo XIII, más de dos siglos después de que ocurrieran los eventos que describen, y sus relatos se transmitieron a lo largo de los años en forma oral, recontados y remodelados a medida que pasaban de generación en generación.

Contienen elementos que esperaríamos de películas fantásticas (dragones, trolls, zombis), pero son nuestras principales fuentes textuales para las actividades nórdicas en los márgenes del lejano oeste del mundo medieval.

Fue gracias a las sagas que los arqueólogos comenzaron a buscar evidencia material de estos viajes, por ejemplo, en L'Anse aux Meadows en la punta de Terranova, en Canadá, donde se descubrieron los restos de varios edificios nórdicos en la década de 1960.

L'Anse aux Meadows
L'Anse aux Meadows

Invierno mortal

Gudrid se describe en "La saga de los groenlandeses" como "una mujer de apariencia sorprendente y sabia".

En ambos textos, su dramática historia comienza cuando ella y su padre navegan hacia el oeste desde Islandia para unirse a la nueva colonia de Erik el Rojo en Groenlandia.

Ese viaje por mar fue notoriamente peligroso y, según "La saga de los Groenlandeses", Gudrid, su esposo y varios más naufragaron, luego fueron rescatados por Leif el Afortunado, hijo de Erik el Rojo.

La enfermedad afligió a la colonia ese invierno, y el marido de Gudrid murió.

"La saga de Erik el Rojo" no habla de naufragios ni de marido. En ella, en cambio, cuando Gudrid llegó, Groenlandia estaba en medio de una hambruna.

Aunque era cristiana, participó en un ritual pagano, ayudando a una vidente llamada Thorbjorg a cantar canciones para encantar a los espíritus y acabar con la hambruna.

Ambas sagas nos dicen que Gudrid se casó con Thorstein, hijo de Erik el Rojo y hermano menor de Leif Erikson, luego pasó un invierno oscuro y aterrador en la granja de un agricultor pagano, que fue azotada por una plaga mortal.

La historia cita fuerzas sobrenaturales: en un momento, la esposa del granjero miró hacia el patio y vio las figuras de los que habían muerto, esperándola amenazadoramente, y entre ellos se vio a sí misma y al esposo de Gudrid, Thorstein Eriksson. Por la mañana estaba muerta.

Thorstein murió unas horas después, pero Gudrid sobrevivió el mortal invierno.

Su saga

El siguiente marido de Gudrid fue un islandés, Thorstein Karlsefni, con quien viajó a Vinland; de hecho, "La saga de los Groenlandeses" nos dice que Gudrid instó a Karlsefni a emprender el viaje.

Una vez en Vinland, Gudrid dio a luz a un hijo, Snorri, el primer bebé nacido de un europeo en el continente norteamericano, si la historia es cierta.

Gudrid es el verdadero héroe de las sagas de Vinland, un personaje tan importante en "La saga de Erik el Rojo" que se ha sugerido que sería más acertado que la historia se llamara "La saga de Gudrid".

En su vejez, continuó sus viajes, emprendiendo una peregrinación a Roma.

Se convirtió en una matriarca formidable, antecesora de muchos islandeses ilustres: es su línea familiar la que figura al final de "La saga de los groenlandeses", no la de Erik el Rojo.

Como le dijo la vidente pagana en "La saga de Erik el Rojo": "de ti descenderá una línea larga y digna, y sobre todas las ramas de esa familia brillará un rayo".

Una escultura moderna de Gudrid en su lugar de nacimiento, Laugarbrekka, en el oeste de Islandia, la representa de pie en un barco, con una mano apoyada en la cabeza cuadrada y dentuda del dragón que forma la proa.

Sobre su hombro balancea a su pequeño hijo Snorri, su rostro levantado hacia arriba, el brazo levantado hacia el cielo. Los ojos de Gudrid, sin embargo, están fijos al frente, en el largo camino marítimo que tiene ante ella.

Es cierto que las sagas no son simples registros históricos.

Pero son nuestra principal fuente de información sobre las personas notables que emprendieron largos y peligrosos viajes por mar, construyeron nuevas vidas lejos de casa y descubrieron nuevas tierras, y Gudrid fue quizás la más extraordinaria de todas.

 

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