Las tasas de obesidad infantil están aumentando en muchas partes del mundo, pero no en Ámsterdam.
En la capital de los Países Bajos, el gobierno puso en marcha un programa de salud que ya ha logrado un descenso del 12% de la obesidad y sobrepeso en menores de edad.
"¡Vamos!", grita el instructor, mientras Tyrell van der Wees se esfuerza para hacer una sentadilla, luego da un salto y corre hacia un extremo del gimnasio y hace lo mismo de regreso.
El niño de 9 años respira rápido y su corazón trabaja duro. Está sonriente, esforzándose y divirtiéndose.
En la parte posterior del gimnasio, su madre Janice, está sentada con otros padres mirando la sesión de ejercicios.
"Está muy feliz. Está haciendo algo para mejorar su salud. Conoce las consecuencias y está tratando de hacer algo al respecto", dice.
Hace un año, la escuela de Tyrell le dijo a Janice que el niño tenía sobrepeso.
Los niños de Ámsterdam son monitoreados regularmente sobre su peso y se les realizan pruebas de agilidad y equilibrio.
Tyrell fue enviado con una enfermera de salud infantil, Kristel de Lijster.
Ella le ofreció a él y a su familia un paquete de ayuda que incluía asesoramiento dietético, una clase de gimnasia y la visita de un voluntario a su domicilio, todo gratis.
En un centro de salud en el sureste de Ámsterdam, Kristel de Lijster explica cómo ayuda a familias como la de Tyrell.
"Lo más importante es no tener una comunicación estándar, porque todo el mundo sabe que consumir azúcar y comida rápida no es saludable", dice.
"Lo que realmente debes hacer es comunicar el mensaje en el nivel que el padre y el niño entienden. Entonces, cuando el niño tiene sobrepeso, es más importante que te diga lo que piensa de qué está mal", explica.
"Realmente funciona"
En el caso de Tyrell, su madre Janice cree que su hijo estaba comiendo bocadillos poco saludables y jugando videojuegos después de la escuela, antes de que ella volviera a casa del trabajo.
En el apartamento donde vive Tyrell, lo visita Daniphra Millerson.
Ella es la "compañera" de Tyrell, parte de una red de voluntarios que ayuda a las familias a tener estilos de vida más saludables.
Hace visitas semanales. También lleva a Tyrell al supermercado para buscar opciones de alimentos más saludables y le propone algunas actividades después de la escuela.
Ahora el niño juega tenis, va a clase de gimnasia y es mucho más activo.
"Está funcionando. Realmente funciona", dice Janice, quien está encantada con la variedad de opciones de ayuda disponibles para su hijo.
"Estoy muy contenta de que todo el apoyo de la ciudad esté ahí para que podamos usarlo. Ojalá hubiera sabido de esto antes", afirma.
Comunidades de inmigrantes
El problema de la obesidad infantil en Ámsterdam se concentra en las zonas más pobres de la ciudad, entre las comunidades de inmigrantes del norte de África, Turquía y Surinam.
Es aquí donde el programa de peso saludable de la ciudad enfoca sus recursos y es aquí donde la baja de la obesidad ha sido mayor.
Entre 2012 y 2015, el porcentaje de niños con sobrepeso disminuyó de 21% a 18,5%, lo cual contribuyó a la reducción de 12% registrado en toda la ciudad.
Las autoridades de la ciudad son cautelosas sobre los números, pero la tendencia es alentadora.
En un centro comunitario en el norte de Ámsterdam, las mujeres están cortando vegetales y cocinando sopa de pollo. La mayoría son de Marruecos, Siria o África Occidental.
Un nutricionista está con ellos dando consejos sobre cómo cocinar más saludable.
"La obesidad es un problema en Ámsterdam, por lo que es urgente trabajar en esto", dice Fatima Ouahou, una coordinadora de la comunidad.
"Las mujeres son las que compran y cocinan la comida, por lo que queremos que ellas sean el ejemplo y difundan el mensaje sobre la alimentación saludable", indica.
El presupuesto del programa de peso saludable de Ámsterdam es de poco más de US$7 millones por año.
En lugar de contratar nuevo personal, trabaja con los profesionales que ya tiene, maestros, enfermeras, trabajadores sociales y líderes comunitarios, para transmitir un mensaje de estilo de vida saludable.
Karen den Hertog, subdirectora del programa, dice que han logrado construir todo un sistema integral de aproximación al problema.
"En la vida cotidiana de los niños y sus padres, logramos transmitir un mensaje saludable y ayudamos a las personas a tener un estilo de vida más saludable", dice.
"Una vez que decidimos cuál era el mensaje, nos sorprendió el entusiasmo de todos nuestros socios: trabajadores juveniles, escuelas, maestros, médicos y enfermeras. Todos están usando el mismo mensaje", explica.
Consenso
Gran parte del presupuesto se destina a apoyar a las escuelas primarias "Jump-In", las cuales solo permiten que frutas, agua y alimentos saludables ingresen al centro y fomentan el ejercicio.
Fue aquí donde se enfrentaron a algunos obstáculos de los padres.
Sin embargo, las quejas pronto se desvanecieron, dice Pascal Reit, director de la escuela Pro Rege.
"Hubo algunas protestas de algunos padres que piensan que no deberíamos decirles cómo criar a sus hijos. Ahora todos lo aceptan. Ya no hay ningún problema", dice.
Para mantener su mensaje de bienestar de manera consistente, la ciudad ha prohibido a las compañías de comida chatarra anunciarse en el metro o patrocinar eventos deportivos.
Las autoridades también trabajan con tiendas y supermercados para promocionar la venta de alimentos frescos.
Todos los partidos políticos respaldan el programa y este consenso ha ayudado a que se adopte un enfoque a largo plazo hacia el estilo de vida más saludable.