La escuela que quiere obligar a sus alumnos a estar todo el tiempo conectados
Una escuela privada y católica en París, Francia, anunció este mes de julio que sus alumnos tendrán que llevar en todo momento un dispositivo de seguimiento electrónico para asegurarse de que asisten a las clases.
Cerca de 3.300 personas firmaron una petición en internet en contra del plan, que prevé empezar en septiembre el liceo Rocroy Saint-Vincent de Paul.
"Los alumnos recibirán al comenzar el curso un llavero conectado (a Bluetooth) que deberán llevar permanentemente con ellos", informó la escuela en un comunicado.
"Será de ayuda para garantizar la presencia de cada uno de ellos en las aulas, las instalaciones deportivas, la biblioteca y durante sus salidas escolares, y también en los simulacros de emergencia".
"La pérdida u olvido de esta 'insignia' implica una sanción de US$12".
Pero la medida es controversial.
Pasar lista "en segundos"
Los llaveros, desarrollados por la startup francesa NewSchool, estarán conectados a una aplicación móvil.
En su sitio web, la compañía lo describe como una herramienta que permite a los profesores pasar lista "en segundos", conectándose directamente a la app gracias a Bluetooth.
La startup fue creada en 2016 por un joven de 17 años, Philippine Dolbeau.
El canal de noticias francés BFMTV dice que los dispositivos permitirán a los profesores comprobar rápidamente si todos los alumnos están presentes, en lugar de hacer un registro oral en cada clase, lo cual consume más tiempo.
La escuela dice en su página web que busca su "modernización" y" ganar seguridad, simplicidad y eficacia", además de "avisar rápidamente a los padres en caso de ausencia".
La dirección asegura que los llaveros serán usados "sin geolocalización y con alta protección de datos" y que "las informaciones personales serán protegidas y cifradas".
De acuerdo con medios locales, la nueva normativa se introdujo sin consultar previamente a los padres o tutores de los alumnos.
Las protestas
Una alumna del centro llamada Luisa hizo un llamamiento en Twitter para protestar por la medida, expresando que duda que sea legal.
"Es una forma de seguimiento de la presencia de un estudiante. En un instituto con pocos alumnos no veo por qué es necesario un dispositivo así. Legalmente y éticamente está en una zona gris", agregó la adolescente en la red social.
Su tuit fue compartido más de 2.600 veces y tiene cerca de 250 comentarios.
En la petición online ?creada por un usuario que responde al nombre de Henri L. y dirigida al director de la escuela? se lee que el sistema que quiere imponer la institución es "sencillamente inaceptable" y que "los alumnos no son objetos que deban pertenecer al liceo".
"Aunque la escuela el año pasado tuvo dificultades a la hora de comunicar la presencia o ausencia de alumnos, no es normal que las consecuencias se paguen con los estudiantes en lugar de sobre el centro, el cual no se cuestiona ni busca rehabilitar un sistema que se ha vuelto inadecuado", añade.
"Es nuestro deber indignarnos contra esta decisión".
Por ahora, la petición ?que fue lanzada el 20 de julio? ha sido cerrada y no se aceptan más firmas. Lograron alcanzar 3.296 de 5.000.
En el sitio web de la escuela continúa publicado el aviso en el que se anunció la medida.
Escuelas sin smartphones
El plan del liceo Rocroy Saint-Vincent de Paul lleva un paso más allá la campaña del gobierno francés para mejorar la concentración en las aulas y ayudar a prevenir el ciberacoso y la pornografía infantil.
El presidente Emmanuel Macron prometió durante su campaña electoral que prohibiría los smartphones en las guarderías y en las escuelas primarias y secundarias.
La medida fue aprobada en junio, con la votación a favor del Parlamento, y se implementará en septiembre, al inicio del nuevo curso escolar.
Francia es el primer país del mundo en prohibir los teléfonos inteligentes en colegios con estudiantes menores de 15 años.
Según el gobierno francés, más de 90% de los adolescentes entre 12 y 17 años tienen un teléfono móvil.
La nueva ley busca impulsar la "desintoxicación" de los jóvenes y frenar la adicción a las pantallas. El ministro de Educación Jean-Michel Blanquer dijo que se trata de "una ley para el siglo XXI, para hacer frente a la revolución digital".
"Ser abierto a las tecnologías del futuro no significa que tengamos que aceptar todos sus usos", declaró.
Sin embargo, quienes critican la medida dicen que será difícil hacerla cumplir y que se trata de un ardid publicitario.