Nueve años después de comenzar el tratamiento, Morven-May MacCallum reconoce que su vida sigue "completamente dominada" por la enfermedad de Lyme.
MacCallum, de 26 años, padece la enfermedad desde los 14. Vive en Escocia, donde cada año 200 personas son diagnosticadas y el número real de casos se estima mucho mayor.
La máxima autoridad médica en Escocia, Catherine Calderwood, ha recomendado a las juntas del sistema de sanidad pública del país (NHS) extremar la vigilancia sobre esta enfermedad, transmitida a través de picaduras de garrapatas.
El llamamiento se produce después del aumento de casos de esta debilitante enfermedad.
Calderwood pidió estar alerta ante pacientes que hayan visitado zonas de incidencia de estos insectos.
Según Calderwood, el bajo riesgo de contagio y la ambivalencia de los síntomas (similares a la gripe común) dificultan su diagnóstico.
Existe una erupción característica, en forma de diana. Pero no todos los pacientes la sufren y esto perjudica la detección.
Las guías médicas indican que para la mayoría de pacientes el tratamiento más efectivo es la aplicación de antibióticos, aunque muchos de los contagiados dicen sufrir una versión crónica de la enfermedad que persiste con síntomas más severos.
Sobre esa condición no hay consenso dentro de la comunidad médica.
"Estaba muy metida en el ciclismo de montaña y la equitación", comentó MacCallum al programa Under The Skin de la BBC.
"Entrenaba para escalar la montaña Morven. Era una de esas fastidiosas personas que nunca paran, siempre corriendo de un lado a otro".
Todo cambió cuando sintió que lo síntomas de su gripe se volvían más graves.
"Me quedaba dormida en el autobús escolar, luego llegaba a casa y colapsaba en el sofá. Literalmente, me levantaba, iba a la escuela y me sentía absolutamente exhausta cada día. A los 16, abandoné la escuela. Estaba tan débil que físicamente no podía caminar", reconoció MacCallum.
Sus doctores atribuyeron los síntomas a una fatiga crónica hasta que un vecino que había padecido la afección le dijo a la madre de MacCallum que considerara la enfermedad de Lyme como posibilidad.
"Entonces mi madre investigó y presentó su teoría a los doctores, pero nuevamente descartaron la enfermedad porque la analítica daba negativa", siguió MacCallum.
Más tarde, una experta en una clínica privada en Inglaterra confirmó el diagnóstico.
"Lo hizo después de investigar mi historial y enviar nuevos análisis a Estados Unidos y Alemania. Las muestras regresaron con la enfermedad de Lyme confirmada".
Ya hace nueve años de ese día, pero la dolencia sigue "dominando completamente" su vida.
"No hay un solo segundo en que no sienta que no me controla, que no monopoliza mi cuerpo", continúa MacCallum.
Enfermedad de Lyme
El NHS recomienda cubrir la piel al máximo si se visitan zonas donde se conocen contagios y, en caso de picadura, remover con cuidado la garrapata y lavar la herida con antiséptico y jabón.
También indica visitar al médico inmediatamente si, tras estar en zonas de riesgo o sufrir alguna mordedura, se experimenta fiebre, temblores, náuseas y dolores musculares y de cabeza.
La enfermedad fue registrada por primera vez en 1970 en Estados Unidos.
En Reino Unido están aumentando los casos y la zona norte del país ha sido identificada como lugar de alto riesgo de infecciones.
El doctor James Douglas, de Lochaber, Escocia, atiende pacientes con regularidad.
En entrevista con la BBC indicó que si la bacteria penetraba con más profundidad en el cuerpo podría causar un padecimiento mayor.
"Puede afectar el sistema nervioso y consecuentemente provocar parálisis", afirmó.
"Una vez afecta las articulaciones, los antibióticos pueden eliminar la bacteria, pero un porcentaje de personas queda con secuelas y debilidad durante un tiempo considerable", siguió Douglas.
La doctora Lucy Gilbert, de la Universidad de Glasgow, es una experta en garrapatas y enfermedad de Lyme.
Cuando fue picada, su doctor no aceptó la posibilidad de que hubiese contraído la enfermedad.
"Fue muy frustrante porque estaba convencida de que la tenía. Me había encontrado una garrapata encima, sabía que era la especie en cuestión y venía de la zona donde supe que otras personas habían padecido la enfermedad. Tuve la garrapata sobre mi cuerpo al menos 24 horas. También sufrí la erupción, que se supone definitiva para el diagnóstico", dijo Gilbert.
Después, otro doctor le recetó antibióticos intravenosos y se recuperó por completo.
La mayoría de los doctores afirman que no se ha encontrado suficiente evidencia sobre una enfermedad de Lyme crónica o de larga duración.
El doctor Douglas admitió que existen "incertidumbres científicas" sobre cómo las personas responden de manera distinta a la dolencia,
Y concluyó: "Creo que aunque la bacteria ya no habite el cuerpo, el sistema inmunológico continúa activo. Así que los síntomas vienen de esa actividad, del cuerpo luchando contra sí mismo".