Para la "crème de la crème" intelectual de Francia, la Escuela Nacional de Administración (Ecole Nationale d'Administration, ENA) está por encima de todas las preferencias.
La escuela es famosa por seleccionar -y entrenar- líderes en distintos campos, entre los que se cuentan los expresidentes de Francia François Hollande y Jacques Chirac, el CEO de Orange (la empresa de telefonía móvil más grande del país), Stéphane Richard, y mandatarios de otros países.
Y en su lucha por hacer parte de estas prestigiosas aulas, muchos se esmeran para pasar el riguroso examen de admisión, e incluso lo repiten varias veces.
Pero lo cierto es que el egresado más poderoso de la ENA, ubicada en la región de Estrasburgo, ha comenzado a expresarse públicamente en su contra.
Decidido a calmar las protestas de los llamados gilets jaunes (chalecos amarillos), el actual presidente de Francia, Emmanuel Macron, va a proponer abolir la ENA, según un texto que fue filtrado por los medios franceses.
"Si queremos construir una sociedad con igualdad de oportunidades y excelencia a nivel nacional, debemos restablecer las reglas de reclutamiento, carreras y acceso a los escalones más altos de la administración pública", se lee en el texto.
"Es por esto que debemos cambiar el sistema de entrenamiento, selección y desarrollo profesional con la supresión de la ENA y otras instituciones similares", continúa el escrito.
La oficina del mandatario declinó hacer comentarios sobre el texto filtrado.
Los medios franceses señalaron que la frase hacía parte de un discurso dirigido al país después de dos meses turbulentos por las movilizaciones de los chalecos amarillos.
Pero este fue suspendido debido al incendio en la catedral de Notre Drame.
¿Qué es la ENA?
La Escuela Nacional de Administración fue fundada en 1945 por el entonces presidente de Francia, Charles de Gaulle, inmediatamente después de la II Guerra Mundial.
Fue creada "con el ánimo de reconstruir a Francia y renovar el Estado", le dijo a la BBC Irene Bellier, del Centro Nacional para la Investigación Científica.
"La idea era generar un grupo de gente capaz de actuar en la política con base en el interés público", señaló.
Antes de la fundación de la ENA, cada ministerio tenía su propio proceso y estándares de selección, lo que solo servía para facilitar la existencia de círculos cerrados que favorecían en esos cargos a la clase alta.
La ilusión era atraer "más gente desde las provincias, menos parisinos, menos burgueses, una socialdemocratización", explicó el profesor Jean Michel Eymeri-Douzans, un académico que lleva años estudiando la ENA.
Pero mientras fue diseñada como un ejemplo de meritocracia, varias investigaciones indican que los padres de los estudiantes de la ENA o son funcionarios públicos o directores ejecutivos de grandes empresas.
Pocos de sus estudiantes tienen su origen en la clase trabajadora.
"Es la escuela de la élite", anotó Eymeri-Douzans.
¿Quienes van a esta escuela?
La mayoría de los estudiantes de la ENA están en la mitad de sus 20 años y son graduados de otras universidades de prestigio de Francia.
Algunos estudiantes ingresan con posgrados, mientras que otros llegan como funcionarios de la administración pública u otras profesiones.
De acuerdo a los expertos consultados por BBC, menos de un tercio de las personas aceptadas son mujeres.
"Muchos ministros, presidentes, primeros ministros de Francia se han graduado en la ENA. La mayoría de los CEO de las principales empresas francesas son egresados de este instituto, aunque no haya sido creado con esa intención", explicó Eymeri-Douzans.
Sin embargo, el académico insistió en que la riqueza no es lo que define la entrada a la ENA.
"El problema es cultural. Es un pequeño mundo de familias burguesas. Si estás lleno de dinero, pero sin cultura ni educación, no estarás ahí", agregó.
¿Cómo se accede?
Los aspirantes tienen que pasar exámenes de ingreso que son famosos por su dificultad.
Cientos de personas se inscriben cada año, pero solo alrededor del 10% entra en el corte final, según Eymeri-Douzans.
El sistema de admisiones dividido en tres partes incluye componentes escritos y orales que evalúan a los candidatos sobre su conocimiento de temas como la economía, el derecho y las relaciones internacionales.
El más temido de los exámenes es el "gran discurso oral", un examen ante un jurado en el que se les pide a los candidatos que hablen sobre un tema en particular, que puede ser cualquier cosa, desde tecnología o política hasta un género cinematográfico.
"Ese es uno de los momentos más intensos de este proceso. Tienen que adquirir mucho conocimiento", dijo Bellier.
"Necesitas mostrarte. Es una especie de actuación, pero ellos no son actores. La tensión que se vive allí es muy alta".
Muchos de los aspirantes suele entrenar durante años para los exámenes.
¿Y qué pasa después?
Aquellas personas que superan el examen de admisión pasan el tiempo entre clases y prácticas.
Al final del curso, se les entrega una especie de listado en el que se indica a qué trabajos pueden postular.
Los mejores estudiantes por lo general acceden a los puestos públicos de mayor prestigio, como el Consejo de Estado francés o la Corte de Auditores.
Este método tiene sus críticos, que dicen que la ENA es una institución arcaica que mantiene a la gente común fuera del poder, mientras que otros la defienden señalando que este riguroso sistema de entrenamiento ubica a las personas más calificadas en las posiciones adecuadas del sistema público.
Por ahora, su destino descansa en las manos de uno de sus exalumnos.