La "cámara de gas secreta" en la que los nazis asesinaron a judíos de Ámsterdam
La "solución final" de Hitler tuvo su laboratorio en los Países Bajos.
Eso cree la historiadora Wally de Lang, quien publica este mes un libro que revela que más de 100 holandeses fueron enviados a la muerte en una cámara de gas secreta nazi en 1941, un año antes de que comenzaran las deportaciones masivas de judíos a los campos de exterminio.
Los hombres fueron apresados en Ámsterdam en febrero de 1941 y enviados al campo de concentración de Mauthausen en Austria, en lo que se considera una de las primeras incursiones nazis contra judíos en Europa occidental.
De Lang asegura que 108 de ellos fueron asesinados en el cercano castillo de Hartheim, aunque los nazis informaron que habían muerto de "causas naturales".
Alemania invadió los Países Bajos en mayo de 1940 y durante los siguientes cinco años más de las tres cuartas partes de la población judía fue asesinada.
Las deportaciones al campo de exterminio de Auschwitz comenzaron en julio de 1942.
Pero un año antes, entre el 22 y 23 de febrero de 1941, cientos de judíos fueron detenidos en venganza por el asesinato de un colaborador nazi holandés durante un enfrentamiento.
Las imágenes de esa redada inicial son ampliamente conocidas, pero no lo que sucedió con los cientos de comerciantes, vendedores, sastres y otros residentes de Ámsterdam que fueron arrestados.
De Lang detalla en su investigación quiénes eran los hombres y qué les sucedió después de que los llevaron a Camp Schoorl, un campo de prisioneros en las dunas holandesas: 388 fueron enviados al campo de concentración nazi de Buchenwald, en Alemania.
"Siempre pensamos que el primer tren de deportación partió en julio de 1942, [pero] estos hombres fueron deportados el 27 de febrero de 1941, así que eso es mucho antes", dijo a la BBC.
La matanza de Hartheim
Decenas de personas murieron en cuestión de semanas en las canteras de Buchenwald y luego, el 22 de mayo de 1941, las 340 restantes fueron enviadas al sur, al campo de concentración de Mauthausen, a 35 km del castillo de Hartheim.
En 1940, el castillo se había convertido en un campo de exterminio, donde 30.000 personas con discapacidades físicas y enfermedades mentales fueron asesinadas hasta que una protesta pública detuvo la campaña.
A partir de 1941, se utilizó para asesinar a 12.000 prisioneros en el marco del programa "Acción 14f13", una campaña nazi para asesinar a los prisioneros de los campos de concentración que ya no podían trabajar.
Allí también fueron asesinados prisioneros españoles y polacos.
De Lang cuenta que había dos formas en la que los nazis usaban el gas allí: "Durante el viaje en autobús, a medio camino del castillo y luego, en Hartheim, donde había una especie de lugar en el que nadie podía ver lo que estaba pasando".
"Laboratorio para los nazis"
Un hecho desconocido hasta ahora era que muchos de los prisioneros holandeses murieron en la cámara de gas de Hartheim.
A las familias se les dieron falsas causas de muerte y se asumió ampliamente que los hombres habían muerto por envenenamiento por plomo en las minas.
De Lang dice que fueron enviados a Hartheim y asesinados e incinerados entre el 11 y el 14 de agosto.
La investigadora descubrió en los archivos alemanes que del 1 al 6 de septiembre de 1941 se enumeraban alfabéticamente hasta 30 prisioneros que habían muerto cada día.
En ese momento, todas las muertes debían registrarse y la historiadora está convencida de que fueron asesinados a su llegada semanas antes.
"Fue una especie de laboratorio [para los nazis] para mejorar su conocimiento de todo lo que vimos en una escala mucho mayor en Auschwitz", afirma.
No fue hasta enero de 1942 que Hitler y otros líderes nazis propusieron la llamada "solución final", su plan de exterminio de la población judía en Europa durante la II Guerra Mundial.
Como parte de la investigación, De Lang ha identificado también a varias personas fotografiadas durante las detenciones nazis en Ámsterdam, lo que ha llevado a muchos familiares de las víctimas a conocer más sobre sus antepasados.
John Spel, nieto de uno de los apresados, Aron Smeer, dijo que durante años lo único que tenía de su pariente era un nombre y ahora también tenía un rostro.
"Te deja sin palabras", dijo a la emisora pública NOS.