La policía de Brasil confirmó este viernes que los restos de un cuerpo hallado corresponden al periodista británico Dom Phillips, quien fue asesinado junto al indigenista brasileño Bruno Pereira en la Amazonía.
La identificación se basó en registros dentales, según la policía.
Se cree que un segundo cuerpo hallado podría ser el de Pereira, pero aún está siendo examinado en la ciudad de Brasilia.
Phillips, de 57 años, y Pereira, de 41, fueron reportados como desaparecidos por primera vez el 5 de junio.
Ambos estaban en el valle de Yavarí, en el extremo oeste de Brasil.
A principios de esta semana, un sospechoso identificado como Amarildo da Costa de Oliveira confesó haber enterrado los cuerpos.
Según la policía, el sospechoso explicó en detalle cómo ambos hombres fueron asesinados, y luego condujo a los oficiales al lugar donde estaban enterrados sus cuerpos.
Luego, los restos humanos fueron desenterrados.
El hermano del sospechoso, Oseney da Costa de Oliveira, también fue arrestado en relación con los asesinatos, pero niega cualquier participación en los hechos.
"Desconsolados"
Tras la confesión del sospechoso, la familia de Dom Phillips dijo que estaban "desconsolados".
"Agradecemos a todos los que han participado en la búsqueda, especialmente a los grupos indígenas que trabajaron incansablemente para encontrar evidencia del ataque", dijeron en un comunicado el miércoles.
En otro comunicado, la esposa de Phillips, Alessandra Sampaio, dijo: "Ahora podemos llevarlos a casa y despedirnos con amor".
Sampaio agregó que la confesión marcó el comienzo de una "búsqueda de justicia".
Bruno Pereira le había estado presentando contactos al periodista, que estaba escribiendo un libro sobre la Amazonía.
También había sido su guía cuando su bote no pudo llegar a un punto cerca de la frontera con Perú.
La operación de búsqueda de Phillips y Pereira había sido criticada por organizaciones no gubernamentales y algunos familiares de los desaparecidos, quienes se quejaron de la demora en el despliegue de las fuerzas armadas.
Quiénes eran Dom Phillips y Bruno Pereira
Un prolífico periodista enamorado de Brasil y un aliado de los indígenas. Así describen a Dom Phillips y Bruno Pereira algunos de quienes los conocieron.
Dom Phillips tuvo una carrera prolífica.
A sus 57 años, había sido corresponsal de medios de renombre como The Guardian, The Washington Post y el Financial Times.
Llegó a Brasil en 2007 en busca de material para su primer libro, una mirada íntima al mundo de la música electrónica a través de sus protagonistas, los DJs.
"Se enamoró de Brasil y cuando terminó el libro, se quedó. Brasil era su lienzo en blanco, como lo había sido para muchos inmigrantes que lo antecedieron, y Dom estaba listo para comenzar a pintar una nueva vida", dice su amigo y colega Andrew Downie en un texto para la BBC.
Al momento de su desaparición, Phillips estaba escribiendo un libro sobre desarrollo sostenible.
Para eso había acudido a Pereira, un experto indigenista al que había conocido un año antes en la misma región en la que se les perdería la pista.
Pereira conocía el valle de Yavarí "como la palma de su mano", según Downie.
Había sido su área de trabajo durante años, mientras ejerció el cargo de director de la División de Pueblos Indígenas Aislados de la Fundación Nacional del Indio (FUNAI).
Sin embargo, con la llegada de Jair Bolsonaro a la presidencia del país, empezaron los recortes presupuestales a organizaciones de este tipo y Bruno abandonó la entidad.
Desde 2018 trabajaba de manera independiente en el área, ayudando a los pueblos indígenas en su lucha por la protección ambiental y de su integridad cultural.
Esto lo había convertido en objetivo de amenazas de grupos armados que operan en la zona y que podrían ser afectados por las propuestas ambientalistas de las comunidades.
Fue en ese momento que conoció a Phillips.
A ambos se les perdió la pusta cuando regresaban por el río a la capital del estado, Atalaia. Se les vio vivos por última vez en una comunidad ribereña, río arriba de Atalaia.
El peligroso valle del Yavarí
El valle de Javarí es una región remota del tamaño de Portugal que alberga a miles de indígenas de más de 20 grupos.
Es un refugio para estos grupos indígenas, que viven aislados del mundo exterior.
Los expertos dicen que el área se ha convertido en un foco de delincuencia debido a su lejanía y la falta de supervisión del gobierno.
Además de enfrentamientos con cazadores furtivos que capturan peces protegidos, también hay incursiones de mineros de oro ilegales, madereros y traficantes de drogas que trafican cocaína desde las cercanías de Perú y Colombia.
La violencia en la zona también ha aumentado a medida que las bandas de narcotraficantes luchan por el control de las vías fluviales de la zona para el contrabando de cocaína.
El valle de Yavarí es conocido por los violentos conflictos entre estos diversos grupos criminales, agentes gubernamentales y pueblos indígenas. Phillips y Pereira estaban documentando estos conflictos.