Heces de ciervo y zapatillas de plumas de palomas: extrañas recomendaciones de los médicos antiguos
¿Qué harías si pensaras que tus hijos se han convertido en "ratas y ratones"? ¿O si tuvieras la "enfermedad francesa"? ¿O que lo que te aqueja es por que has tenido problemas con las brujas?
Esos podrían haber sido los diagnósticos que habrías recibido tras visitar a uno de los dos doctores más famosos de la Inglaterra del siglo XVI: Simon Forman y Richard Napier.
Los registros de estas dos eminencias de la época suman 80.000 notas de casos separados, y abarcan desde la década de 1590 hasta la de 1630, en la que se describe como una de las mayores colecciones médicas históricas de este tipo que existen.
Historiadores de Cambridge están digitalizando algunos de sus registros de pacientes.
Las notas muestran, por ejemplo, que a los pacientes se les aconsejaba usar palomas muertas como zapatillas.
Otras recomendaciones han sido notoriamente difíciles de descifrar, por lo que al equipo de investigadores le ha tomado 10 años transcribir los contenidos.
Hasta ahora, 500 han sido digitalizados y puestos en inglés accesible y disponibles en línea.
La colección nos da una idea de lo que aquejaba no solo física sino también mentalmente a los contemporáneos de William Shakespeare, sufrimientos que iban desde los causados por estocadas con espadas "en sus partes privadas" hasta el dolor que provocaba la "melancolía".
La investigación liderada por la profesora Lauren Kassell, nos permite atisbar "el enigmático mundo de la medicina, la magia y lo oculto del siglo XVII".
Hechizos
Kassell señala que tanto los médicos como los pacientes mezclaban sin problema la medicina, la astrología, la magia y la religión para encontrar remedios.
Desde el punto de vista de los pacientes, la brujería era la razón subyacente de toda una gama de dolencias y las notas hacen referencia a varias brujas que fueron ejecutadas como resultado.
Así que la idea de que las brujas o los espíritus malignos hubieran causado una enfermedad habría sido "totalmente creíble en ese momento", dice, y había conjuros disponibles para contrarrestar las maldiciones.
En uno de los casos, los espíritus malignos se habían tomado la voluntad de un paciente y lo obligaban a ofender a la gente gritando: "Kisse myne ass" ("Bésame el culo").
Y no solo las brujas intervenían en la práctica de la curación. Kassell cuenta que Napier a menudo recibía ayuda adicional consultando a los ángeles. Esto no quiere decir que las noticias fuera buena, porque a uno de los pacientes, el angelical consejero le dio un resultado sombrío: "Morirá pronto".
¿Servían de algo?
Pero seguramente lo que importa es si ese tipo de curas funcionaba.
Para Kassell, es difícil dar una respuesta categórica.
En el contexto de la época, los doctores se esforzaban por superar los problemas con lo que tenían a la mano, señala.
¿Hacía sentir mejor a sus pacientes seguir la recomendación de usar sanguijuelas de Beaconsfield en lugar de las de Dorchester? Quizás.
"Ante una enfermedad, la gente siempre quiere hacer algo", dice la historiadora. Incluso si las "curas" parecen improbables, es difícil evaluar el beneficio de ir a buscar y encontrar ayuda, además del alivio que puede traer el solo hablar sobre los problemas.
Entre estas notas, a menudo se plantean problemas de salud mental, que aparecían bajo la etiqueta de "melancolía" o "lunáticos".
Hubo tratamientos severos, con personas atadas y restringidas, por lo que aparece también un caso de un hombre que afirmaba haber sido acusado falsamente de locura, quien temía que lo "clasificaran como lunático".
Las enfermedades venéreas también parecían ser comunes, y en muchos casos se hablaba de lo que se denominó "enfermedad francesa".
A un paciente que padecía la "viruela, con forúnculos y picazón" se le prescribió una combinación que incluía rosas, violetas, cangrejos cocidos y estiércol de venado.
Cuestión de interpretación
Para Kassell, aunque muchos de los casos puedan parecer poco probables, "incluso las cosas extrañas podrían estar enraizadas en la realidad".
Menciona como ejemplo el caso de una mujer de quien se dice que tenía "cachorros lactantes".
Kassell explica que, por un lado, eso habría sido visto como un amplio indicio de brujería. Por otro lado, había una creencia popular sobre los beneficios de usar cachorros para estimular el flujo de leche, así que quizás se trataba de una mujer que tenía problemas para amamantar.
No obstante, hay otras curas más difíciles de explicar, como la de las "pantuflas de paloma", que literalmente implicaba abrir palomas para que el paciente metiera sus pies dentro de sus cuerpos inertes.
Edificante e inquietante
Para Kassel, lo que podemos vislumbrar gracias a esta colección de registros médicos es a su vez útil e inquietante.
"En cierto modo, es horrible, pero en otro, habla de una agradable sociedad pastoral", dice.
También muestra una visión del mundo muy diferente, que vive cerca del entorno natural y está profundamente arraigada en las creencias religiosas y místicas.
No había una brecha entre lo "espiritual y lo natural", subraya Kassell, y las personas se movían entre los dos reinos sin dificultad.
Las transcripciones hechas hasta ahora son la "punta del iceberg", agrega. Hay "miles de páginas de garabatos crípticos llenos de símbolos astrales" y transcribir toda la colección tomaría otros 20 años.